De acuerdo con expertos de la Universidad Eafit, al igual que cada aspecto de nuestro organismo, el ADN codifica la información genética que determina cómo es nuestro iris, que es la membrana responsable de regular la cantidad de luz que entra al ojo y que tiene los colores. De ahí que algunas personas tengan ojos azules y otras, cafés.
De hecho, señalan que existen diversos genes involucrados en el color de los ojos, como el gen EYCL1, que está presente en la gama de tonos entre el verde y el azul; el EYCL2 se encuentra en los humanos con iris de colores que van desde el marrón hasta los más oscuros, y el gran EYCL3 determina cuánta melanina produce nuestro cuerpo. Esto es importante porque, dependiendo de la cantidad, el color del ojo también cambia.
Según la cantidad de melanina que se produzca, la luz se absorbe o se refleja en el ojo haciendo que se vea de un color determinado. Cuando se tiene poca melanina, algunas ondas de luz se reflejan haciendo que los ojos se vean claros (azules, verdes o grises). Por el contrario, cuando hay mayor cantidad de melanina, que es un pigmento oscuro, absorbe mucha más luz y los ojos parecen más oscuros (cafés o negros).
Pero el cómo vemos los colores también depende de cómo se propaga la luz. La capacidad de ver los colores depende de cómo los objetos la absorben y la reflejan, siendo el color que percibimos la luz que sale rebotada de los mismos. La luz es una onda, a cada color le corresponde una longitud de onda y las células de la retina están diseñadas para estimularse y transmitir una información según este parámetro.
Cómo se propagan esas ondas depende también de la atmósfera. En la Tierra, es relativamente densa y se produce la dispersión de Rayleigh, por el que las longitudes de ondas cortas (las azules) tienden a dispersarse mucho más que las rojizas.
En Marte la atmósfera es mucho menos concentrada, por lo que la dispersión de Rayleigh se da en bastante menor medida y entra en juego la dispersión de Mie, la cual ocasiona que las longitudes de onda largas (rojos) se dispersen más uniformemente.
Por eso, como explica la física Gloria García-Cuadrado en su cuenta de Twitter
@ciencia__infusa, lo que pasa con los ojos si la luz que reciben no tiene prácticamente componente azul es que reflejarán el resto de frecuencias, y en el caso de Marte serán principalmente en el rojo, dándoles a las personas de ojos azules un color rojizo en este planeta.
REDACCIÓN CIENCIA
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