Los primeros exoplanetas –mundos que orbitan alrededor de otras estrellas– se descubrieron hace apenas 30 años y desde entonces se han identificado más de 5.000. De ellos, a la mayoría solo se les conoce por sus denominaciones científicas, conjuntos de números y letras que no tienen ninguna relación con las historias y culturas de la humanidad.
Una situación que la Unión Astronómica Internacional (IAU por sus siglas en inglés) está decidida a cambiar a través de campañas internacionales en las que invitan a estudiantes, profesores, entusiastas de la astronomía, astrónomos aficionados y científicos exoplanetarios a desarrollar propuestas para darles un nombre y una historia a estos nuevos mundos.
Para la edición 2022 del NameExoWorlds, como se le conoce a esta iniciativa, desde el Observatorio de Pasto presentaron un proyecto con el que esperan que uno de esos nuevos mundos recién descubiertos, y la estrella alrededor de la cual orbita, reciban nombres que rindan homenaje a dos comunidades indígenas que habitaron el sur de Colombia: los quillasingas y los pastos, respectivamente.
El planeta en cuestión recibe actualmente el nombre de GJ 367b, un cuerpo rocoso que se encuentra a unos 31 años luz de la Tierra y que fue descubierto en 2021. Entre sus características se destaca por ser uno de los más ligeros que se conoce, tener poca masa, una densidad mayor a la de la Tierra, orbitar muy cerca de una estrella enana fría –a la que le da la vuelta en tan solo 7,7 horas– y contar con un núcleo que contiene hierro y níquel.
Una de las peculiaridades de GJ 367 b es que tiene una densidad equivalente a la del hierro casi puro, según los modelos planteados por los científicos que lo descubrieron, y una temperatura superficial cercana al punto de fusión de este metal, lo que sugiere que es el núcleo de hierro de un planeta que ha perdido su manto exterior.
La propuesta del Observatorio de Pasto, liderado por su director, Alberto Quijano Vodniza, es que este exoplaneta y la estrella se asocien con los nombres de estos pueblos indígenas que convivieron en los fríos valles del sur colombiano y el norte ecuatoriano desde los años 800 hasta la llegada de los conquistadores españoles. Debido a que estas culturas no tuvieron una gran importancia, como por ejemplo los incas, los expertos del observatorio proponen relacionar simbólicamente este factor con la poca masa del exoplaneta y el tipo de estrella.
Según explica Quijano, este es uno de los 20 nuevos exoplanetas y sus estrellas que se bautizarán dentro de la convocatoria NameExoWorlds 2022 de la IAU. Sistemas que, de acuerdo con esta organización, son de especial interés, ya que se encuentran entre los primeros objetivos exoplanetarios que se estudiarán con la ayuda del telescopio espacial James Webb (JWST) de la Nasa, la Agencia Espacial Europea y la Canadiense.
Expresaron la armonía entre los opuestos complementarios, característica estimulante para el desarrollo de los grupos, tal como ocurre con el exoplaneta y su estrella.
“Planteamos que a la estrella se le llame Pastos porque esta era una cultura mucho más general”, detalla Quijano. Dentro de la propuesta también destacan que esta población tenía la capacidad de manifestarse de manera abstracta, ya que en su orfebrería y cerámica utilizaban técnicas complejas donde privilegiaban los motivos negativos, y “decoraban” lo que no se veía.
“Expresaron la armonía entre los opuestos complementarios, característica estimulante para el desarrollo de los grupos, tal como ocurre con el exoplaneta y su estrella. El núcleo del exoplaneta contiene varios metales, y ambas culturas dominaron la metalurgia del oro y el cobre”, exponen en la justificación que fue presentada ante la IAU.
Además, los expertos del observatorio expusieron la relación de estos grupos con la astronomía, algo que se evidencia en algunas de sus leyendas, como la que dice que sol, que amaba a los Pastos y era representado por la estrella de ocho puntas, hizo brotar oro del interior de las montañas. Mientras que los quillasingas, un nombre cuya etimología significa ‘los señores de Luna’, practicaron un politeísmo estelar.
De vuelta a las raíces
El interés de la organización internacional, creada en 1919, es retomar aquellas prácticas a través de las cuales las culturas de todo el mundo han establecido desde tiempos remotos conexiones con objetos del mundo natural dándoles nombres en sus lenguas nativas. Procesos en los que muchas civilizaciones desarrollaron sus propias historias, mitologías y contextos culturales en torno a las manchas de luz que veían en el cielo.
Esta es la historia de cómo la astronomía se convirtió en una de las primeras disciplinas que hoy llamamos ciencia
“Esta es la historia de cómo la astronomía se convirtió en una de las primeras disciplinas que hoy llamamos ciencia, y el comienzo de la eterna búsqueda de la humanidad por comprender el universo que nos rodea”, explicaron los de la IAU en la convocatoria, que contó con la participación de equipos de todo el mundo y de la que se tendrán los resultados el próximo año, después de que los proyectos atraviesen por el proceso de evaluación de los astrónomos.
El primer concurso NameExoWorlds, celebrado en 2015 por la IAU, dio nombre a un total de 19 sistemas (compuestos por 14 estrellas y 31 exoplanetas orbitándolos), con la participación de equipos de 182 países y territorios. En 2019, como parte de las celebraciones del centenario de la IAU, el concurso ofreció a cada país la oportunidad de nombrar un sistema planetario, compuesto por un exoplaneta y su estrella anfitriona. Como parte de este concurso, 112 países organizaron campañas nacionales que contaron con la participación directa de más de 780.000 personas en todo el mundo.
La intención de estas campañas también es apoyar la divulgación de la astronomía hacia el público en general. Es por esto que uno de los requisitos que también deben cumplir los equipos participantes, además de proponer nuevos nombres, es crear y llevar a cabo un acto de divulgación relacionado con los exoplanetas, su descubrimiento e importancia, la posibilidad de vida en otros lugares, entre otros temas en los que desde el Observatorio de Pasto han participado.
De hecho, recientemente investigadores de esta entidad presentaron en uno de los talleres que convoca la Nasa sobre este tema los resultados de su estudio sobre el exoplaneta conocido como TrES-3, ubicado a aproximadamente a 1.300 años luz.
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ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS
REDACCIÓN CIENCIA
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