La
infección aguda por Sars-CoV-2, responsable del
covid-19, puede variar desde formas asintomáticas o leves hasta casos graves y críticos. Los síntomas, de acuerdo con las estadísticas acumuladas en lo que va corrido de la pandemia, en las formas leves incluyen tos seca, fatiga, pérdida del olfato y fiebre. En las formas graves, los síntomas pueden progresar a insuficiencia respiratoria, y en los casos críticos, estos son más severos y pueden comprometer seriamente otros órganos, al punto de que los pacientes requieren manejos en unidades de
cuidados intensivos.
Aunque la mayoría de los pacientes con covid-19 se recuperan por completo, sin secuelas, muchos continúan con síntomas después de terminada la infección, y otros pueden, incluso, desarrollar nuevos síntomas. En conjunto, este cuadro clínico que perdura o aparece después de la infección aguda se denomina, de acuerdo con Juan Manuel Anaya, director del Centro de Estudios de Enfermedades Autoinmunes de la Universidad del Rosario (Crea), síndrome poscovid (SPC), y agrega que también se puede definir como la presencia de signos y síntomas que perduran más de 12 semanas después de la enfermedad aguda.
En Colombia, el Instituto Nacional de Salud registra cerca de cuatro millones de pacientes “recuperados” en la pandemia; sin embargo, dice Anaya, no se sabe qué tan recuperados están ni cuántos enfrentan SPC. De ahí que para cualificar y cuantificar esta situación en el país, Crea y la Unidad Poscovid de la clínica analizaron la evolución de un grupo de pacientes de forma consecutiva.
Para tal fin, los investigadores del Crea validaron una encuesta en la que se evaluaron, a través de 177 preguntas, las condiciones de salud durante la enfermedad aguda y posteriores de enfermos afectados por covid-19, y, adicionalmente, fueron sometidos a pruebas validadas para Sars-CoV-2.
El síndrome poscovid es un fenómeno nuevo y único; todavía estamos aprendiendo de esto, pero se puede tratar
Los resultados del estudio, aceptado para publicación en la revista Autoimmunity Reviews, indican que el SPC se caracteriza principalmente por compromisos músculo-esquelético, pulmonar, digestivo y neuropsiquiátrico. En efecto, dice Anaya, los dolores musculares y articulares asociados a fatiga intensa, los cuadros de tos con dificultad respiratoria, diarrea y síntomas neurológicos, además de depresión, son las características más frecuentes del SPC.
Los resultados mostraron también otros síntomas comunes pero menos frecuentes, como pérdida del olfato y del gusto, caída del cabello, tinnitus (sonido de timbre u otros ruidos en uno o en ambos oídos), ojo y boca secos. Lo que demuestra
—asegura el investigador Anaya— que el SPC afecta considerablemente la calidad de vida de los pacientes que lo sufren.
En la figura se indica los principales síntomas de la fase aguda con respecto a aquellos que perduran en el poscovid.
Llama la atención que la investigación demostró que el SPC no está relacionado con la severidad de la enfermedad, es decir, tanto los pacientes que sufren un covid leve como aquellos que tienen una enfermedad crítica pueden presentar SPC, de igual forma, se halló que también es independiente de la respuesta inmune humoral, es decir, del nivel de anticuerpos anti-Sars-CoV-2. “Todo lo cual apunta a que el SPC es la consecuencia de mecanismos inflamatorios inducidos que perduran después de la infección por Sars-CoV-2”, dice Anaya.
En Colombia,
el Instituto Nacional de Salud registra cerca de cuatro millones de pacientes “recuperados” en la pandemia
Finalmente, este estudio, pionero en Colombia, indicó que la respuesta inmune humoral (las defensas que deja) frente al Sars-CoV-2 es duradera, superior a un año, pero tiene una alta variabilidad individual. En otras palabras, hay pacientes que desarrollan muy buenas “defensas” (anticuerpos) contra el virus, pero hay otros que no tanto.
Por lo tanto —resaltan los investigadores—, la evaluación de los anticuerpos es indispensable para la toma de decisiones, es decir, para saber qué tan consistentes son las defensas frente a posibles nuevas infecciones y qué tan buenas son las que produce la vacunación, esto “con el objeto de remozar seguimientos masivos para prevenir el SPC, que, sin duda, tiene gran impacto en el bienestar de quienes los padecen”, dice Anaya.
Sin embargo, Anaya insiste en que estas personas deben ser abordadas por grupos interdisciplinarios (llamados clínicas poscovid) para manejar integralmente a cada paciente.
El sistema de salud colombiano hoy cubre estas necesidades a través de las EPS, que envían a los pacientes a estas clínicas, las cuales ya prestan servicio en las principales ciudades del país.
“El síndrome poscovid es un fenómeno nuevo y único; todavía estamos aprendiendo de esto, pero se puede tratar”, insiste Anaya.
UNIDAD DE SALUD
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