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¿Qué hacer si sus hijos lo 'pillan' teniendo sexo?
Conservar la calma, no alterarse ni regañar a los niños, entre los consejos de los expertos.
Un aspecto clave, que permite a los padres reducir el riesgo de ser “pillados” es enseñar a los niños el concepto de privacidad y de respeto por los espacios íntimos de cada integrante de la familia. Foto: Istockphoto
Andrea y José Alberto quedaron paralizados cuando descubrieron que su pequeño hijo de 5 años, había entrado intempestivamente en la habitación y estaba de pie, observándolos fijamente. Al instante, el niño salió corriendo asustado y se encerró en su cuarto. Eran las 6 de la mañana.
¿Cuánto tiempo llevaría ahí? ¿Qué alcanzó a ver? ¿Qué le vamos a decir? Fueron las primeras preguntas que se les vinieron a la cabeza. Al cabo de un rato, salieron de la habitación en busca del niño. “¿Qué estaban haciendo?” indagó el pequeño tan pronto los vio. “¡Nada!”, exclamó con nerviosismo Andrea, “cosas de grandes”, añadió. El niño se avergonzó y del tema nunca se volvió a hablar. Tampoco volvieron a hacer el amor mientras él estuviera en casa y a la fecha, no saben qué piensa su hijo de aquella embarazosa situación.
Tanto el caso como la reacción son más comunes de lo que se cree: muchos padres no saben cómo reaccionar adecuadamente cuando sus hijos los ‘pillan’ sosteniendo relaciones sexuales y, según la experiencia de los especialistas consultados, la mayoría opta por pasar por alto la situación, ignorar el tema, guardar silencio o regañar al niño.
“Esto provoca que los niños perciban los temas sexuales como algo misterioso, oscuro o malo porque sus padres se enfurecieron o se avergonzaron y ello hace que crezcan con miedos, inseguridades y conceptos erróneos de las relaciones sexuales”, explica Nereyda Lacera, médica sexóloga certificada por la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual.
¿Cómo reaccionar?
De acuerdo con Lacera, a pesar de que la reacción más natural de los padres cuando son pillados in fraganti sea de sorpresa, desconcierto o susto, la primera recomendación será conservar la calma, no entrar en pánico y manejar la situación de la manera más natural y espontánea posible. “Los padres se deben vestir, pedirle al niño que se retire un instante, acordar qué le van a decir y luego, buscarlo y tranquilizarlo explicándole que no estaba ocurriendo nada malo sino que sus padres se estaban consintiendo y demostrándose amor”, aconseja Lacera.
En ello coincide el psicólogo y sexólogo clínico Óscar David Díaz-Sotelo, quien recomienda entablar con el niño un diálogo fuera de la habitación o del lugar donde fueron sorprendidos resaltando que, como pareja que se ama y se respeta, los padres algunas veces exploran sus cuerpos desnudos y tienen momentos de intimidad donde se besan y se dan muestras de cariño y que por ello, no hay por qué temer o sentirse extrañado.
Aquí, los especialistas piden evitar dos errores frecuentes: el primero, reprender al niño por haber irrumpido en el lugar y el segundo, insistirle con preguntas como ¿qué fue lo que viste? porque así el mensaje que se le envía es que estaba pasando algo malo o prohibido y además, porque ello los obliga a evocar el recuerdo de lo que presenció.
Se recomienda entablar con el niño un diálogo fuera de la habitación o del lugar donde los padres fueron sorprendidos y hablar con él de la manera más natural y espontánea posible. Foto:Istockphoto
“En cambio, al niño se le debe invitar a expresar sus dudas con expresiones como ¿quieres preguntar algo? y responder sus inquietudes a medida que las vaya formulando con un lenguaje sencillo, natural, acorde con la edad, sin ahondar en demasiados detalles y llamando las cosas por su nombre”, advierte Lacera.
Así, la experta recomienda que hasta los 5 años, a los niños se les explique muy naturalmente que los papás estaban desnudos y se abrazaban porque se aman y así se demuestran cariño, mientras que a los niños entre los 5 y los 8 años, que ya tienen mayor capacidad cognitiva, se les puede explicar un poco más acerca de la finalidad de las relaciones sexuales.
Anticípese a las sorpresas
Para los especialistas, la mejor manera de evitar este tipo de situaciones es hablando con los niños de sexualidad desde que son pequeños. Según Díaz-Sotelo, dialogar abiertamente sobre el conocimiento del cuerpo contribuye a eliminar los tabúes y abordar “la sexualidad como un proceso natural y no como un ‘pecado’ o como un conjunto de actos negativos o prohibidos”.
A su vez, Lacera añade que los padres deberían abordar de educación sexual con sus hijos hablando de los genitales con nombres propios y haciendo énfasis en valores como el amor, y el respeto por el otro y por sí mismo, lo que también ayuda a prevenir situaciones de abuso sexual infantil.
Otro aspecto clave, que permite a los padres reducir el riesgo de ser “pillados” es enseñar a los niños el concepto de privacidad y de respeto por los espacios íntimos de cada integrante de la familia. “Por ejemplo, establecer dentro de las reglas de convivencia del hogar, que al notar que la puerta de la habitación esté cerrada, se debe tocar antes de entrar”, explica Díaz-Sotelo. “El problema ocurre cuando los padres abren intempestivamente la puerta de la habitación de sus hijos para ver qué están haciendo y les envían el mensaje de que los pequeños también pueden hacerlo”, advierte Lacera.
Para no cohibirse
Aunque es importante que los padres no dejen de lado una vida sexual activa por el hecho de tener hijos, sí es preciso adoptar algunas precauciones como preferir momentos en que los niños no estén en casa y se tenga la certeza de que estarán por fuera el tiempo necesario para tener una relación sexual placentera y no apurada.
Sin embargo, Stella Cardona Mejía, psicóloga infantil y educadora sexual afirma que “hay padres que no manejan bien esta estrategia y siempre están cortos de tiempo, haciendo el amor de forma apurada o preocupados por la llegada de los niños. Otros, terminan reduciendo al mínimo las expresiones sexuales cuando ellos están en casa. Esto, definitivamente, afecta la relación de pareja”, expresa Cardona Mejía.
Por lo tanto, los expertos afirman que, por el hecho de tener niños en casa, las prácticas sexuales no deben restringirse sino regularse en ciertos aspectos. “Esto implica tener precaución con las prácticas sexuales que se lleven a cabo y limitar algunas expresiones: si los niños escuchan o presencian fuertes gritos, movimientos demasiado bruscos o escuchan palabras explícitas con contenido o sentido sexual pueden hacer malinterpretaciones y generar temores porque están por fuera de su capacidad de comprensión”, advierte Díaz-Sotelo.
En este caso, el sexólogo señala que lo mejor será acordar ciertos espacios en los que los niños puedan permanecer en casa de algún familiar por un tiempo prudente o tener escapadas espontáneas a algún lugar en donde los padres puedan estar solos y conectados con su intimidad sin necesidad de cohibirse.