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Así vive el desarme la ‘Teófilo Forero’, que fue grupo élite de Farc
Fue responsable de acciones militares de gran envergadura. Dicen que serán disciplinados en la paz.
El armamento de los guerrilleros de la columna ‘Teófilo Forero’ de las Farc, que fue la encargada de algunas de las acciones de mayor envergadura, impresiona por su tamaño y potencia.
“Como nos consideraban un cuerpo élite, y la Fuerza Pública nos daba más duro, así mismo teníamos que estar armados para responder”, dice ‘Kevin Salvatierra’, el jefe político de la ‘Teófilo’, cuyos últimos 27 años, de los 43 que tiene, los pasó en esa guerrilla.
Ese grupo, que por muchos años fue considerado como uno de los más temidos de las Farc por sus acciones violentas, le está diciendo adiós a las armas en la vereda Miravalle, ubicada a tres horas de San Vicente del Caguán, Caquetá.
La columna fue creada en 1992, inicialmente para brindarle una mayor protección a ‘Marulanda’, el fundador de las Farc, pero años después se encargó de ejecutar al menos 22 acciones particulares: desde el secuestro de aviones y políticos hasta activar bombas en las ciudades. Uno de los hechos cometidos por la ‘Teófilo’ que más consternación provocó entre los colombianos fue el ataque al club El Nogal de Bogotá en el 2003, en el que murieron 36 personas y al menos 160 quedaron heridas.
Ahora que los 180 guerrilleros de esa estructura dejan en manos de Naciones Unidas sus fusiles AR-15 y AK-47, los de asalto SG 550, sus municiones calibre 7.62 y sus armas cortas, entre otro armamento, dicen ser conscientes de que “la lucha será con las ideas”.
La mayoría de sus armas largas estaban ‘engalladas’ con trípodes, miras nocturnas y de largo alcance, y almohadillas para amortiguar las ráfagas de al menos 20 balas que soportaban los cartuchos de los fusiles, cuando no usaban cananas.
La Oficina del Comisionado de Paz ya ha acreditado a 48 guerrilleros de esa columna como de las Farc sin armas. Foto:Juan Camilo Pedraza / EL TIEMPO
En las cuentas de esa columna, las municiones de cada guerrillero, dotado con un fusil y una pistola –dice ‘Salvatierra’–, “tenían que ser suficientes para combatir con al menos 10 soldados”.
En el sitio de desarme Miravalle, hasta el viernes pasado, la Oficina del Comisionado de Paz ya había acreditado a 48 guerrilleros –de los cerca de 180 que tiene esa columna sin contar milicianos y excarcelados– como de las Farc que renunciaron a las armas: su primer paso a la vida civil.
Ellos dicen sentirse “orgullosos” de cumplir con la dejación de sus armas en un sitio por donde pasaron los fundadores de esa guerrilla. Además de ‘Marulanda’, allí también estuvo ‘Jacobo Arenas’, ambos muertos durante la guerra.
Miravalle, la vereda donde la ‘Teófilo Forero’ dejó las armas, está enclavada en la falda este de la cordillera Oriental que comunica con Huila, y además de ser donde se registraron algunos de los combates más crudos con el Ejército, tiene un enorme valor simbólico para la guerrilla.
Allí, en la década del sesenta, los campesinos de la región, que después conformarían las filas de las Farc, se alzaron en armas contra el Estado y proclamaron la ‘República Independiente de El Pato’.
Esa fue una de las zonas que proclamaron ‘libres’ ante el abandono estatal y en donde se inició el conflicto armado de 52 años, concluido con la firma del acuerdo de paz de La Habana.
del secretariado como ‘Jorge Briceño’, mejor conocido como el ‘Mono Jojoy’, y ‘Raúl Reyes’, quienes no vieron la paz, también combatieron al Estado desde las montañas húmedas y calientes de El Pato.
“Nos tocó ver al Ejército bombardear una montaña, quemando sus municiones, y nosotros estábamos en otra”, cuenta el jefe político de la ‘Teófilo’, quien igualmente reconoce un cambio a favor de la paz en las labores de las Fuerzas de Tarea Omega y Júpiter del Ejército, que los persiguieron a muerte.
‘Rodolfo Rodríguez’, el segundo al mando de esa columna después del ‘Paisa’, asegura que les dio “duro” permanecer concentrados en un solo sitio para dejar las armas, pero que ya se acostumbraron.
En tiempos de guerra, esa columna, conformada con menos combatientes que un frente, era reconocida por su facilidad para escabullirse en la selva.
Y aunque ‘Rodríguez’ dice que eran como cualquier otro frente “y no un grupo élite”, destaca que sus filas se diferenciaban por una mayor disciplina. La columna estaba conformada por los provenientes de otros frentes, de 24 a 55 años, que identificaran como los más obedientes y estrictos.
Sus guerrilleros, como ‘Gilmer Barrera’, quién empuñó un arma durante 11 años, ahora tienen aspiraciones de estudiar una carrera profesional. La de él será odontología. Otros dicen que “van a trabajar la tierra porque son de origen campesino”.
“La misma disciplina que tuvimos en la guerra, la tendremos en la paz”, dice el jefe político de la ‘Teófilo’, y agrega que no fueron “los más sangrientos en la guerra” y que “confían en que de la justicia especial saldrá la verdad” de sus acciones.