El año pasado, Colombia acumuló cerca de 150 días escolares (de actividades académicas) en los que los colegios estuvieron completamente cerrados. Esto lo ubicó entre los países con más días sin clases presenciales dentro de las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), donde el promedio fue de alrededor de 60 días en secundaria y 55 en primaria.
En este panorama, donde en muchas ocasiones se reemplazó el pizarrón por la pantalla, se cuenta con estimaciones del Banco Mundial acerca de las pérdidas de
aprendizaje aproximadas que podrían ocurrir a partir de puntajes de las
pruebas Pisa 2018.
Con estos datos, se cree que la pérdida promedio en puntajes de dicha prueba sería hasta de 49 puntos, con 13 meses de cierres de colegios, y para el caso colombiano se calcula que esta pérdida podría llegar hasta los 50 puntos a causa del largo periodo en el que los colegios permanecieron completamente cerrados a la presencialidad y con trabajo en casa, con todas las dificultades que esto ha representado para estudiantes y maestros.
Así lo explica un nuevo informe del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana (LEE), en el que, tras analizar datos del Banco Mundial y la Ocde de diferentes países y compararlos con el caso colombiano, también se concluye que la mayor parte de los niños, niñas y adolescentes del país pasaron tres cuartas partes de los 200 días del año académico en casa; vale anotar que este es de 40 semanas y que los días escolares son cinco por semana, sin contar sábados y domingos.
Por causa de los 13 meses que los colegios permanecieron cerrados en su mayoría (de marzo del 2020 a junio del 2021, salvo un porcentaje pequeño de instituciones en alternancia), el país pasaría de 412 puntos obtenidos en las pruebas Pisa del 2018 a 362, de acuerdo a las estimaciones del Banco Mundial.
Esto resulta preocupante si se tiene en cuenta que los países de la Ocde tienen un promedio de 487 puntos en estas pruebas, y se estima que el impacto de la pandemia no causaría una caída tan grande en sus calificaciones, como sí ocurre con Colombia. Es decir, que la brecha de aprendizaje de los colombianos con el resto del mundo se ampliaría más.
Por eso, para Luz Karime Abadía, codirectora del LEE, Colombia, como uno de los países más afectados por la pandemia en la continuidad de clases presenciales, debe prepararse no solo para el regreso seguro a la presencialidad, sino también para implementar estrategias de nivelación para remediar los vacíos académicos que han quedado con el cierre de los colegios.
“La evidencia ha mostrado que la educación remota está siendo menos efectiva que la presencial, en especial para los estudiantes más pobres y de hogares cuyas condiciones son menos propicias para el aprendizaje desde casa. Nuestro informe resume algunas estrategias e innovaciones que otros países han implementado para reducir las brechas de aprendizaje, las cuales constituyen una guía y punto de partida para el caso colombiano”, dijo.
En estos intentos de mitigación del impacto de la pandemia en los procesos educativos se destacan países como Austria, España y Polonia, para la educación media, y Portugal, España, Polonia, Países Bajos y Austria para básica primaria y básica secundaria.
Con individuos menos educados, Colombia será un país con más pobreza y desigualdad, con menor innovación, productividad y competitividad
Dentro del
paquete de medidas y
políticas públicas en educación que desde el LEE se plantean como modelos a seguir están nueve puntos, entre los que se destacan la evaluación de las brechas en el aprendizaje de los estudiantes que pueden haberse acumulado durante el cierre de los colegios; medidas remediales para reducir las brechas de aprendizaje para cualquier estudiante que las necesite; medidas con un enfoque especial sobre estudiantes con desventajas socioeconómicas –los más afectados por el cierre de colegios, al no contar con a plataformas tecnológicas–; medidas en estudiantes que no tenían a la
educación a distancia, medidas sobre estudiantes más propensos a desertar o a repetir grado; medidas sobre estudiantes inmigrantes y refugiados, minorías étnicas o indígenas, entre otras.
De estas recomendaciones, el LEE encontró que Colombia reportó solo aplicar tres, lo que estaría causando que la mitigación de los impactos no sea tan contundente. “Con individuos menos educados, Colombia será un país con más pobreza y desigualdad, con menor innovación, productividad y competitividad. Es importante implementar acciones concretas y efectivas para impulsar los aprendizajes de los estudiantes”, concluye Abadía.
REDACCIÓN EDUCACIÓN
Más noticias