Ofrecer una alternativa a los modelos tradicionales de educación, en especial para los niños más pequeños, fue una idea que le rondó la cabeza a Adriana García durante varios años y que finalmente vio materializada con la creación del programa Rainbow Homeschooling.
El proyecto tuvo el impulso definitivo durante la pandemia, cuando todos los estudiantes del país tuvieron que migrar a un formato virtual para poder continuar con los estudios. En ese momento, García identificó que este sistema en algunos casos era complejo para los estudiantes más pequeños, por la dificultad de participar e interactuar en todas las actividades.
“Empecé a encontrarme con estos niños que se estaban sintiendo frustrados como yo me sentí cuando era pequeña, presionados para realizar las actividades por hacerlas y no porque les pareciera emocionante. No se sentían motivados por los modelos de jornadas largas, en donde se pide que se aprenda de memoria, y donde los cursos pueden llegar a ser demasiado grandes”, señala.
Con este panorama, Adriana, junto con su esposo, decidió darle rienda suelta al emprendimiento basado en un modelo de teorías constructivistas del aprendizaje, centrado en los aspectos emocionales, físicos, creativos, cognitivos, comunicativos, emocionales y sociales de los menores.
Cambiar la metodología
El punto de partida fue concebir un formato de educación sin escuela para los niños desde 1 hasta los 6 años, en el cual se estableció un currículo de estudio en el que las actividades y manualidades son el centro de todo.
Para esto, elaboraron una caja en la que los padres o cuidadores reciben todos los materiales y guías que va a desarrollar el estudiante durante la clase, la cual solo dura una hora al día y es guiada de forma virtual por profesionales en pedagogía.
“Los niños y las niñas se conectan durante ese tiempo para hacer el ejercicio y compartir con sus otros compañeros. Se busca que se dé más calidad y no cantidad de horas de estudio”, destaca García.
Otro de los puntos claves fue la flexibilidad, ya que los padres pueden elegir en qué momento del día, entre los siete horarios disponibles, desean que sus hijos reciban el acompañamiento educativo. Además, los niños pueden estar ubicados en cualquier país.
Esto permite, además, que los menores cuenten con mayor tiempo durante el día para hacer otro tipo de actividades extracurriculares que complementen su proceso formativo.
Así mismo, señala García, el programa se vuelve una alternativa para los padres que habían contemplado una educación desde casa, facilitándoles el proceso de cómo seguir un currículo y crear los ejercicios para el proceso pedagógico, sin la necesidad de que ellos tengan que hacer el proceso de investigación para ejecutar las actividades.
Rainbow Homeschooling establece niveles según el desarrollo del menor.
Está una opción para los más pequeños, la cual se centra en tareas de estimulación auditiva, kinestésica, visual, entre otros. Cuando son mayores de 2 años se basa en la exploración que realicen los menores de su entorno y, finalmente, después de los 4 años se manejan unos contenidos más estructurados, que dan las bases para que entrar a una educación primaria.
Planes de expansión
Con poco más de un año de creación, el programa cuenta con estudiantes en Bogotá, Barranquilla, Cali, Cartagena, Medellín, Santa Marta, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Meta, Sucre, Estados Unidos y México.
“Pasamos de ser dos personas a tener un equipo de 15 colaboradores, conformado en su mayoría por madres cabeza de hogar profesionales en educación, y logrando, en un año, facturar más de 450 millones de pesos”, señaló David Montes, director istrativo del proyecto.
Este emprendimiento colombiano espera ampliar el modelo hasta niños de 13 años, con el fin de incluir educación primaria y crecer internacionalmente.
“Queremos enfocarnodos en entrar en el mercado de México y Perú, en donde están muy interesados en un modelo de educación desde casa”, puntualizó García.
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