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Colombianos crean un robot para ayudar a personas con alzheimer
Ingenieros de la Javeriana programaron al androide para que tome decisiones como un humano.
Pepper es un robot que tiene la capacidad de reconocer rostros y emociones. Ingenieros de la Universidad Javeriana de Bogotá lo programaron para que interactúe con las personas hasta que descifre lo que más les gusta.
Rápidamente, este pequeño humanoide puede saber, por ejemplo, si una persona prefiere una canción de Alci Acosta en lugar de Galy Galiano, o si disfruta más escuchar una historia sobre las ruinas incas que un relato de acción o fantasía.
Todavía más sorprendente: cuando el androide detecta que alguien está triste, es capaz de consolarla mediante movimientos suaves o a través de otras habilidades que buscarán levantarle el ánimo.
Es blanco, mide aproximadamente 1,20 metros de altura, tiene ojos notablemente expresivos, se moviliza con destreza gracias a su base con ruedas y tiene adherida en el pecho una pantalla táctil en donde se puede ver información, imágenes y videos. Además, cuenta con altavoces y micrófonos integrados con los que puede hablar y escuchar a las personas.
El equipo de ingenieros que lo programó tenían una meta clara: brindar soporte emocional a personas con alzheimer, para mejorar su calidad de vida y reducir la carga de cuidados para los familiares. “Su objetivo es apoyar el cuidado de estos pacientes. No queremos reemplazar al cuidador, sino ver cómo podemos ayudarlo con su trabajo", le contó a EL TIEMPO, Enrique González, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Javeriana y principal líder del proyecto.
González explicó que además de brindar soporte emocional a las personas mayores, Pepper también puede ayudarles a realizar actividad física. Dependiendo de las necesidades que haya detectado el equipo médico en cada paciente, el robot tiene programada una función para ayudar a las personas a desempeñar actividades de movimiento y coordinación.
El robot es tan particular que en caso de que el paciente no pueda caminar, Pepper está pendiente de que los pacientes lleven a cabo los ejercicios sentados en una silla.
Quizás una de las innovaciones más importantes de este software, y que ya está patentada, es la capacidad de tomar decisiones como lo haría un ser humano: priorizando.
"Si al paciente le da un ataque o necesita atención inmediata, el robot no sigue cantando o bailando, sino que sale a pedir auxilio. Sabe que tiene que pasar a lo más urgente y reaccionar de forma instantánea a diferentes imprevistos", agrega el experto.
Pepper cobró vida en 2017, cuando los ingenieros tenían la idea de utilizar robots para ayudar a los niños a aprender de manera interactiva. El primer modelo fue el robot Baxter, un diseño más industrial que tenía dos brazos y una pantalla, pero que por su aspecto físico no era muy amigable sino más bien intimidante.
"Al principio los niños le temían, pero luego se acostumbraron a él y no querían apartarse. La investigación que realizamos demostró que la participación de este androide fue crucial para el rápido aprendizaje de los estudiantes", relata el profesor.
Esta idea se extendió a la atención de adultos mayores y evolucionaron al modelo Pepper que tienen hoy en día. El equipo pensaba cómo darle utilidad al robot a largo plazo cuando se percataron que el envejecimiento poblacional en Colombia avanzaba a pasos de gigante y, con ello, la tasa de enfermedades neurodegenerativas.
Pepper, como se llama este robot, es un humanoide que tiene la capacidad de reconocer rostros y emociones. Fue desarrollado por investigadores javerianos para brindar soporte emocional a personas con alzhéimer. ➡️https://t.co/tUW7fObFnMpic.twitter.com/fSou5LnljP
En las últimas dos décadas, la proporción de personas mayores de 60 años se ha duplicado, pasando del 7,4 por ciento en 1993, a más del 14, por ciento en la actualidad, según cifras del Departamento istrativo Nacional de Estadística (Dane).
"La pirámide poblacional se está invirtiendo y no hay forma de que pocos jóvenes mantengan a tantos adultos mayores si no se hace un ajuste. Es una necesidad creciente en los próximos años a nivel mundial", destacó González.
En correlación a este panorama, Latinoamérica es una de las regiones que se ha visto más afectada por enfermedades relacionadas con la demencia. Según indicadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el año 2050 estos casos aumentarán desde los más de 7.8 millones de personas a 27 millones de pacientes aproximadamente, una situación delicada si se tiene en cuenta que la demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores.
Dentro de los Estados de la OPS, la prevalencia de la demencia está creciendo rápidamente. Los años de vida ajustados por discapacidad experimentados por las mujeres que viven en esta región son un 65 por ciento más altos, en comparación con la cifra mundial del 60 por ciento.
Una de las formas más comunes de demencia es la enfermedad de alzheimer que puede contribuir al 60 o 70 por ciento de los casos. Contrariamente a la creencia popular, la demencia no es una parte normal del envejecimiento y no afecta exclusivamente a las personas mayores. Se sabe que en esta enfermedad las conexiones de las células cerebrales se degeneran y mueren, lo que finalmente ocasiona pérdida de memoria, degeneración cognitiva y confusión.
A medida que la memoria y las habilidades cognitivas empeoran, es posible que ocurran cambios significativos en la personalidad y que las personas necesiten mucha ayuda con las tareas diarias.
Teresa Gómez-Isla, neuróloga y directora de la División de Memoria en el Hospital General de Massachusetts, mencionó durante una conferencia que “generalmente, para el momento en el que una persona empieza a desarrollar síntomas ya hay un daño cerebral irreversible. Por eso, cada vez más se desarrollan terapias dirigidas a atacar esas lesiones, cuya consecuencia va a ser que se empiecen a perder neuronas, conexiones y que la función cerebral comience a fallar”.
En este contexto, Pepper es ideal, puesto que los robots no se estresan, ni gritan, ni regañan. Eso, según González, hace que muchas veces los pacientes prefieran interactuar con estos androides. De acuerdo con el líder del equipo, la idea es que algún día la programación de Pepper pueda ser aprovechada a gran escala para suplir las necesidades de una extensa población geriátrica. No obstante, para lograrlo es necesario reducir los costos del robot en el que la universidad invirtió aproximadamente 30.000 dólares.
“Por ahora el robot solo es un prototipo. Nuestro objetivo es que logre convertirse en una oportunidad de negocio en el futuro, pero está fuera del alcance económico de muchos. Nuestro propósito a mediano plazo es que pueda escalar a costos razonables y que algún día pueda ser un producto que la gente compre y que sea de utilidad, sobre todo para los cuidadores en las familias”, aseguró González.
Asimismo, el equipo todavía debe probar su interacción con más personas, por lo que se han propuesto trazar pruebas próximamente con el área de geriatría del Hospital Universitario San Ignacio (HUSI). Hasta ahora, los integrantes del proyecto van en la tercera etapa de investigación con el robot: primero se hizo con dos trabajos de pregrado en el Departamento de Ingeniería de la universidad y ahora se está trabajando en una tesis de maestría que recoge gran parte del proceso y el cometido que tienen los ingenieros con el androide.