Profundas pérdidas tuvieron esta semana los fabricantes Intel, Micron Technology y Nvidia cuando las acciones estadounidenses de semiconductores cayeron el lunes. Inversionistas parecen vivir una ola de temor frente a las nuevas medidas del presidente estadounidense, Donald Trump y la tensión comercial con China, que ha generado un especial impacto en el sector tecnológico.
Las acciones de Intel, Micron Technology y Nvidia cayeron cada una al menos un 4 por ciento. Analistas indican que no se sabe qué esperar.
Para Stacy Rasgon, analista de Bernstein, "las semifinales están relacionadas con la macroeconomía y la cadena de suministro es global. Las guerras comerciales no van a ser buenas para los semiconductores".
La decisión más reciente de Trump frente a Beijing fue el anuncio de que el Departamento del Tesoro de EE. UU. prepara nuevas regulaciones que limitarían las inversiones chinas al bloquear compra de firmas de tecnología estadounidenses por parte de firmas con al menos un 25 por ciento de propiedad china.
Los aranceles aplicados a los productos fabricados en China que están siendo fabricados con componentes estadounidenses pueden representar un peligro para los fabricantes de chips de EE. UU.
Si bien las importaciones de productos como televisores y teléfonos inteligentes hasta ahora han sido salvados por la istración Trump, podrían verse afectadas si la disputa comercial aumenta. Existe una lista propuesta de productos chinos bajo revisión para posibles aranceles donde se incluyen a los semiconductores.
Según datos de Reuters, las compañías de chips de índice S&P500 confían en China un cuarto de sus ingresos en promedio, más que cualquier otra industria que no sea la de los casinos.
En el panorama de las cadenas de suministro globales de fabricación que se ha desarrollado en las últimas décadas, la mayoría de las empresas de chips de EE. UU. fabrica sus productos en Taiwán, Corea del Sur y otros países en el extranjero.
Incluso Intel, Texas Instruments y Micron Technology, que se encuentran entre las pocas empresas estadounidenses con grandes fábricas locales, exportan sus chips a países como México, Malasia y Vietnam para pruebas y ensamblajes adicionales. Desde esos países, los productos terminados se exportan a China, donde entran en productos manufacturados que luego se exportan a consumidores de todo el mundo.
Según The Wall Street Journal el Departamento de Comercio y el Consejo de Seguridad Nacional proponen unos controles de exportación "mejorados" para evitar que algunas tecnologías se envíen a China, lo que aumenta la incertidumbre de Silicon Valley en Wall Street.
Los nuevos aranceles, aprobados por el presidente estadounidense, Donald Trump, entrarán en vigencia el 6 de julio y gravarán millones de productos chinos valorados inicialmente en 34 mil millones de dólares. Serán los primeros de unos impuestos que alcanzan un valor potencial de 450 mil millones de dólares y que llegan tras quejas del Gobierno de EE. UU. frente a 'preocupaciones de seguridad nacional' por el uso de China de la tecnología estadounidense.
REDACCIÓN TECNÓSFERA*
*Con Reuters