Uno entiende el valor sentimental y, desde luego, el valor político e intelectual que tiene la resurrección del Movimiento de Salvación Nacional de Álvaro Gómez. Pero usted, personalmente, ¿por qué está metido en esta aventura?
Porque es una oportunidad de entregarles a mis hijos un país mejor. Siento que mi generación le ha fallado al país, y llega un momento de la vida donde hay que dar, me toca a mí entregarlo todo para hacer un mejor país.
¿No habría sido más fácil entrar a competir vía Partido Conservador?
Lo conservador ha dejado de ser representado por el Partido Conservador hace más de dos décadas. Les da vergüenza lo conservador. Desde hace 23 años, no hay un candidato conservador en las presidenciales. ¿Cómo puede ser eso?
¿A usted sí no le da vergüenza ser conservador?
De ninguna manera. Es mi origen, y desde lo conservador ofrecemos el Acuerdo sobre lo Fundamental a todos los partidos e ideologías. Es un acuerdo con los ciudadanos. Una gran mayoría de los conservadores añora una agenda sincera, concreta, moderna como solución al país. A la sombra de Uribe se lograron grandes alianzas para salvar el país en 2002, pero la hora de Uribe ha pasado y es necesario que lo conservador tenga espacio político real y sincero. Por eso, Salvación Nacional debe ocupar el escenario.
Que usted no sea de centro, queda claro. Pero esa palabra, ‘centro’, está de moda. Aparece en la coalición que se llama Centro Esperanza, que es de centroizquierda, y en el partido político de Uribe, que se llama Centro Democrático, que es de derecha. ¿Cómo puede la palabra ‘centro’ representar pensamientos tan distintos?
El centro no es el lugar para Salvación Nacional. Es el lugar geográfico del acomodo, de reciclaje de políticos caducos y de poca convicción ideológica. Ese centro parte de la premisa de que la vaguedad doctrinal e ideológica es útil a la hora de hacer alianzas y cálculos. Colombia no está ya para más cálculos ni para más alianzas de pequeña política. Colombia está para recibir una visión grande. Primero, una visión alternativa a la que maneja el “señor de las bolsas”.
¿El “señor de las bolsas” es Gustavo Petro, presumo?
Pues, claro. Es el señor de las bolsas llenas de dinero que sigue sin explicarnos de dónde vienen, en qué contabilidad las registró, en qué notaría se anotó esa donación, en qué se las gastó y cuáles son los comprobantes de egreso. Ese señor presenta una visión mala, la presenta todos los días, llena de mentiras, y ninguno de los señores del centro formula una visión alternativa. Esa es la gran explicación del avance de Petro, que es limitado. Yo no le tengo miedo a Petro. Su fantasma lo construye precisamente ese centro, para venir a decirnos, después de décadas de usar el poder, de décadas de fracasar en el Estado, que todos tenemos que unirnos alrededor de una figura de centro-centro-centro-centro, porque esa es la única que va a derrotar a Petro. Y yo no creo en eso.
Bueno, pero indudablemente el señor Petro, al que usted dice no tenerle miedo, está de protagonista del escenario político electoral...
Hay que frenar a Petro. Es un psicópata, mentiroso, es un enfermo mental, y ha demostrado su capacidad de mentir y de creerse sus propias mentiras en todos los escenarios, ya sea en un libro, en un foro, en discursos, o a través de sus propuestas. Los colombianos no necesitamos un psicópata, ni un aspirante a tirano ni a alguien que ha dicho claramente que va a subrogar la Constitución para quedarse en el poder durante veinte años. Como alternativa, desde el Acuerdo sobre lo Fundamental podemos enviar ese mensaje grande, suprapartidista, al electorado, para recibir un mandato grande y transformar este país en el manejo del Estado, que ha sido ineficaz e ineficiente.
Llama a Petro psicópata. ¿No es un calificativo inadecuado adjudicarle una enfermedad mental a un candidato presidencial, por el hecho de que va punteando en las encuestas?
Petro es un mentiroso patológico. Como cristiano que soy tengo el deber de orar por el enfermo, y oro por que Gustavo Petro encuentre pronto un psiquiatra que lo trate, oro por su familia y oro por sus más cercanos colaboradores, que lo ven mentir día y noche, con desvergüenza ante el país.
Hablemos de otros posibles rivales. ¿Qué opina usted de Sergio Fajardo?
Pues, no creo que esté pudiendo caminar con la lápida al cuello que el sistema político, a través de uno de sus grandes y oscuros operadores, que es el señor Pipe Córdoba, le ha puesto, y encima de eso, como en la lucha libre, se lanzó al ring el fiscal Barbosa para acabar de enterrarlo. ¿Para quién hacen Barbosa y Córdoba esa vuelta? No lo tengo claro. No sé si es que ellos ya negociaron con Petro. O si es Juan Manuel Santos el gran artífice del régimen colombiano, ese régimen que tanto criticaba Álvaro Gómez y el que lo asesinó. Quiero invitar a sus lectores a redefinir este debate. En el 2018 quien perdió las elecciones no fue Gustavo Petro, quien las perdió fue Juan Manuel Santos, después de 8 años de gobierno, de uso desvergonzado de los recursos para favorecer su causa de varones electorales, de ocho años de desinstitucionalización, de aumento burocrático, de crecimiento del gasto ineficiente, el hombre fue y perdió las elecciones contra Uribe. Y ahora nos quieren, Uribe y Santos, revivir otra vez ese mismo debate. Yo digo, ya no más del sobreviviente de Odebrecht. No más del sobreviviente de Cadena. Miremos hacia adelante. Colombia es hermosa, grande y posible, y tenemos que empezar a construirla.
¿Qué opina usted de Federico Gutiérrez?
¿Cómo fue a meterse allá Federico Gutiérrez, en ese bosque de ‘palos cagados’, lo que ellos llaman Equipo Colombia, o lo que llamaban de la Experiencia? Eso ahí no hay manera de entrar sin salir untado. ¡O sea, uno sentado con Dilian, con David Barguil y con Álex Char a arreglar el país! ¿De verdad esa es la salida? ¿Ese es el futuro de Colombia? Si él cree eso, es una muestra de descriterio que lo inhabilita para ejercer el cargo.
Le pregunto por un fenómeno político muy extraño que se llama Rodolfo Hernández. ¿A qué obedece que ya esté en el segundo lugar de las encuestas?
Le contesto, entre signos de interrogación: ¿es que Rodolfo Hernández está libre? Él es otra muestra del populismo barato que el país no debe seguir. Una persona con pésimos antecedentes y unos problemas no resueltos por la justicia. Ese no es el camino para Colombia. Por eso mi respuesta: ¿no lo han metido preso? Si está untado de narco hasta el cuello. Tiene que ir para la cárcel. Pronto va a estar allá...
¿Usted no siente que con su posición tan corrosiva está colaborando a destruir, a dentelladas, a los únicos rivales que podría tener Gustavo Petro?
No, no, es que el régimen es peor que Petro, y a mí no me pueden endilgar la crisis que se siente. Hace noventa y pico de horas que recibí la personería jurídica, ¿y yo soy el responsable? ¿No serán ellos, esos señores del régimen, que han comido contratos, puestos, ministerios, que desde el Congreso han traficado toda clase de influencias, cupos indicativos, regalías? ¿No serán ellos, que, propiciando la ineficacia del Estado, son los responsables de que el señor Petro tenga aceptación en una porción pequeña de la población? Tenemos derecho a ser alternativa, tanto al régimen como al psicópata. O sea, a mí, esa tesis de que porque agitan ese monigote de Petro, entonces hay que ir y meterse en el bosque ese, como hizo Fico, no. Ese es un error conceptual y una mentira al pueblo colombiano. Yo invito a un debate electoral diferente. Álvaro Gómez nos enseñó un discurso hermoso en 1978: que para superar la desesperanza hay que tomar una decisión en la política. Y yo invito a Colombia a superar la desesperanza, a mirar hacia el futuro y a organizar bien ese Estado para que sea eficaz y eficiente para todos.
Hablemos de su programa. ¿En qué consistirá su reforma de la justicia?
La Fiscalía bajo el poder del Ejecutivo; no más funciones electorales de las altas cortes, que impere realmente el concurso y se acabe la provisionalidad en la justicia. Reducir la cantidad de procesos que conoce la justicia en Colombia, muchos conflictos pueden ser trámites meramente istrativos, como en el caso laboral.
Dice en su programa que la educación colombiana está secuestrada por Fecode...
Por ‘Mejode’, no por Fecode. ‘Mejode’ nos informa en una última estadística que menos del 18 % de los muchachos pasaron la Pruebas Saber 2020. ‘Mejode’ se vacunó primero, y no recibió a los chicos en presencialidad. ‘Mejode’ está anclada en unos paradigmas educativos marxistas del enfoque crítico y en pénsums de los años setenta. Necesitamos empezar a hablar con maestros, con padres de familia, con empresarios; necesitamos hablar directamente con los alumnos, para crear pénsums para la generación 5.0 de la era digital. Eso tiene que suceder ahora. Y la gran propuesta: estímulo a la demanda, como se hizo en el sector de la salud, que transformó la seguridad social en salud. Los padres de estratos uno, dos y tres recibirán bonos para que puedan escoger a dónde ellos creen que educan mejor a sus hijos. Yo creo en los padres de Colombia.
Empleo. Cada día se vuelve más engorroso y más costoso emplear a alguien en Colombia...
Pues, para mejor empleo, mejor educación. Pero además, necesitamos quitarle de encima el Estado al empresario colombiano. Se puede lograr acelerando la manera en que los microempresarios crean sus empresas, reduciendo los costos en nómina, y creando un entorno de infraestructura verdadero, que habilite la competencia y las exportaciones. Es urgente volver a exportar.
Reforma política. ¿Qué propone usted en esa materia?
Eliminar el Senado nacional, dejar cinco circunscripciones para minorías y eliminar el voto preferente. Y pensamos que hay que restringir el número de leyes que los partidos políticos pueden presentar en el Congreso, ponerle un límite al número de leyes por año, no más de cinco por cada uno de los partidos políticos. Eso va a despejar esa enorme agenda inútil de leyes que seguimos aprobando.
Por último, el tema que más ha despertado controversia de Gustavo Petro es su propuesta energética. ¿Cómo es la suya?
Tenemos hasta 60 años, de acuerdo con los organismos internacionales, para la transición. No tenemos con qué pagarla. Si decidimos hacer la transición, el país se arruinaría, y Colombia necesita energía barata y oportuna. Propongo unos proyectos mix de energía eólica, solar y de carbón, y despacharlos primero para hacerlos sostenibles económicamente. Quememos todo ese carbón con plantas nuevas, de alta eficiencia ambiental. Y no podemos depender exclusivamente del agua. Hay que empezar a mirar cómo hacemos para adquirir tecnología nuclear que nos garantice eso. La peor energía, la energía más cara, es la que no tienes.
Su lanzamiento como candidato presidencial llega cuando otros nombres llevan un año haciéndose conocer de la opinión pública. Le han tomado cierta ventajita.
Aunque, desde luego, es cierto que no aparece aún el que será el contendor de Petro. ¿Salvación Nacional va a lanzar listas al Congreso?
Al revés. Los colombianos llevan más de un año oyendo a esos enanos no decir nada. El 68 por ciento de los colombianos está indeciso. Es el momento de entrar con un mensaje, con una visión bonita, para una Colombia grande, hermosa y posible. Y, claro, hicimos un esfuerzo loco para tener una lista de Senado, cerrada, y listas, creo que en unos diez o doce departamentos, también cerradas, a la Cámara.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO