La Luna, el satélite natural que orbita alrededor de la Tierra, se caracteriza porque suele iluminar las noches, eso sí, si se encuentra en la fase correcta. Por ser el astro más cercano a nuestro planeta, es el más familiar para todos y el primero que la humanidad ha visitado.
Se trata de un cuerpo rocoso con un radio de 1.738 kilómetros, cercano a la mitad del radio terrestre, mientras que su masa es apenas 1/81 de la masa de la Tierra.
La Luna siempre muestra la misma cara a la Tierra. Se debe a que su período de rotación alrededor de su eje es igual al de su órbita alrededor de la Tierra: 29 días y medio.
Y es precisamente este estado de constante rotación a la que debe su brillo así como sus fases. Este satélite es un cuerpo rocoso y, por lo tanto, no tiene luz propia. Sin embargo, su superficie, al ser clara, resulta perfecta para reflejar la luz que recibe del Sol, la cual siempre golpea en la llamada cara luminosa.
Visto desde la Tierra, este satélite experimenta cambios en su parte iluminada a lo largo de un mes aproximadamente. Son las llamadas fases lunares: luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante, que se repiten continuamente en ese mismo orden.
Estas fases, así como el brillo que percibimos, depende de la posición en la que se encuentra la Luna en relación con la Tierra y el Sol.
Así las cosas, en luna nueva apenas es posible distinguir la Luna, porque al estar interpuesta entre la Tierra y el Sol, la cara visible desde aquí no está iluminada.
Luego, en el lapso de unos 7,4 días aproximadamente, que es lo que dura cada fase, el área iluminada aumenta gradualmente hasta llegar al cuarto creciente, donde la mitad del disco lunar está iluminada. Se puede observar desde el mediodía hasta la medianoche.
La zona iluminada sigue aumentando después del cuarto creciente hasta llegar a la luna llena o plenilunio, cuando la Luna está detrás de la Tierra, y el Sol la ilumina completamente de frente. Se puede ver la luna llena desde el momento en que el Sol se pone hasta el amanecer, alcanzando su máxima altura a medianoche.
Finalmente, el tamaño de la Luna decrece poco a poco, pasando a cuarto menguante, cuando nuevamente la mitad del disco queda iluminada. Se puede ver salir hacia la medianoche, hasta que alcanza la máxima altura al amanecer. Después sigue mermando para comenzar un nuevo ciclo.
Con información de lifider.com
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