La Misión Internacional de Sabios 2019 tuvo recientemente su segunda cumbre, en Cartagena. Ya se percibe la tensión de llegar al final de un proyecto ambicioso cuyo fin es lograr que el conocimiento sea la base del desarrollo económico y social de la nación sin comprometer su sostenibilidad.
Puedo hacer algunas reflexiones sobre el avance de la misión desde mi punto de vista, así como sugerir una estructura de las ideas presentadas.
Percibo tres niveles de propuestas que contribuyen aditivamente a lograr los objetivos de la misión. Inicialmente, un enfoque sistémico de intervenciones –regido por el Estado–; segundo, el establecimiento de una capa funcional para el país, y finalmente, el fomento a la innovación disruptiva.
La inversión pública y privada irían aumentando en el mismo orden, asimismo, los riesgos e impactos en el largo plazo.
Las intervenciones en el sistema son reformas –en su mayoría a costo cero– que procuran y estimulan un ambiente de investigación, innovación y cambio.
Un ejemplo es adoptar una política de ciencia y datos abiertos, donde la información científica financiada con recursos públicos se libere. Una visión compartida con la Asociación Colombiana de Minería, con quienes conversamos.
Este gremio carece de información sobre exploración minera que los guíe estratégicamente. En general, ajustar el sistema para superar los retos y las barreras identificadas por la misión.
Fortalecer la capa funcional es generar las condiciones –con un enfoque regional– que procuren un aumento en el ingreso per cápita de la población. Esto incluye establecer una conectividad con las regiones –como internet en todo el territorio– hacia mejorar las cadenas de valor productivas, así como el monitoreo biológico, ambiental y comercial de los productos.
Esta transformación va también de la mano con cambios estructurales en la educación, incluyendo una atención integral universal de 0-5 años, nuevos contenidos educativos para la educación primaria y media, becas doctorales enfocadas en las regiones y construcción de tejido social.
La innovación disruptiva se plantea como investigación orientada por misiones –inspirada en ideas de Mariana Mazzucato–.
Identificar metas estratégicas y ambiciosas donde el Estado se arriesga e invierte en proyectos de largo plazo –y donde la industria sola no lo asumiría–.
La experiencia internacional demuestra que esto funciona bien de la mano de la micro, pequeña o mediana industria, en asociación con universidades y centros de investigación.
La misión planteará, además, ideas emblemáticas, como ejemplos proactivos de las apuestas en los diferentes niveles.
JUAN ARMANDO SÁNCHEZ PH. D.
Profesor titular, Universidad de los Andes, Bogotá (Colombia) y miembro de la Misión Internacional de Sabios.