La pérdida de músculo, conocida como sarcopenia, es un problema grave que afecta principalmente a personas mayores y, en este segmento, de forma más común a mujeres en su etapa menopáusica.
De acuerdo con el ginecólogo Álvaro Monterrosa, quien desarrolló un estudio en 400 mujeres, la pérdida de masa muscular y fuerza suele comenzar a partir de los 40 años.
Su trabajo de investigación consistió en la aplicación de una encuesta a 403 mujeres de los estratos socioeconómicos 3 y 4 de Cartagena, entre los 40 y los 59 años de edad, quienes participaron de manera anónima y voluntaria. Se les midieron la circunferencia de pantorrilla y la fuerza de prensión en la mano dominante; además, se les hizo una prueba de velocidad de carrera.
Según el estudio, esas dos características principales –pérdida de fuerza y de masa muscular– “no comienzan en la ancianidad, sino mucho antes, por lo que es necesario iniciar la prevención y atención primaria de inmediato”, señaló Monterrosa.
El ginecólogo dijo que esta investigación “es un campanazo de alerta para las mujeres colombianas y latinoamericanas”, si bien considera que deben hacerse estudios en varias regiones del país con diferentes grupos socioeconómicos.
Para Monterrosa, lo ideal es que “se llegue a la vejez con la mayor cantidad de salud posible”. Y es que, según el médico, las consecuencias de la sarcopenia se ven representadas en mayores costos para las entidades y las pacientes.
El estudio señala que en la mujer latinoamericana hay vacíos de conocimiento sobre sarcopenia, que tienen connotaciones étnicas, culturales, comportamentales y nutricionales que le son propias. Igualmente, menciona que la importancia de esta condición se centra en su prevalencia y su crecimiento a nivel global.
¿Cómo se identifica?
Hay varias señales que las mujeres deben seguir para identificar que ya no tienen la fuerza o la velocidad de reacción de años atrás y son pistas de sarcopenia.
“Desde un punto de vista general, la medición de la circunferencia de la pantorrilla con una cinta métrica en el área de mayor grosor por debajo de 31 centímetros se considera masa muscular baja”, explica.
Así mismo, se considera fuerza muscular disminuida cuando se ubica por debajo de 20 kilos en la mano dominante; y la marcha está disminuida cuando se hace a menos de 0,8 metros por segundo. Se deben vigilar también una reducción en el nivel de actividades diarias hechas, así como problemas de movilidad, osteoporosis, caídas y fracturas.
“No poder cargar varias bolsas del supermercado, dificultad para subir escaleras y fatiga al caminar mucho, de forma repetida o intensa, son circunstancias cotidianas que deben alertar”, anota.
Ante estas señales se debe consultar a un profesional que certifique un diagnóstico, mantener actividad física adecuada, con ejercicios que potencien la musculatura; consumir dietas ricas en proteínas, o aportar de forma extra algunos nutrientes concretos, como determinados aminoácidos; y evitar llevar una vida sedentaria.
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