En el 2014, cuando Manuel Pulgar Vidal aún era ministro de Medioambiente de Perú (2011 a 2016), presidió la Vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP20) celebrada en Lima. Un encuentro en el que se sentaron las bases para los compromisos alrededor de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que se adoptarían un año después en el Acuerdo de París, que hoy marca la hoja de ruta que sigue el planeta para implementar medidas en la lucha por frenar el cambio climático.
Precisamente por sus contribuciones a este tratado internacional, Pulgar Vidal ha sido reconocido por los gobiernos de Francia, Alemania y España.
En su reciente paso por Colombia, como uno de los ponentes invitados a la Conferencia Mundial de Periodistas Científicos que se llevó a cabo por primera vez en un país latinoamericano, el abogado peruano, líder mundial de Clima y Energía en WWF y quien preside desde el año pasado la nueva Comisión de Crisis Climática de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), habló con EL TIEMPO sobre los avances mundiales que se han alcanzado en esta materia y los retos y oportunidades que tiene Latinoamérica en esta lucha mundial.
¿Estamos perdiendo la lucha contra la crisis climática?
Soy optimista de que estamos dando avances importantes en el cumplimiento de nuestras metas climáticas. Obviamente, podríamos hacerlo mejor, necesitamos decisiones políticas, en especial para salir de los combustibles fósiles, en orden: el carbón, los combustibles pesados y gradualmente el gas natural. Y necesitamos seguir electrificando las economías. En ese sentido, hay algunas señales positivas, pero no suficientes. Pero ahora hay que sumarle una nueva situación que es difícil, que es el negacionismo. Ideológicamente, ya no respondemos a los viejos criterios de izquierda a derecha. Hay conservadurismo en ambos movimientos, por lo cual nos toca afinar nuestra narrativa para describir pasos importantes y para insistir con aquello que todavía no hemos logrado.
La comunidad científica ha intentado que comprendamos la magnitud de la crisis. ¿Usted cree que la humanidad sabe a qué se enfrenta?
Definitivamente. Valoro mucho el rol que ha cumplido la ciencia, tanto para el cambio climático como para la diversidad biológica. Voy a poner un buen ejemplo de cómo ha servido: cuando adoptamos el acuerdo de París en 2015, el umbral que se planteó en este texto era muy por debajo de 2 ºC, el texto menciona 1,5 ºC como un esfuerzo complementario. Luego la ciencia nos dijo ‘no, señores, cada medio grado importa’ y nos definió que el umbral era 1,5 ºC. Porque hemos seguido la ciencia, hoy día nadie duda que ese es el umbral que no deberíamos sobrepasar. Y esto se da no solamente en este tema, también nos ha ayudado a encaminarnos en cuatro transiciones: la transición de la energía, que implican la salida de los combustibles fósiles y la promoción de las energías renovables no convencionales; la transición de la industria hacia una economía circular y la eficiencia energética en los procesos de manufactura; la transición de la infraestructura y las ciudades, donde más tenemos que incidir, porque donde más están creciendo las emisiones es en las ciudades, y, finalmente, la transición de la deforestación y el cambio de uso del suelo, que es lo que más afecta a los países, por ejemplo, de la cuenca amazónica.
Pero el mensaje constante de informes como el del IPCC también ha sido a tomar medidas más contundentes. Usted que presidió la COP20, ¿cree que estos instrumentos funcionan para la toma de decisiones?
Creo que en algunos casos sí. Definitivamente, deberíamos prestarle más atención. También hay que considerar que hoy hemos adoptado acuerdos como el de París y estamos en un proceso de implementación que no solo corresponde a las COP. Estas siguen siendo muy relevantes, porque es el espacio para la toma de decisiones, pero no es el único en donde se moviliza acción climática, esta está hoy día en manos de los actores no estatales. Lo que tenemos que hacer es seguir incidiendo en los distintos frentes y que sean capaces de escuchar a la ciencia. Sé que hay muchas críticas continuamente en los procesos COP. Hay que considerar que son complejos porque reúnen a 200 países del mundo y se construyen en función al consenso. Y alcanzarlo entre países que tienen distintas realidades, intereses, objetivos e incluso expectativas, siempre es complejo y hace que vaya más lento de lo que se quisiera. Sin embargo, si insistimos, por ejemplo, para que en la próxima COP en los Emiratos Árabes Unidos haya una fuerte y clara mención a la salida de los combustibles fósiles, podremos haber dado un avance muy importante.
¿Cuál es su balance de la COP27 que se realizó el año pasado en Egipto?
La última COP, desde mi punto de vista, fue un fracaso, salvo en que se creó el mecanismo tan reclamado para pérdidas y daños. Las COP siguen siendo un espacio donde alguna decisión central para la implementación puede ser adoptada. Pero no le echemos toda la responsabilidad, son distintos frentes. En ese sentido, hay que fortalecer mucho el rol de los alcaldes. Probablemente sean los municipios y los departamentos los que, en muchos casos, menos están haciendo, frente a un Gobierno nacional que tiene probablemente más recursos. Hay que convertir la acción climática en acción local, porque es ahí donde se están produciendo las consecuencias.
¿Usted cree que ese escenario en el que se abandonen definitivamente los combustibles fósiles en el mundo está cerca?
Creo que sí, creo que es inevitable. Hay que considerar que la economía ya nos está dando algunas señas. Hay una discusión en Europa sobre eliminar a partir de 2035 la producción de vehículos de combustión interna, aunque ha habido ciertas dificultades. Uno se puede imaginar lo que va a significar. Obviamente, hay una menor presión para la extracción de combustibles fósiles, en especial gasolina o diésel. Hay también una discusión difícil en Europa de lo que se llama el ajuste de carbón en frontera, que significa que si viene un producto del exterior que ha sido producido con mucha carga de carbón, se le va a poner una carga tributaria, un arancel. Eso va a obligar a tener procesos productivos más eficientes en el sur. Hay también una tercera buena señal que tiene que ver con la caída del precio de las energías renovables no convencionales y su crecimiento. Todo eso empieza a formar parte de los elementos de la economía que nos van a llevar a que salgamos de los combustibles fósiles, aunque reconozco, siempre van a estar los que se resisten.
¿Cómo ve el panorama de Latinoamérica tras los cambios de Gobierno de los últimos años, con una tendencia a la izquierda?
He visto muy mal a América Latina en los últimos 20 años. Una región que ha estado fuertemente fragmentada, incapaz de establecer una agenda común. Pensamos que ahora, porque muchos de los gobiernos han girado hacia la izquierda, puede existir un cambio. Sin embargo, vemos que en muchos casos esto no significa que sean climática o ambientalmente más responsables, tenemos izquierdas que son tan conservadoras como la extrema derecha, incapaces de entender la importancia que tienen los procesos climáticos o cualquier otro proceso ambiental o social. Hay mucha esperanza en el presidente Lula, yo también confío en él. Sin embargo, creo que no tiene el mismo espacio de movimiento que hubo en el pasado. Tenemos a un presidente como Andrés Manuel López Obrador, que es un negacionista en principio, que detuvo las subastas en energías renovables no convencionales en México. Es un país que no ha mostrado ninguna responsabilidad climática significativa.
¿Y en el caso colombiano?
Tenemos en el caso de Colombia un reto muy grande para el presidente Petro porque cuando uno ve lo que hizo el expresidente Santos con conservación, el expresidente Duque con una visión al 2050, entre otros elementos, la pregunta es qué más podría hacer él. Y salvo que yo esté equivocado, no tengo claridad en cuáles son esas metas más ambiciosas que el presidente Petro puede asumir. Por lo tanto, el hecho de que sean de izquierda hoy día no garantiza necesariamente mayor responsabilidad. Quisiera verlos en acción, con medidas muy concretas y no simplemente en el discurso, porque ya hoy día esta ideología de izquierda mucho más responsable climáticamente, lamentablemente se está perdiendo.
Un reto importante de la región es la protección de la Amazonía. ¿Cómo avanza?
Espero que haya un cambio. La Amazonía es un espacio que ha tenido muchos intentos hacia la cooperación a través del Tratado de Cooperación Amazónica (TCA), sin embargo, no ha sido capaz realmente de promover ese nivel de integración. Por ejemplo, la región amazónica ni siquiera tiene un acuerdo internacional para el control de la contaminación transfronteriza en ríos amazónicos y la Secretaría del TCA se ha visto muy debilitada en la última década, incluso cuando se produjo esta crisis de incendios forestales en el 2019. Afortunadamente tuvimos el liderazgo de Colombia para convocar el Pacto de Leticia, que ha contado con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y con el desarrollo de algunos planes complementarios. Entiendo que no necesariamente bajo la Presidencia del presidente Petro se le ha dado la misma prioridad, lo que desde mi punto de vista es lamentable, porque el Pacto de Leticia no tiene color político, es un pacto por la Amazonía y para enfrentar los mayores retos de la región.
¿La crisis política que atraviesa el Perú dificulta la situación?
Claro que sí. La crisis política de Perú ha sido lamentable. Lo que nos ha ocurrido en los últimos meses con el expresidente Castillo fue un lamento total. Dos funcionarios convocados por color político sin ninguna competencia para ejercer cargos importantes de decisión. Y ahora una crisis que tiene que ver con protestas que han sido muy mal y violentamente manejadas por fuerzas policiales y fuerzas armadas, lo que le ha quitado mucha legitimidad al gobierno de la presidenta Boluarte. El Perú es un país que viene en crisis política desde la segunda mitad del año 2016, que los llevó a tener siete gobernantes en siete años. Ningún país puede ser manejado adecuadamente con tanta rotación de la más alta autoridad política. Definitivamente eso hace que el Perú esté fuera del radar de los países que pueden liderar estos procesos de clima, ambientales o de Amazonía. Espero que pronto podamos lograr la estabilidad que se necesita para liderar procesos en un país que como el Perú organizó la Conferencia Climática del 2014 y mostró mucha responsabilidad.
ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS
REDACCIÓN MEDIOAMBIENTE
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