El Sistema Solar está repleto de intrigantes y espectaculares paisajes que nos hacen soñar con poder visitarlos algún día. Por ejemplo, Marte –el segundo planeta más explorado después de la Tierra– tiene rasgos únicos que lo caracterizan y marcan una notable diferencia respecto a los demás astros de nuestro vecindario cósmico.
En este planeta empieza la serie sobre las maravillas del Sistema Solar; hablaremos del volcán más alto del Sistema Solar: el monte Olimpo.
Con unos imponentes 27 kilómetros de altura (poco más de tres veces la altura del Everest) y casi 550 kilómetros de diámetro, este monte es una estructura geológica que tardó varios millones de años en formarse: la emisión de grandes cantidades de lava, poco a poco contribuyeron al crecimiento de este volcán.
Al tener
Marte una menor masa que la Tierra, su campo gravitacional es casi 60 por ciento menor que la gravedad terrestre, por lo que
para el planeta rojo es relativamente más fácil que volcanes de gran tamaño sean formados a lo largo del tiempo geológico.Para que nos hagamos una mejor idea sobre la monstruosidad de este volcán, es necesario tener presente que el monte Olimpo ‘golpea’ la delgada atmósfera de Marte. En la cima, la presión atmosférica es de tan solo un 7 por ciento comparada con la presión atmosférica que hay en la superficie marciana. De hecho, una de las primeras evidencias directas de su gran altura se obtuvo cuando la misión Mariner 9, en 1972, fotografió el planeta rojo y encontró que estaba inmerso en una gran tormenta y dejaba entrever la cima del monte Olimpo, parecido a una inmensa isla en medio de un océano de arena.
Es precisamente en la cima de este volcán donde se ubica una gran caldera, el lugar por donde sale el magma desde el interior de Marte hacia la superficie. Con unos impresionantes 80 kilómetros de diámetro, esta caldera es, de lejos, más grande que la ciudad de Bogotá.
Seguramente se preguntarán qué tan grande es el monte Olimpo comparado con Colombia. Pues bien, si pusiéramos este volcán de punta a punta en el territorio nacional, es decir, desde el cabo de la Vela, en La Guajira, hasta Leticia, en el Amazonas, cabría tres veces y media.
Esta es la primera de las siete maravillas que nos quedan por recorrer y nos muestran lo espectacular de la exploración planetaria.
DAVID TOVAR
Codirector Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología (GA) / Universidad Nacional
En Twitter: @planetovar