El síndrome de abstinencia del alcohol ocurre en personas que beben alcohol con regularidad durante mucho tiempo y dejan de consumirlo repentinamente. La afección es mucho más común en los hombres adultos y los principales síntomas son nerviosismo, ansiedad, agitación, ánimo deprimido, debilidad, pesadillas y cambios en el estado de ánimo.
El alcohol afecta al sistema nervioso alterando ciertas sustancias químicas, llamadas neurotransmisores, que intervienen en la comunicación cerebral, por lo que una vez se interrumpe el consumo de esta sustancia se genera un síndrome de abstinencia.
Luego de que una persona bebe diariamente alcohol, el cuerpo se vuelve dependiente de la sustancia y sus efectos. Si el consumo de alcohol se reduce significativamente, esos neurotransmisores dejan de alterarse, lo que puede causar una serie de síntomas. Este síndrome puede afectar a cualquier persona que consume sistemáticamente grandes cantidades de alcohol.
Las personas menores de 18 años de edad, quienes tienen otros problemas de salud o las personas que ya experimentaron convulsiones relacionadas con la abstinencia corren un riesgo más alto de presentar delirium tremens, una forma grave de abstinencia.
Según expertos, los síntomas de abstinencia del alcohol se presentan por lo regular al cabo de 8 horas después del último trago, pero pueden ocurrir días más tarde. Por lo general, alcanzan su punto máximo en 24 a 72 horas, pero pueden continuar durante semanas.
Los síntomas leves del síndrome de abstinencia alcohólica se pueden controlar en casa, aunque se recomienda una consulta médica antes de dejar de consumir alcohol repentinamente. Si alguno de los síntomas causa problemas, se debe acudir con un profesional de la salud de urgencia.
Asimismo, si la persona que se está absteniendo del alcohol presenta algún estado de confusión o agitación, esto podría indicar que necesita una consulta médica urgente y tratamiento en un hospital mientras se abstiene del alcohol. De acuerdo con la literatura científica, los síntomas del delirium tremens se tratan con medicamentos que previenen las convulsiones y con un suplemento nutricional de tiamina.
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