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La emprendedora de 10 años de Silicon Valley
Samaira inventó un juego de mesa para que en los colegios se enseñe sobre código y programación.
Ha dado conferencias en Microsoft y Google e invita a niñas y mujeres a acercarse más a la tecnología. Foto: Coderbunnys
Al hablar con Samaira Mehta cuesta creer que tenga solo 10 años. Se expresa con seguridad, facilidad y, sobre todo, con mucha emoción acerca de temas como lenguajes de programación, desarrollo web o inteligencia artificial.
“El código es el futuro y en unos años va a ayudar a muchos niños a tener más opciones de trabajo”, dice sonriente en una videollamada por Skype. Es de San Francisco (California, Estados Unidos) y se ha convertido ya en una referente en Silicon Valley.
No es para menos: cuando tenía 8 años creó, con la ayuda de sus padres, Coderbunnys, una empresa enfocada en el desarrollo de juegos de mesa para enseñar a niños sobre programación e inteligencia artificial. También dicta charlas en colegios y librerías para compartir su pasión e, incluso, ha sido conferencista en grandes eventos de gigantes de la tecnología tan importantes como Microsoft y Google.
El código es el futuro y en unos años va a ayudar a muchos niños a tener más opciones de trabajo
“Mi misión es que los niños se emocionen por el código, que lo disfruten y lo vivan como una experiencia divertida, al igual que yo”, afirma.
Su amor por este mundo comenzó a los 6 años, cuando su padre, Rakesh Mehta, un ingeniero, la introdujo por primera vez en el lenguaje de programación Scratch, creado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y que permite la creación de animaciones y juegos.
“Ese día se iluminó mi mente. Mi papá comenzó a mostrarme sitios en internet que enseñan partes básicas de programación. Fue difícil al principio porque no entendía muy bien, pero luego me enseñó los conceptos, y se volvió muy fácil”, contó.
Pronto, su cabeza inquieta quiso ir más allá. “Cuando les contaba a algunos amigos que me gustaba el código, ellos me decían que les parecía aburrido. Yo quería que fuera divertido y se me ocurrió usar juegos de mesa para lograrlo”, afirma.
Como las conversaciones en familia casi siempre giraban en torno a la tecnología, la idea de crear Coderbunnys tomó forma rápidamente. Después de varios debates con sus padres, Mónica y Rakesh, e incluso su hermano, Aadit, de 7 años, surgió el concepto. “El objetivo del juego es que a medida que vas pasando un punto específico del camino vas aprendiendo varias definiciones”, explica.
A los 8 años, Samaira creó su propia empresa para enseñarles a otros niños a programar mediante juegos de mesa. Foto:FOTO: CODERBUNNYZ
Como cualquier emprendedor, Samaira tomó lápiz y papel para hacer bocetos de sus ideas. Pasó días dibujando, eligiendo los colores y creando los primeros prototipos. Después de intercambiar alrededor de 100 correos electrónicos con diseñadores gráficos, finalmente logró su soñada versión.
“Fue una de las partes más difíciles; intercambiamos muchos mensajes hasta llegar al punto que yo quería, pero fue una excelente experiencia de la que aprendí mucho”, dice.
Samaira ha logrado vender alrededor de 3.000 ejemplares. Los juegos ya han sido usados como herramienta de trabajo en varias instituciones educativas de Estados Unidos.
Para su padre, la clave del éxito al emprender está en enfrentar los fracasos y los triunfos en los procesos de creación.
“Hace un tiempo era común pagar un curso de verano sobre emprendimiento que costaba 10.000 dólares, pero en la práctica tal vez no es lo más conveniente. Pensé que si ella tenía una idea inteligente, debía identificar cómo hacer para llevar a cabo la experiencia y que pudiera tener fracasos y éxitos; cuando fallamos y aprendemos, lo recordamos de por vida; hay mucho crecimiento en el proceso, y esa es la clase de emoción que necesitan los niños”, afirma.
Rakesh invitó a otros padres de familia a que involucren a sus hijos en procesos de aprendizaje sobre programación. “El mejor consejo es que les muestren todas las opciones que existen. Hay sitios, cursos, juegos y muchas cosas que pueden hacer, y si hay pasión, eso es lo que seguramente va a ayudar a que haya éxito. Así los van a inspirar”, afirma.
Quisiera que más niñas formen parte del campo de la computación porque no están representadas en el área
El éxito de Samaira los ha llevado a crear un nuevo juego enfocado en inteligencia artificial en el que los niños aprenden sobre conceptos como reconocimiento de imágenes y aprendizaje adaptativo. Hoy, su sueño más grande es que sus títulos lleguen a las manos de todos los niños del mundo, sin excepción, pero también que las niñas y mujeres se involucren más con la tecnología.
De hecho, sus intervenciones tienen un enfoque especial en los temas de género. “Quisiera que más niñas formen parte del campo de la computación porque no están representadas en el área”, señaló. “Me siento honrada y muy feliz de invitar a otras mujeres a que se unan”, agrega.
Toda esta labor le ha abierto las puertas a un futuro que pareciera tener asegurado, incluso ya Google le ofreció un empleo dentro de la empresa que podrá obtener una vez sea mayor. Pero sus ambiciones son mucho más amplias.
“No estoy segura todavía de lo que quiero para el futuro, por ahora seguiré siendo una emprendedora y una líder, pero tal vez me gustaría ser algún día la presidenta de Estados Unidos”, dice.
Gracias a su labor con otros niños, a Samaira ya le ofrecieron un puesto de trabajo en Google. Foto:Coderbunnys
Las causas sociales también están en su lista de objetivos. Hizo un puesto de limonadas frente a su casa, y el dinero lo donó a una organización que ayuda a las personas sin hogar. También se unió con empresas privadas para que donaran su juego a librerías y colegios que no pudieran pagarlo, bajo una iniciativa que denominó ‘Mil millones de niños pueden programar’.
Su lema de vida consiste hoy en arriesgarse y evitar preocuparse por el fracaso. “¿Por qué afanarse por perder cuando ni siquiera lo has intentado?”. Su consejo a niños y adultos es: “No sentir miedo de empezar algo nuevo porque puede que te sorprendes o que te guste algo cuando ni siquiera lo esperabas”, señala.