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Entrevista

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'El asteroide que acabó con los dinosaurios fue un evento extremadamente raro. No creo que debamos tener miedo de que ocurra algo de esta magnitud'

Entrevista con Steven Goderis, uno de los investigadores detrás del estudio que ubica el origen del asteroide Chicxulub más allá de Júpiter.

Impresión artística del impacto de Chicxulub en la península mexicana de Yucatán, con Marte y el Cinturón Principal de Asteroides al fondo (no a escala).

Impresión artística del impacto de Chicxulub en la península mexicana de Yucatán, con Marte y el Cinturón Principal de Asteroides al fondo (no a escala). Foto: Mark Garlick (/markgarlick.com)

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PERIODISTA DE CIENCIAActualizado:

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Según una teoría ampliamente aceptada, la extinción masiva de finales del Cretácico, en la que desaparecieron de la faz de la Tierra los dinosaurios, fue causada por el impacto de un asteroide de más de 10 kilómetros de diámetro en el Golfo de México. Al choque le siguieron días oscuros por cuenta de las enormes cantidades de polvo –finas partículas del propio meteorito y de las enormes cantidades de rocas pulverizadas– que se distribuyeron por todo el globo y la estratosfera, dificultando el paso de la luz solar.
Ese mismo rastro que provocó cambios drásticos en la vida de nuestro planeta es el mismo que 66 millones de años después siguió un grupo internacional de geocientíficos, de instituciones como la Universidad de Colonia (Alemania) y la Universidad Libre de Bruselas, para determinar de dónde salió ese nefasto proyectil, un interrogante que durante años ha sido ampliamente debatido en la comunidad científica.
El equipo analizó muestras de una capa de la Tierra que se conoce como el límite Cretácico-Paleógeno ( K-Pg), la porción de nuestro planeta donde alrededor de todo el mundo se depositaron los restos del trágico evento en el que se extinguió más del 70 por ciento de todas las especies. Una arcilla enriquecida por elementos como del grupo del platino (osmio, iridio, rutenio, platino, rodio, paladio), que son una señal inequívoca para los científicos de un cuerpo proveniente del espacio, por ser extremadamente raros en las rocas de la corteza terrestre.
El análisis específico de un elemento conocido como rutenio llevó a los científicos a un sorprendente hallazgo: el asteroide que impactó en Chicxulub (México) tenía una composición de tipo carbonáceo como aquellos que se formaron originalmente más allá de la órbita de Júpiter. Sobre este descubrimiento, publicado en la revista Science, y sus implicaciones para la historia de nuestro planeta, EL TIEMPO habló con Steven Goderis, miembro de la unidad de investigación Arqueología, Cambios Medioambientales y Geoquímica de la Universidad Libre de Bruselas y uno de los autores del estudio.
Steven Goderis, miembro de la unidad de investigación Arqueología, Cambios Medioambientales y Geoquímica de la Universidad Libre de Bruselas y uno de los autores del estudio.

Steven Goderis, miembro de la unidad de investigación Arqueología, Cambios Medioambientales y Geoquímica de la Universidad Libre de Bruselas y uno de los autores del estudio. Foto:Cortesía

¿Cómo surgió este proyecto?

Tengo una trayectoria bastante larga de trabajos sobre Chicxulub, sobre la composición de los asteroides y sobre el límite K-Pg, esta capa que se encuentra por todo el mundo como resultado de la eyección de material del impacto de asteroides, pero en aspectos diferentes a los de este estudio. He trabajado en cómo se produjo la extinción masiva, cómo se formó la sedimentación de rocas, pero siempre tuve un gran interés en entender qué tipo de proyectil estuvo involucrado en la formación de esta estructura de impacto. 
Hace 15 años ya estaba tratando de averiguarlo usando metales del grupo del platino, porque son elementos que en la corteza terrestre y en el manto están muy agotados porque durante la formación del planeta básicamente se hundieron en el núcleo. Un asteroide no vio estos procesos y, por el contrario, es muy rico en elementos de este grupo. Así que cuando impacta, inyecta una gran cantidad de material en todo el planeta. Al principio, la gente se centraba sobre todo en la concentración de iridio, pero en este estudio nos centramos en la composición isotópica del rutenio, que es otro elemento del grupo del platino que tiene muchos isótopos diferentes. Por eso seleccionamos este elemento, porque es muy útil para determinar qué tipo de material impactó en Chicxulub.

¿Cómo fue el proceso, con qué datos o muestras trabajaron?

Tenemos esta pequeña capa de arcilla, que tiene 66 millones de años y la encuentras en todas partes del mundo, incluso en Colombia. Pero para este estudio en particular, necesitábamos concentraciones muy altas de rutenio, porque incluso hoy en día, con espectrómetros de masas muy avanzados, necesitamos mucho para determinar con precisión la composición isotópica. Para eso los mejores yacimientos están en Europa porque son lugares que se encuentran un poco más lejos del evento de impacto, mientras que en el Golfo de México y en lugares como Colombia se vio una deposición de muy alta energía con grandes olas de tsunami y el creador del impacto todavía sacudiendo y revolviendo todo.
Por eso tomamos muestras de Dinamarca, Italia y España y lo que hicimos fue tomar esa pequeña capa de arcilla entre las rocas del Cretácico y el Paleógeno, que son rocas muy duras. Eso te permite entonces tener decenas o cientos de gramos para hacer estas mediciones. Así que realmente necesitas mucho.
La capa límite Cretácico-Paleógeno en Stevns Klint, Dinamarca. Los sedimentos indican la transición del Cretácico (abajo) al Paleógeno (arriba), contemporánea a la extinción masiva más reciente y a la desaparición de los dinosaurios. La capa de arcilla roja con las mayores concentraciones de rutenio indica la llegada del material pulverizado y vaporizado de la zona objetivo al que se añadió material carbonoso de asteroides.

La capa límite Cretácico-Paleógeno en Stevns Klint, Dinamarca. Los sedimentos indican la transición del Cretácico (abajo) al Paleógeno (arriba), contemporánea a la extinción masiva más reciente y a la desaparición de los dinosaurios. La capa de arcilla roja con las mayores concentraciones de rutenio indica la llegada del material pulverizado y vaporizado de la zona objetivo al que se añadió material carbonoso de asteroides. Foto:Philippe Claeys

¿Qué encontraron exactamente?

En los últimos 15 años, la gente ha estado haciendo un montón de estos análisis isotópicos utilizando una amplia gama de elementos en los meteoritos. Así que ahora tenemos alrededor del mundo algo así como 75.000 meteoritos que han sido descubiertos. cuando la gente mide estos sistemas isotópicos notan que hay dos grupos principales. Están los materiales llamados carbonosos y los meteoritos no carbonosos. Lo que sabemos de esto es que básicamente refleja la distribución en el Sistema Solar: los carbonosos vienen de más allá de la órbita de Júpiter, y los materiales del interior son no carbonosos. Una vez que nos damos cuenta de que los meteoritos tienen esta dicotomía, también podemos empezar a pensar en los grandes impactadores, como Chicxulub, ¿cómo eran? ¿Tenían un origen en el sistema solar interno o en el externo?

¿Qué significa que Chicxulub venga de más allá de Jupiter?

Se pone un poco más complicado. La historia ahí es que básicamente Chicxulub, a diferencia de otras cinco estructuras de impacto que caracterizamos, e incluso algunos materiales realmente antiguos de grandes impactos que se habían formado hace miles de millones de años, tiene una firma carbonosa, lo que significa que originalmente ese material se formó más allá de las órbitas de Neptuno.
Lo importante ahí es saber que Júpiter, que actuaba como barrera entre el Sistema Solar interior y el Sistema Solar exterior, al principio del Sistema Solar empezó a migrar. Primero se dirigió hacia el interior y luego volvió a desplazarse hacia el exterior. Y al hacer eso, tienes un planeta gaseoso gigante moviéndose a través de tu Sistema Solar. También estaba tomando parte de ese material del Sistema Solar exterior y plantándolo en el Sistema Solar interior. Y es por eso que ahora tenemos en el cinturón principal de asteroides esta zona de fragmentos sueltos entre las órbitas de Marte y Júpiter, material que tiene tanto lo carbonáceo, el lado exterior del cinturón de asteroides, como lo no carbonáceo, el lado interior del cinturón principal de asteroides.
Sí, esto se llama la “hipótesis de la gran virada” (grand tack hypothesis). Esto es algo que la gente ha empezado a ver incluso en exoplanetas, es decir, en otros sistemas solares. Ves que los planetas gaseosos gigantes no permanecen en sus órbitas. Se mueven un poco en el Sistema Solar.
Representación artística de un impacto cataclísmico, como el de Chicxulub, que provocó la extinción masiva de finales del Cretácico, hace 66 millones de años. El impacto de un asteroide de varios kilómetros de tamaño en un océano poco profundo se representa unos segundos después del o inicial con la superficie.

Representación artística de un impacto cataclísmico, como el de Chicxulub, que provocó la extinción masiva de finales del Cretácico, hace 66 millones de años. El impacto de un asteroide de varios kilómetros de tamaño en un océano poco profundo se representa unos segundos después del o inicial con la superficie. Foto:Dona Jalufka (Vienna, Austria), 1994/2005.

¿Qué dice esto sobre la historia de la Tierra?

Lo que sabemos ahora es que durante los últimos 500 millones de años la mayoría de los materiales que han llegado a la Tierra venían del cinturón interior principal de asteroides. Hasta ahora Chicxulub es algo así como una excepción. La última gran extinción masiva que tuvimos hace 66 millones de años fue el resultado del impacto de un objeto que parece provenir de una fuente diferente a cualquier otra cosa que hayamos visto hasta la fecha. En los próximos años será emocionante ver si podemos confirmar que Chicxulub fue realmente lo que llamamos el ‘pato raro’, y que se trata de un acontecimiento extremadamente extraño.

Pero, ¿puede volver a ocurrir?

Creo que esa es una de las conclusiones más importantes que tenemos, que podemos ver que tenemos todo este material moviéndose en el sistema solar en los últimos 4.500 - 6.000 millones de años, tenemos migración de materiales. No creo que debamos tener miedo de que ocurra algo de esta magnitud. Esto es realmente algo extremadamente raro. Ocurre una vez cada 100 millones, tal vez incluso 500 millones de años.
Pero los objetos más pequeños, del orden de decenas o cientos de metros, que aún podrían tener muchos efectos a escala regional, ocurren con más frecuencia. Esto es algo que quizás veamos durante nuestra vida teniendo un efecto en nuestro planeta. Tenemos que estar preparados para comprender la migración de estos materiales. 
También tenemos que prepararnos, dependiendo del tipo de material que llegue al Sistema Solar interior, puede que tengamos que adaptar nuestras estrategias. Porque se puede imaginar que el material carbonáceo, que tiene muchos volátiles, responderá de forma diferente a algo que es mucho más rico en silicatos, por ejemplo. Así que si queremos desplazarlo en su órbita al impactarlo con un objeto cinético, tendremos que calcular que pensar en estas cosas. También tendremos que adaptar la respuesta cuando hablamos de la defensa planetaria.

¿Quedan para ustedes interrogantes por responder sobre Chicxulub?

Nos estamos acercando al resultado final. Creo que cuanto más precisamente podamos acotar la naturaleza de Chicxulub, mejor podremos pensar también en el mecanismo como fue entregado a la Tierra. Por ejemplo, se puede pensar ahora en poder encontrar en el cinturón de asteroides un grupo que se asemeje al tipo de meteorito que encontramos en Chicxulub y podemos llegar a entender el mecanismo por el cual fue enviado. Tal vez fue una gran colisión, digamos, hace 150 millones de años, en la que un fragmento se desprendió de un asteroide más grande, y luego tomó algún tiempo para que llegara a la Tierra hace 66 millones de años. Eso es algo en lo que tengo ganas de seguir trabajando. Veremos si podemos hacerlo.
ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS
REDACCIÓN CIENICA
@malelopezpl | @TiempodeCiencia

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