Más de 700 personas han resultado heridas por manipulación de pólvora en lo que va de diciembre, un aumento preocupante del 5,9 % en comparación con el mismo periodo del año pasado. Este repunte tiene a las autoridades investigando las causas detrás de una tendencia que no se veía desde hace años y que también es inquietante por el elevado reporte de casos en menores de edad.
Factores que inciden en el aumento de casos
Entre algunas de las hipótesis que manejan los expertos está la proliferación de ventas clandestinas, el indiscriminado a estos productos por parte de menores de edad cuyos padres les no les prestan atención y la falta de control en las normativas locales.
Dionne Cruz, ex-presidenta e integrante de la Junta Directiva de la Asociación Colombiana de Salud Pública, asegura que la falta de responsabilidad de los padres es un factor determinante, pero también advierte que hoy en día es fácil acceder a este tipo de productos a través de redes sociales y mercados informales.
"Niños, niñas y adolescentes pueden adquirir pirotecnia mediante plataformas como WhatsApp y otras redes sociales, e incluso a través de servicios a domicilio. Esta situación está directamente relacionada con la falta de control en la venta de pólvora. Además, en mercados informales es común encontrar todo tipo de artefactos pirotécnicos sin mayores restricciones, lo que incrementa el riesgo", le explicó a EL TIEMPO.
La situación coincide con los reportes que revelan lesiones en 245 menores, 26 de ellos en compañía de padres bajo efectos del alcohol. La tendencia crece en un 9,9 por ciento y preocupa a las instituciones de vigilancia que todavía no llegan al día con mayor cantidad de casos: 31 de diciembre.
Las alertas no son para menos. En este último mes, Brenda Velásquez Iriarte, de 17 años, perdió la vida, luego de que su casa explotara por acumulación de pólvora en barrio El Sinaí, de Sincelejo.
Inicialmente fue atendida en la clínica Santa María y luego trasladada a Montería para una atención de alta complejidad, pero su cuerpo no soportó las heridas y murió en vísperas de Navidad.
Presuntamente, en la casa donde vivía la menor, funcionaba desde hacía varios años una venta clandestina de juegos pirotécnicos, lo que explica la abundante acumulación de materiales inflamables.
Esta fue la primera muerte por manipulación de pólvora que registró el Instituto Nacional de Salud (INS), a través del sistema de vigilancia, pero unos días antes ya habían informado sobre la muerte de un menor por ingerir fósforo blanco en Barrancabermeja.
El pasado 15 de diciembre, el pequeño de 6 años entró a un centro asistencial del municipio y tuvo que ser trasladado con urgencia a la clínica Foscal de Floridablanca. A pesar del esfuerzo de los profesionales que intentaron preservar su salud, murió. Nuevos detalles de la investigación desvían la atención hacia la responsabilidad de sus padres en el caso.
De acuerdo con las autoridades, el niño habría "manipulado" un cuaderno de pólvora. Cuentan que lo recibió de las 'martinicas', una clase de pólvora que se vende en hojas y se comercializa, a veces, en forma de libro. En una primera versión, los padres manifestaron que, quizás, el niño jugó con pólvora y luego se echó las manos a la boca. Sin embargo, ahora se les investiga penalmente por este hecho.
"En esta época, muchas familias se concentran en celebraciones como novenas y fiestas, y los adultos suelen consumir alcohol, descuidando la supervisión de los menores. Esta falta de atención genera un entorno riesgoso en el que los niños están más expuestos a manipular pólvora o a intoxicarse con fósforo blanco, lo que subraya la necesidad de mayor responsabilidad familiar y social", explica Cruz.
Antioquía, un departamento que destaca
La situación es similar en toda Colombia, pero destacan territorios como Bogotá, Antioquía, Norte de Santander y Cundinamarca. Según el último informe, con corte al 26 de diciembre, el 62 por ciento de heridos manipuló de alguna forma artefactos pirotécnicos y las consecuencias registradas, en su mayoría, fueron: quemadura, laceración, contusión, fracturas y amputación.
Antioquia ha sido, durante años, el departamento con una mayor cantidad de registros por lesiones. Tan solo en los 11 primeros días del mes se reportaron 49 lesionados, de los cuales 20 estaban en Medellín. Por aquellos días una bebé de 2 años resultó con quemaduras de segundo grado en mano por manipulación de totes, mientras que, en el mismo territorio, una niña de 3 años sufrió laceración y quemaduras de primer grado en el rostro por un volador que entró en su casa.
Dora Arcia, subsecretaria de Salud Pública de Antioquia, pidió en aquel entonces que los padres ejercieran mayor responsabilidad a la hora de vigilar a los niños y niñas durante las celebraciones, pero son muchos los expertos que consideran que, adicional, es esencial invertir mucho más tiempo y dedicación en las campañas de prevención que deben extenderse a lo largo del año.
La expresidenta e integrante de la Junta Directiva de la Asociación Colombiana de Salud Pública manifiesta que es fundamental continuar desarrollando campañas preventivas para evitar accidentes relacionados con la pólvora, pero estas deben ser constantes a lo largo del año y no limitarse únicamente a la temporada decembrina o a eventos puntuales como las alboradas.
"Las campañas deben contar con una amplia cobertura en medios de comunicación, destacando los graves efectos que este tipo de situaciones tienen en las víctimas, no solo en términos de salud física, como quemaduras, amputaciones, daños oculares y auditivos, fracturas o incluso afectaciones cognitivas, sino también en su bienestar mental y emocional. Es crucial sensibilizar a la población sobre cómo estos incidentes impactan profundamente la vida de las personas, especialmente de los niños y niñas", dijo.
¿Qué sucede con las campañas de prevención?
Según Hernán Quijada, subdirector de análisis del riesgo del INS, se realizaron varias campañas lideradas por los Ministerios del Interior y de Salud. No obstante, destaca que este año hubo tres momentos en donde se dio un aumento de casos por encima de lo esperado en los registros: la alborada que fue especialmente fuerte y los dos fines de semana que hubo celebraciones en torno al fútbol.
En efecto, durante la navidad otra menor fue trasladada a la Unidad de la Clínica San Nicolás, en Barrancabermeja por haber ingerido fósforo blanco. Por ahora, está a la espera de varios exámenes para ver cómo evoluciona y reacciona al químico ingerido.
"La menor es del sector rural, ingresa a centro asistencial, la familia argumenta posible consumo de fósforo blanco, se encuentra a la espera de exámenes médicos, está estable, no presenta síntomas severos, estamos esperando reporte para el tratamiento médico y que ruta se toma con la niña", aseguró el secretario de salud, Andrés Manosalba.
El funcionario indicó que actualmente la niña está en tratamiento médico y sigue en observación.
Por este y otros casos similares que siguen presentándose en toda la nación, el INS hace un llamado a toda la población para que no suceda lo mismo durante la celebración de año nuevo.
Franklyn Prieto, director de vigilancia en salud pública del INS, señala que la pólvora no solo es peligrosa durante su uso, sino también antes y después, por lo que es crucial evitar que los niños tengan a residuos o lugares donde se almacene pólvora.
"Actúe rápidamente en caso de quemaduras. Si un niño sufre quemaduras, consulte de inmediato con los servicios de salud. Aunque pueda existir temor a posibles multas, es fundamental buscar atención médica oportuna para prevenir secuelas permanentes", solicitó.
Al respecto, Dionne Cruz, señala que un aspecto especialmente grave que merece ser destacado es el comportamiento de algunos padres, madres y cuidadores que, ante las posibles sanciones derivadas de lesiones ocasionadas por la pólvora en menores, optan por esconder a las víctimas en lugar de buscar atención médica inmediata.
"Estas sanciones, que pueden ser pedagógicas, económicas o incluso la pérdida de la patria potestad, han llevado a decisiones que agravan la situación de los niños y niñas afectados. Al no recibir atención médica oportuna, las lesiones pueden empeorar, volverse irreversibles, desarrollar infecciones e incluso derivar en amputaciones. Este comportamiento anómalo se ha observado en diferentes regiones del país, con consecuencias devastadoras para la salud de los menores", comentó.
Por este motivo, para la ex presidenta e integrante de la Junta Directiva de la Asociación Colombiana de Salud Pública, es fundamental no solo prevenir tragedias, sino también sensibilizar a las familias y a la comunidad en general sobre la importancia de priorizar el bienestar y la integridad de los menores.
"Es un recordatorio urgente de que la protección y el cuidado de la niñez son una responsabilidad ineludible y compartida por todos", concluyó.