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Pasó de estudiante en un mundo masculino a dirigir toda una facultad
María Alejandra Guzmán es la actual decana de Ingeniería de la U. Nacional. Esta es su historia.
Mujeres en ciencia y tecnología: María Alejandra Guzmán, decana de ingenierías de la Universidad Nacional de Colombia, empezó su historia en un mundo masculinizado siendo una de las escasas estudiantes mujeres en ingeniería mecánida. Alejandra contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones. Foto: Linda Patiño
María Alejandra es una mujer de porte serio pero gentil. Fue de las pocas que durante la década de los 90 decidió estudiar ingeniería mecánica. En su oficina, ahora como decana de los programas de ingeniería de una de las principales universidades en Colombia tiene una tasa para el café con la leyenda: las mujeres aman la ingeniería, un mensaje que ve todas las mañanas. Su historia es un reflejo de valentía y un camino donde el éxito se logra solo con dedicación.
María Alejandra Guzmán, actual decana de Ingenierías de la Universidad Nacional, cuenta que a la hora de elegir su carrera “como muchos jóvenes en Colombia, uno no tiene idea de qué está escogiendo más allá de una leve noción”. En su caso, a los 16 años decidió lo que sería su destino con la ingeniería mecánica. En gran parte con la intención de marcar una senda propia fuera de la línea profesional de su familia: el derecho.
No le gustaban las mismas cosas que a sus dos hermanas. No disfrutaba del bordado o de la taquigrafía que le enseñaban en el colegio femenino en el que estudió y tenía muy claro que cuando llegara la hora de escoger una carrera no seguiría el camino de sus padres o el de sus hermanas.
“A la hora de elegir. Tenía una idea clara: No quería nada que fuera humanista”. Confiesa que en algún momento de la vida le habría gustado estudiar historia, pero que en su adolescencia no quería saber de letras o humanidades.
María Alejandra era buena en física, matemáticas y química y las ganas de demostrar que una mujer podía estudiar una ‘carrera de hombres’ fueron su motivación inicial.
Ellos salían muy bien preparados en dibujo técnico o la geometría descriptiva. A mí lo que me habían tratado de enseñar, porque ni siquiera quise aprenderlo muy bien, era a tejer o a bordar
La primera persona que le habló de ingeniería mecánica fue un profesor de Física en el colegio, quien era egresado de ese mismo programa en la Universidad Nacional. Aunque su padre había insistido que estudiara ingeniería electrónica y la alcanzó a inscribir en ese programa en la Universidad Distrital, María Alejandra se decantó por la mecánica.
Los primeros seis meses se estrelló con que mientras sus compañeros habían salido en su mayoría de colegios técnicos, ella debía que empezar de ceros. “Ellos salían muy bien preparados en áreas como el dibujo técnico o la geometría descriptiva. A mí lo que me habían tratado de enseñar, porque ni siquiera quise aprenderlo muy bien, era a tejer o a bordar”, comenta.
El esfuerzo por alcanzar el ritmo fue tal que sus padres le aconsejaban cambiarse de programa.
“Mis hermanas fueron excelentes estudiantes en el derecho y no era usual verlas trasnochando. Yo, en cambio, tenía que pasar la noche hasta altas horas de la madrugada haciendo planos”, explica y recuerda: “Mi madre me llevaba café y me preguntaba: – mijita, usted si quiere de verdad estudiar esto o por ‘matarnos puntos’ (llevar la contraria). Yo le respondía, llorando sobre los planos: ¡No! Yo sí quiero, ¡si quiero!
De formas sutiles le decían que “no tenía que estudiar eso bajo ninguna circunstancia”, pero María Alejandra continuó su carrera. El apoyo de su familia, cree, fue un punto fundamental en su carrera profesional “los padres tienen una influencia muy grande en los muchachos, lo vemos en los estudiantes. Muchos desean que sus hijos hagan otra cosa y presionan mucho a los jóvenes a que lo hagan. En mi caso mis padres me dieron plena libertad para escoger y tomar mis decisiones”.
De su tiempo de estudiante, como una entre las 6 mujeres y los 114 hombres de su promoción, recuerda pequeños 'privilegios'. Por ejemplo, que durante la inscripción de asignaturas, en la que se formaban unas filas enormes, por ser tan pocas, “las señoritas iban primero”.
Sin embargo, María Alejandra, que ha estado en el mundo académico por más de 22 años, cree que como estudiante pudo normalizar su situación. Era la única niña entre un grupo de ocho hombres y aunque nunca sintió que la agredieran directamente, dice que la misma necesidad de “sobrevivir a un entorno tan masculino”, la llevó a actuar como uno de ellos, desde aprender a tomar cerveza a su ritmo hasta a reírse de los comentarios machistas.
“Uno tiene que hacerse un poco al estilo de los chicos. Había que adaptarse y creo que hasta hoy en día ese aspecto ha marcado el carácter fuerte y un poco contestatario tal vez. Uno está como a la defensiva en medio de un grupo de solo muchachos”, explica y asegura que terminó acostumbrándose a los comentarios sexistas. “, Así estén mal, no eran comentarios hacia uno, sino hacia el mundo en general y hasta en un punto a uno también le hacían gracia. Creo que si uno no se adaptaba al ambiente, iba a sufrir mucho”.
Uno tiene que hacerse un poco al estilo de los chicos. Había que adaptarse y creo que hasta hoy en día ese aspecto ha marcado el carácter fuerte y un poco contestatario
De estudiante a decana, un camino de victorias
En 158 años, solo 3 mujeres han sido las decanas de esa facultad. Victoria Beatriz Durán Betancur, Luz Amanda Salazar y María Alejandra Guzmán. El haber estudiado una carrera de hombres solo fue el primer paso para una carrera de hitos como ser la primera docente mujer del programa de mecánica y también la primera directora de programa para mecánica y mecatrónica.
Mujeres en ciencia y tecnología: María Alejandra Guzmán, decana de ingenierías de la Universidad Nacional de Colombia, tiene un pocillo sobre mujeres en la ingeniería. Foto:Linda Patiño
No permitan que les digan que las ingenierías o las matemáticas son cosas de hombres. Las mujeres somos buenas en ello y en muchas otras cosas. Son apasionantes, son carreras del futuro
Tal vez, la pasión de sus profesores, que en sus épocas de estudiante fue un aliento para seguir estudiando, la llevaron a enamorarse del mundo académico.
“En mi carrera, muchas veces me cuestioné qué estaba haciendo, pero me encontré con docentes que les gustaba enseñar. Ahora, me gusta dictar clase porque estar en o con los estudiantes es algo que no tiene precio”, asegura.
Maria Alejandra se graduó de 23 años, en el año 1996, un momento en el que su alma mater estaba en plena ampliación de planta docente. Aunque los concursos para profesores no eran comunes, la Universidad, después de 30 años sin plazas nuevas, estaba buscando docentes para cubrir a quienes se iban a pensionar. Al principio, no había considerado esa opción, aunque le gustara la enseñanza, porque para su generación ser docente era algo como imposible, pero las nuevas plazas llegaron y las condiciones la convencieron.
“En ese momento, no estaban exigiendo postgrado. Tener un postgrado en ingeniería era un poco exótico, pero yo estaba estudiando mi maestría. Me presenté y gané el concurso docente siendo muy joven”, recuerda.
Ingresó como docente en 1997. El hecho le trajo no poca resistencia por parte de algunos jóvenes, que habían sido de cursos cercanos o amigos de sus compañeros y que de un día para otro la vieron pasar de estudiante a ser su profesora.
“Ofrecí cursos para primeros semestres, con estudiantes aún adolescentes y no acostumbrados a la vida y las exigencias de una universidad. Mi estrategia para ganarme su respeto y para que se comportaran como adultos en mi clase fue ser distante, muy seria, como ellos lo decían”.
Se convirtió en la primera mujer profesora del departamento de ingeniería mecánica, y fue así casi durante una década.
Mujeres en ciencia y tecnología: María Alejandra Guzmán, decana de la Facultad de ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia (en la foto), fue alguna vez estudiante de esa misma institución. Foto:Linda Patiño
Ejemplos menos lejanos
Sobre cómo involucrar a más niñas en estos programas, Maria Alejandra cree que se necesitan más ejemplos. “Más allá de Marie Curie no conocen a nadie más. Hay que generar una cultura y mostrar que las mujeres participamos en ciencia, ingeniería y tecnología. Mujeres con carreras brillantes, científicas y mentoras. Es importante que las muchachas tengan dónde reflejarse”. Pero además cree que el reto está en presentar opciones de vida que vayan más allá de un puñado de programas.
Espero con humildad que también le muestre el camino a otras compañeras profesoras de que debemos y podemos estar en posiciones de mando y de poder y debemos luchar por ello.
El ser la primera directora del departamento de ingeniería mecánica en 2004 “Fue un gran hito. Pero por el motivo que fuera, hubo resistencia de parte de mis compañeros. Creo que mucho tenía que ver con el hecho de yo ser mujer”. Cuenta que no fueron pocos los conflictos y las actitudes desafiantes que tuvo que enfrentar, pero el tener posiciones destacadas en este mundo masculino la han marcado mucho.
“Creo que para algunos colegas no fue fácil aceptarlo. En el proceso de selección sí escuché comentarios sobre ser mujer y hasta, supe después, que planearon estrategias para impedir que fuera nombrada directora”, relata.
Fue directora de área curricular, coordinadora del programa de ingeniería mecánica y vicedecana académica. Su postulación para la decanatura, cargo que ostenta desde junio de 2018, fue un gran reconocimiento.
“Es un proceso duro, porque hay que hacer campaña como funciona aquí y que implica someterse al escrutinio de los demás. Yo le tenía mucha prevención a eso”. La exposición de su hoja de vida ante los estudiantes fue parte de un reñido proceso en el que aspiraron dos mujeres y dos hombres. Después de meses, María Alejandra fue designada por el Consejo Superior Universitario.
Mujeres en ciencia y tecnología: María Alejandra Guzmán, decana de ingenierías de la Universidad Nacional de Colombia, empezó su historia en un mundo masculinizado siendo una de las escasas estudiantes mujeres en ingeniería mecánida. Alejandra contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones. Foto:Linda Patiño
“La decanatura fue una alegría increíble para mí y para mi familia, un gran orgullo, un gran honor. Todos esos momentos han marcado mi vida y… espero con humildad que también le muestre el camino a otras compañeras profesoras de que debemos y podemos estar en posiciones de mando y de poder y debemos luchar por ello”.
Sueña que estos años próximos desde su rol en la decanatura pueda seguir liderando transformaciones de planes curriculares y adaptándose a los cambios pedagógicos que se necesitan. Sus discursos, ampliamente elogiados, tienen un énfasis en el deber de la comunidad y de los egresados en aportar a la equidad de género.
Actualmente, María Alejandra es una mujer entregada a su trabajo. Con su esposo viven con cuatro ‘perrijos’ como ella los llama, todos de raza única. Cree que aún después de que llegue al final de su periodo en la decanatura, no se apartará de su camino por la docencia.
Por ahora, en sus manos, recaen retos como la actualización constante de los perfiles de futuros graduados de ingeniería de una universidad que en los últimos 16 años ha aportado 49.877 graduados en áreas STEM.
Dice que para aumentar la presencia de jóvenes en estas áreas, la difusión desde los colegios puede impactar, pero por el otro, dice que las universidades no pueden hacerlo solas y que los encargados vocacionales pueden apoyar en esas elecciones.
“Los adolescentes no tienen ni idea y parece que en general, según un estudio que hemos adelantado, solo saben qué es medicina y qué es derecho. No saben de qué se trata la ingeniería ni el resto de carreras. Prácticamente tienen solo esas dos en mente”.
Cree que las mujeres deben soñar con la ciencia y la tecnología porque es posible “Somos capaces de hacerlo, somos buenas para las matemáticas y las ciencias. No permitan nunca que les digan que las ingenierías o las matemáticas son cosas de hombres. Las mujeres somos buenas en ello como en muchas otras cosas. Son carreras apasionantes, son carreras del futuro”