Hasta bien entrado el siglo XIX, la educación de las mujeres se concentró en las labores que eran consideradas “propias de su sexo”, como tejer, bordar, rezar, interpretar algún instrumento y otras que estaban encaminadas a formar esposas y madres. Se les enseñaba a leer y a escribir y algunas nociones de aritmética para que pudieran istrar el hogar y dar una educación temprana a sus hijos.
En la Colonia, las mujeres recibían educación en los conventos. El monasterio de la Encarnación, fundado en 1591, fue el primero y único femenino en el Nuevo Reino hasta 1783, cuando se instaló en Santafé el colegio de las monjas de La Enseñanza, por iniciativa de Clemencia de Caicedo. Solo las hijas de las familias “importantes” podían acceder a esta educación.
La independencia no transformó la educación femenina. Se promulgaron leyes como la del 6 de agosto de 1821, que mandó abrir escuelas femeninas en los conventos, pero una parte de la sociedad se opuso y la Iglesia argumentó que no contaba con el dinero para hacerlo. En este contexto, la educación femenina, en el inicio del periodo republicano, se desarrolló gracias a entidades particulares y no a colegios o escuelas públicas.
Más adelante, en 1832, se fundó en Bogotá el Colegio de La Merced, primer colegio oficial femenino. En 1835 había 544 escuelas para la formación de varones, y solo 146 escuelas dedicadas a las mujeres, quienes solo podían educarse si sus familias estaban de acuerdo. Pocas lo estuvieron y prefirieron educarlas en el hogar.
Personajes
María Salomé Ladrón de Guevara - Defensora de la formación de niñas
“Entre las jóvenes pobres cuántos ingenios no habrá que por falta de educación se quedan como diamantes en su brutalidad”. Abrió una casa de educación donde instruyó a las jóvenes pudientes de Bogotá. Tuvo la convicción de que la enseñanza debía cobijar a ambos sexos y argumentó que las jóvenes de bajos recursos también debían acceder. Pidió al gobierno recursos para garantizar su proyecto.
José Félix de Restrepo - El 'profe' de los revolucionarios
“Es egoísmo criminal desear la libertad para nosotros y negarla para nuestros esclavos”. Abogado y naturalista católico, encontró en la docencia el medio para la transformación social. En el Colegio Seminario de Popayán formó a personajes como Caldas, Zea y José Hilario López en ciencias naturales y derecho. Promovió la libertad de vientres y ayudó en la estructuración de las primeras universidades.
Familia Triana - Los educadores de toda la vida
“Dar a aprender una lección y limitarse a hacerla repetir, no es enseñar”. Los Triana fueron reconocidos en el siglo XIX por su impulso a la educación. José María Triana creó uno de los primeros colegios privados en 1827, con el método lancasteriano. Tanto él como su hijo, José Jerónimo, escribieron manuales escolares de enseñanza primaria. También aportaron a la formación de futuros profesores.
EL TIEMPO