Como los reptiles, tenían su piel llena de escamas, cola y afiladas garras en sus patas. Sin embargo, no eran reptiles, sino anfibios. Se trata de la familia conocida como Albanerpetontidae, la cual sigue sorprendiendo a los científicos pese a que todos sus ejemplares se extinguieron hace varios millones de años.
La última sorpresa por parte de los albanerpetontidos, a los que los científicos llaman cariñosamente ‘albis’: fueron el primer grupo de animales en tener una lengua balística, una herramienta de caza única en la naturaleza que solo se encuentra en los camaleones y algunas salamandras de la actualidad.
Así queda consignado en un
artículo que publica la reconocida revista Science el jueves 5 de noviembre y el cual es el producto de una investigación liderada por el herpetólogo colombiano Juan Diego Daza, actualmente afiliado a la Universidad Estatal Sam Houston, en Huntsville Texas.
Daza, oriundo de Tuluá (Valle del Cauca) hizo su pregrado en Zoología en la Universidad del Valle y, al terminar, se fue a hacer su maestría y doctorado en la Universidad de Puerto Rico.
Aunque sus investigaciones se han enfocado principalmente en la morfología de lagartijas del grupo de los gueckos, con el tiempo, se fue interesando cada vez más en el estudio de especímenes preservados en ámbar, una forma de fosilización en la que los animales quedan atrapados y muy bien conservados en la resina que brota de los árboles cuando estos sufren un daño en la corteza.
“Hace dos años el gemólogo Adolf Peretti nos ó para que estudiáramos su colección privada de fósiles en ámbar de una región de Birmania en la que hay varios minas de fósiles de diferentes edades geológicas, la mayoría del Cretácico medio, con una edad estimada de 99 millones de años”, cuenta Daza.
De acuerdo con el científico, aquella llamada despertó su interés porque, años atrás, en el año 2014, ya había tenido la oportunidad de estudiar una colección privada de la misma localidad birmana. Se trató de un trabajo en equipo con el entomólogo David Grimaldi, en el que describieron algunos especímenes de ámbar, entre los que había antiguos reptiles extintos hace 99 millones de años
“Aquella era una colección que estaba depositada en Museo de Americano de Historia Natural, en Nueva York. Ahí encontramos varios ejemplares raros que describimos como camaleones que publicamos en el 2016. Había uno muy completo pero inmaduro, por lo que los huesos no estaban muy bien formados”, asegura Daza.
Un anfibio que quería ser reptil
Daza y su equipo se dieron a la tarea de describir el material de esta segunda colección, y para su sorpresa, encontraron nuevos especímenes del mismo grupo descrito en el año 2016, entre los que había un ejemplar adulto y una columna vertebral.
Lo primero que saltó a la vista fue que el nuevo ejemplar tiene muy bien preservado el hueso entoglosal, que hace parte del aparato esquelético de la lengua
“Con estas piezas empezamos a reconstruir la historia”, dice Daza, quien, junto con su equipo, decidió que la mejor técnica para estudiar los fósiles sin dañarlos era la tomografía computarizada, la misma que se utiliza en medicina para estudiar la anatomía interna de pacientes con lesiones en los huesos a través sel tejido blando en el cuerpo.
“Lo primero que saltó a la vista fue que el nuevo ejemplar tenía muy bien preservado el hueso entoglosal, que hace parte del aparato esquelético de la lengua; este hueso se preservó debajo de la mandíbula y conservaba restos de la lengua aun conectados", señala Daza.
Y continúa: "Este es un hueso muy similar al de la lengua de los camaleones en la actualidad, por lo que dedujimos que estábamos ante un animal con la capacidad de utilizar su lengua como un arma elástica para atrapar a sus presas”, asegura Daza.
Daza agrega que, si bien en la actualidad algunas salamandras de un grupo llamado Plethodontidae cuentan con un mecanismo asociado a la lengua similar, estas han perdido los pulmones y respiran a través de la piel.
"Los anfibios con pulmones -asevera- bombean aire usando músculos de la boca, pero debido a las modificaciones de la boca para lanzar la lengua y la falta de costillas, es posible que los 'albis' también respiraran por la piel y no tuviesen pulmones. En este sentido, la lengua su es más similar a la de camaleón, la cual esta soportada por un elemento único en la mitad de la boca“.
"Este albi era como un anfibio que aparenta ser un reptil”, dice el experto.
En busca de más yacimientos
Según Daza, estos son animales muy importantes en la historia evolutiva, pues estuvieron presentes en el planeta por al menos 165 millones, desde el jurásico (la época en que vivían dinosaurios) hasta el pleistoceno tardío, cuando los mamíferos ya
reinaban el planeta Tierra.
Por eso, estudiar especies nuevas como esta, a la que bautizaron Yaksha perettii (en honor al gemólogo Adolf Peretti) puede brindar pistas sobre su papel dentro de los ecosistemas del pasado.
Sobre los hábitos de los albis, Daza asegura que, con la información que tiene, solo es posible especular: “eran animales muy pequeños de unos cinco centímetros de largo, por lo que antes se pensaba que vivían en huecos en la tierra; no obstante, ahora, gracias su presencia en ámbar, sabemos que estaban asociados a los árboles", indica.
Daza y su equipo creen que la sofisticada lengua que tenían les servía para cazar presas como insectos y otros pequeños artrópodos. Además, piensan que su tamaño jugaba en su contra, pues podrían haber sido presas fáciles de animales como los escorpiones y los ciempiés.
Dedujimos que estábamos ante un animal con la capacidad de utilizar su lengua como un arma elástica para atrapar a sus presas
“Su tamaño también nos hace pensar que, a diferencia de otros anfibios como las ranas y los sapos, que presentan una etapa larval durante su desarrollo, los albis tenían un tipo de desarrollo conocido como directo, en el que no hay una larva de vida libre (renacuajo) antes de antes de llegar a la edad adulta", dice.
Daza afirma que el siguiente paso de la investigación será seguir investigando estas localidades de Birmania en busca de otros animales preservados en ámbar, como arañas e insectos, con los cuales se puede seguir completando el rompecabezas evolutivo de estos animales únicos.
“Nos interesa seguir buscando más albis para poder entender cómo sus adaptaciones morfológicas tan interesantes como las lenguas balísticas evolucionaron en la naturaleza”, apunta.
Esta investigación es el producto del trabajo de nueve científicos de Colombia, Estados Unidos, Inglaterra, España, Eslovaquia, Alemanía y Australia, incluido un experto en cladística, el doctor J. Salvador Arias, también colombiano.
NICOLÁS BUSTAMANTE HERNÁNDEZ
REDACTOR DE CIENCIA