La competencia entre la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico por la presidencia en el 2022 parece haber quedado definida esta semana. Aunque algunos todavía pensaban que una alianza entre estas dos fuerzas sería posible, la división de la bancada opositora en el Senado evidenció que la pelea en la primera vuelta presidencial será a voto limpio.
El martes pasado, en la elección de la Mesa Directiva del Senado, la bancada de oposición en esa corporación se dividió en la votación para segundo vicepresidente, dignidad que les corresponde a los partidos y movimientos opositores.
Mientras que por un lado el Polo, Comunes y la Lista de la Decencia (en la que están partidos como la Unión Patriótica) insistieron en el nombre del senador petrista Gustavo Bolívar para ese cargo, Alianza Verde puso sobre la mesa la postulación de Iván Name, quien fue acogido por el Senado.
El hecho marcó un antes y un después en el comportamiento de la bancada opositora en el Senado, la cual, hasta ahora, no había permitido que las diferencias entre la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico influyeran en sus decisiones.
Al margen de esto, lo cierto es que la lejanía entre estas dos convergencias será, sin duda, uno de los principales hechos políticos de la campaña presidencial que calienta motores, en la cual los movimientos de esta franja ideológica, al parecer, repetirán la historia de división en la izquierda y la centroizquierda del país.
Y una prueba de esto son las opiniones de dos de los líderes de estas fuerzas. Para la senadora por los ‘verdes’ Angélica Lozano, la existencia de estas dos convergencias es “sana” y “buena para el país”, ya que hay dos propuestas de dónde escoger. Y para Bolívar “nos exponemos a que perdamos las elecciones nuevamente”. Parecerían hablar dos idiomas diferentes.
Los protagonistas
La Coalición de la Esperanza, por un lado, está tratando de construir un proyecto programático entre el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo, el exjefe del equipo negociador de paz Humberto de la Calle, el exministro Juan Fernando Cristo, el excongresista Juan Manuel Galán y el senador Jorge Enrique Robledo.
En esta convergencia también está una parte de Alianza Verde encabezada por la senadora Lozano y la representante a la Cámara Juanita Goebertus.
En el otro lado, en el Pacto Histórico, están los senadores Alexánder López y Roy Barreras, el excandidato presidencial de izquierda Gustavo Petro y la activista Francia Márquez.
En ambas convergencias se ha hablado –hasta ahora– de realizar consultas para escoger candidatos únicos a la primera vuelta presidencial, en las elecciones legislativas de marzo de 2022.
En los dos bloques hay líderes de izquierda, de centroizquierda y de origen liberal que están construyendo proyectos alternativos para los ciudadanos.
Pero ¿por qué si estas dos convergencias ofrecen unas propuestas alternativas para solucionar el país, no se unen y aseguran el triunfo en la primera vuelta presidencial?
Hay varias maneras de responder a esta pregunta, pero la principal está en las profundas diferencias que existen entre Sergio Fajardo, de la Coalición de la Esperanza, y Gustavo Petro, del Pacto Histórico.
El origen de esta pelea política podría remontarse a las elecciones presidenciales de 2018, cuando ambos se presentaron a la primera vuelta presidencial y Petro, por 261.558 votos, según la Registraduría Nacional, pasó a la segunda vuelta, en la cual fue derrotado por el presidente Iván Duque.
Para esa segunda votación, Fajardo se inclinó por el voto en blanco, y Petro ha manifestado en varias ocasiones que si el exgobernador lo hubiera apoyado, se habría quedado con la presidencia. En otras palabras: Petro no le perdona a Fajardo que no lo haya respaldado en esa segunda vuelta.
Pero si Petro tiene razones para atacar a Fajardo, este último no se queda atrás. En una entrevista con EL TIEMPO, hace algunos meses, el exgobernador afirmó: “Con el señor Gustavo Petro no estoy dispuesto a hacer ningún tipo de alianza política”.
Y explicó: “Por una razón muy profunda y sencilla al mismo tiempo, y es que construir, en este país, no se puede hacer desde la rabia, desde la agresión. Al diferente no se lo puede atropellar. Creo que la urgencia de Colombia es ir pasando unas cuantas páginas, y pasa por el liderazgo político y aprender a hacer algo que he venido diciendo: nosotros podemos ser diferentes sin ser enemigos”.
Por ello, los colombianos ven que cada semana Fajardo y Petro se echan pullas. Y esto explica, en parte, que el senador de izquierda sea uno de los principales críticos de la alcaldesa Claudia López, quien fue fórmula vicepresidencial de Fajardo en el 2018 y ha manifestado su confianza en que el exgobernador será jefe de Estado en los próximos años.
A esto se suma la división que protagonizó esta semana la bancada opositora en el Senado entre los ‘verdes’, muchos de los cuales están inclinados hacia Fajardo y la Coalición de la Esperanza, y el resto de los partidos de izquierda, que están comprometidos con Petro y con el Pacto Histórico.
Para María Catalina Monroy, profesora de la Facultad de Estudios Internacionales, políticos y urbanos de la Universidad del Rosario, hay “diferencias ideológicas de fondo” y “si bien ambos se definen como movimientos alternativos, el Pacto Histórico representa un auténtico movimiento de izquierda, mientras que la Coalición de la Esperanza, en una movida estratégica, pretende conquistar los votos de centro, pero también algunos de izquierda”.
Opciones de la derecha
Esta división de los sectores de centroizquierda, que parece profundizarse cada día más, genera otra pregunta: ¿la derecha podrá meterse por entre el medio de estas dos convergencias y retener la presidencia en las elecciones del 2022?
En este caso también hay varios puntos para analizar. Actualmente, los sectores de derecha y centroderecha también parecen experimentar una especie de división entre ellos que podría afectarlos en la campaña que comienza.
Hasta hace unos meses, en esas orillas ideológicas se hablaba de una consulta, en los comicios legislativos de marzo del 2022, en la que estarían un candidato del Centro Democrático, otro del Partido Conservador; la jefa de ‘la U’, Dilian Francisca Toro, el exalcalde de Barranquilla Alejandro Char, el de Medellín Federico Gutiérrez, el exministro Juan Carlos Pinzón y, posiblemente, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, en caso de que renunciara al cargo y se lanzara por la presidencia.
Sin embargo, diferentes hechos políticos sucedidos en los últimos meses han variado significativamente esa ecuación. Por un lado, Pinzón fue nombrado embajador de Colombia en Estados Unidos y pocos apuestan por que renuncie al cargo para retomar su aspiración presidencial.
Marta Lucía Ramírez no solamente no renunció, sino que fue nombrada canciller y, según las normas, ya no podrá competir por la presidencia de la República debido a una inhabilidad que pesa sobre ella.
La jefa del partido de ‘la U’, Dilian Francisca Toro, está impulsando un bloque regional con los exgobernadores Eduardo Verano de la Rosa, del Atlántico; Dumek Turbay, de Bolívar; Luis Pérez Gutiérrez, de Antioquia; Óscar Campo, del Cauca; Sigifredo Salazar, de Risaralda, y Guido Echeverry, de Caldas, entre otros.
Y Federico Gutiérrez y Alejandro Char están trabajando en otro bloque de exalcaldes, en el que también está Enrique Peñalosa, de Bogotá. Hasta ahora no se sabe si estos dos grupos –el de exgobernadores y el de exmandatarios locales– se vayan de manera independiente a la primera vuelta o si terminen en la convergencia que se sigue trabajando con el Centro Democrático y el conservatismo.
Y también hay que tener en cuenta que la opinión favorable hacia el uribismo no es la mejor en las recientes encuestas de opinión, en la mayoría de las cuales los precandidatos de esta tendencia son duramente castigados por los ciudadanos, especialmente después de las protestas sociales que se dieron en el país.
Jaime Duarte, profesor del área de Gobierno de la Universidad Externado, afirmó que “la derecha está igualmente dividida”. Para el experto, se ven “intenciones de hacer una consulta entre el Centro Democrático y el Partido Conservador, pero hay disidentes del conservatismo”, de Cambio Radical, de los exalcaldes y de los exgobernadores, “y esto muestra que no necesariamente irían unidos buscando un candidato único”.
“Creo que la derecha va a llegar a la primera vuelta por lo menos con dos o tres candidatos, y lo mismo les va a pasar a los alternativos”, afirmó el académico.
Así las cosas, todo parece indicar que la campaña presidencial de 2022 ha ido evolucionando en los últimos meses y, aparentemente, las protestas sociales y otros hechos políticos han cambiado varias expectativas que se tenían hasta hace poco tiempo. Pero lo cierto es que en los próximos meses estos sectores deben comenzar a tomar decisiones concretas, con las cuales llegar a la contienda del 2022.
JUAN FRANCISCO VALBUENA
Redacción Política