Latinoamérica es una de las regiones que se ha visto más afectada por enfermedades de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Para el año 2050, se calcula que los casos aumentarán de 7.8 millones de personas a 27 millones de pacientes, aproximadamente.
El Alzheimer es una de las demencias más comunes. En esta enfermedad las conexiones de las células cerebrales se degeneran y mueren, lo que finalmente ocasiona pérdida de memoria, degeneración cognitiva y confusión.
Recientemente, investigadores en Estados Unidos han encontrado una molécula que rejuvenece el cerebro envejecido en ratones y permite recuperar la memoria. Como la mayoría de estudios sobre el alzheimer, a pesar de que son hallazgos preliminares, el objetivo es encontrar nuevas formas de atacar esta enfermedad devastadora, sin cura y con una incidencia creciente a nivel global.
Este no es el único avance reciente que se ha conocido sobre esta enfermedad. La semana pasada, se dio a conocer un mecanismo que se activa cuando las células se estresan y puede abrir una vía para ayudar a prevenir la agregación de proteínas que se observa habitualmente en las enfermedades neurodegenerativas.
Sin ir más lejos, el nuevo estudio parte de la idea de que los órganos del cuerpo tienen la capacidad de regenerarse, pero con la edad se empiezan a producir moléculas que entorpecen o anulan esta acción. En experimentos de laboratorio se ha demostrado que algo llamado parabiosis basta para recuperar la fuerza en los músculos, el correcto funcionamiento del hígado o revertir la obesidad.
En esta investigación, según relata el diario El País, los expertos han sustituido el plasma por el líquido cefalorraquídeo, la sustancia transparente e incolora que baña el sistema nervioso y el cerebro e intercambia moléculas con ellos. Los investigadores extrajeron este fluido a ratones de dos meses y medio de edad y lo inyectaron en el cerebro a ratones de 18 meses. La transfusión hizo que roedores que no podían recordar una sencilla secuencia de eventos fueran capaces de recuperar esta capacidad.
Según explicó Tal Iram, investigadora de la Universidad de Stanford (EE.UU.) y primera autora del estudio, publicado en la revista Nature, esta proteína “es necesaria para la formación del encéfalo durante el desarrollo de un embrión, pero no se sabe casi nada sobre su producción y función en los cerebros de adultos y personas mayores”.
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