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Seis acciones para transformar el país sin hacer borrón y cuenta nueva
La encuesta Tenemos que Hablar Colombia muestra qué proponen los colombianos para mejorar el país.
Candidatos presidenciales o sus representantes escucharon los resultados del estudio. Foto: Cortesía Universidad de los Andes
En 2021, las universidades los Andes, Eafit, Nacional, Valle, Norte e Industrial de Santander empezaron, con apoyo del Grupo Sura y la Fundación Ideas para la Paz, un estudio inédito en Colombia. El objetivo era descubrir, a partir del diálogo, qué creían los ciudadanos del país que se necesitaba para crear un mejor futuro.
Así, reunieron de forma virtual y durante más de cuatro meses a 5.159 personas, desde niños de 8 años hasta personas de la tercera edad, que viven en todas las regiones; algunos sin filiación étnica y otros de comunidades indígenas, afrodescendientes y rom (gitanos); hombres y mujeres. ¿El resultado? Una hoja de ruta que fue presentada ayer ante representantes y candidatos políticos a la Presidencia, y que muestra que en líneas generales lo que los colombianos más quieren es un cambio, y confían en que es posible generar las reformas necesarias para lograr un país más justo.
En el evento estuvieron presentes representantes de los candidatos presidenciales Luis Pérez , Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez, además de los candidatos Jhon Milton Rodríguez, del partido Colombia Justa Libres, y Enrique Gómez, del Movimiento Salvación Nacional.
"Estos mandatos ciudadanos son, a la vez, oportunidades en las que los participantes consideran necesario trabajar y deudas urgentes que asocian fuertemente con su bienestar y el de sus compatriotas"
Allí escucharon de forma resumida lo que explicaron las más de 5.000 personas en 374.000 palabras. Entre los grandes descubrimientos, los líderes políticos o sus representantes pudieron ver que aunque en todos los casos quienes participaban en estas conversaciones eran desconocidos de distintos orígenes, edades y géneros que se encontraban por primera vez, conversar generó en ellos sentimientos como confianza y alegría.
Las encuestas de Tenemos Que Hablar Colombia fuieron hechas de forma virtual. Foto:Cortesía Tenemos Que Hablar
Uno de los grandes hallazgos del estudio, por ejemplo, es que la conversación genera confianza y que al 73,8 por ciento de las personas lo que más le gustó fue escuchar y conocer diferentes voces y realidades, mientras que el 60,8 por ciento de los participantes resaltó la posibilidad de contribuir a la transformación social con ideas y argumentos.
Además, los colombianos quieren mejoras, y ese debe darse, según dijeron, en cuatro aspectos: la política, la corrupción, la cultura y la educación. Por ejemplo, pidieron un cambio de comportamiento de los gobernantes, más oportunidades educativas y un mayor control político a la corrupción.
Pero no solo los adultos conversaron. También los niños, de entre 8 y 13 años, hicieron parte de las conversaciones con una agenda de peticiones muy clara: quieren mantener el medioambiente, la felicidad y la paz y cambiar la violencia, el medioambiente y la corrupción. Los más pequeños mostraron, asimismo, algo que los adultos no: un interés por conservar ‘la felicidad’ del país. Mientras que en los adultos la percepción general encontrada en el estudio es de tristeza frente a lo que sucede en el país, las próximas generaciones creen que lo más valioso que tiene Colombia es su felicidad y que eso es algo que se debe mantener.
El futuro imaginado
Al final, el ejercicio terminó entregando seis mandatos claves, seis acciones tan sencillas como retadoras con las cuales los colombianos consideran que puede haber un mejor futuro, y que implican cambios en problemáticas que ya se conocen y en otras que no son tan visibles. Se resumen en hacer un nuevo pacto por la educación, cambiar la política y eliminar la corrupción, transformar la sociedad a través de la cultura, cuidar la biodiversidad y la diversidad cultural, construir confianza en lo público y proteger la paz y la Constitución.
“Estos mandatos ciudadanos recogen la expectativa de cambio que surgió en las sesiones de Tenemos que hablar Colombia y son, a la vez, oportunidades en las que los participantes consideran necesario trabajar y deudas urgentes que asocian fuertemente con su bienestar y el de sus compatriotas”, detalla el informe.
Santiago Silva, gerente de Tenemos que Hablar Colombia y profesor del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad Eafit, fue el encargado de entregar esos mandatos a los candidatos presidenciales o a sus representantes y de recordarles que Colombia pide mejoras, que sentarse a conversar ayuda y que pese a la desconfianza los ciudadanos imaginan un mejor futuro.
Los seis mandatos de los colombianos en Tenemos Que Hablar Colombia
1. Pacto por la educación
El 98 por ciento de las conversaciones sobre educación señaló la necesidad de cambiarla o mejorarla. El nuevo pacto que se propone es verla como uno de los principales medios para lograr un país más equitativo. Los colombianos quieren una educación más incluyente y centrada en oportunidades y valores cívicos y ciudadanos e imaginan una reforma amplia y participativa que logre hacer cumplir estas expectativas.
2. Cambiar la política y la corrupción
Los colombianos ven a la política como un medio para garantizar derechos y a la corrupción como el principal obstáculo. Por eso, el cambio que se propone es eliminar las prácticas corruptas de los políticos; pero mantener las instituciones y hacer que funcionen como deben. ¿Cómo hacerlo? Ampliando los espacios de participación y representación política, adelantando ejercicios de formación ciudadana y modificando las reglas de juego.
3. Transformar la cultura
La cultura fue el tercer tema más conversado en la sesiones. El 63 por ciento habló de cambiarla; el 17 por ciento, de mejorarla, y el 20, de mantenerla. Lo propuesto por los colombianos es cambiar la corrupción o la cultura de la viveza, y cuidar la diversidad, las tradiciones y la biodiversidad. Similar a la educación, consideran en las agendas de cambio cultural, como la formación en cultura política, una oportunidad para abordar problemas de inequidad, violencia y corrupción.
4. Biodiversidad y diversidad cultural
El 80 por ciento de los conversadores argumentó que tanto la biodiversidad como la diversidad cultural había que protegerlas y ambas se entienden como parte de la identidad nacional. Para los participantes cuidar el medioambiente es una apuesta democrática, identitaria y de desarrollo. De manera significativa, los niños, niñas y adolescentes hablaron más sobre estos temas que los adultos. Sus llamados se centran en la calidad del aire, el cuidado de las fuentes hídricas y la oposición a la minería.
5. Construir confianza en lo público
Hoy en Colombia hay desconfianza en el Congreso, la Presidencia y en otros actores y escenarios políticos (inferior al 30 por ciento) y mucha más confianza en la academia, las organizaciones sociales y los jóvenes (superior al 90 por ciento). A partir de esto se reconocen dos mandatos: la necesidad para los actores políticos y las agencias públicas de construir confianza con los ciudadanos y la responsabilidad que guarda la sociedad civil de seguir consolidando la democracia colombiana.
6. Proteger la paz y la Constitución
Tanto la Constitución como la paz están en el segundo y tercer lugar de las cosas que los colombianos quieren mantener. Entre quienes hablaron de paz, el 39 por ciento señaló la necesidad de mantenerla, en referencia al acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc. Por otra parte, la Constitución es vista como la posibilidad de tener horizontes compartidos. Los cambios y mejoras que se le asocian a ambos temas se centran en la necesidad de cumplir sus expectativas, más que de modificarlas sustancialmente.
Tres preguntas sobre TQHC a Claudia Restrepo Montoya, rectora de la Universidad Eafit
¿Por qué es tan importante que el próximo presidente aplique los 6 mandatos que pidieron los ciudadanos?
Primero porque es la voz de los colombianos, es la manera de legitimar los espacios de conversación. De lo contrario, sería decirles que se les llama a hablar y no se les escucha. Y, además, porque es un ejercicio que les permite priorizar temas en su agenda programática.
Un cambio en la educación es lo que de forma central piden los colombianos en el informe. ¿Se ve en los candidatos a la presidencia propuestas que representen ese cambio?
Es muy pronto para saberlo. En lo que ha avanzado del proceso no se han escuchado propuestas muy concretas, no son conocidos los programas de la mayoría. Claramente debo decir que la educación no ha estado en el centro de las discusiones hasta el momento. Es necesario comprender, además, que los colombianos hablan de manera transversal de la educación, no como un fin en sí mismo, es decir, el tema central no fue el o la calidad de la educación, sino que la conciben como un medio para la transformación social. Hablan de educación ciudadana, de un nuevo pacto social alrededor de la educación, que nos convoque hacia una transformación cultural donde la legalidad, la confianza y la diversidad sean centrales.
Una de las grandes conclusiones del informe es que los colombianos pueden sentarse y hablar. ¿Por qué la polarización y percepción general del país pareciera mostrar todo lo contrario?
Por los escenarios en los que se da. La conversación necesita un espacio, un tiempo y un lugar. Cuando los colombianos nos sentamos a conversar, por el contrario lo que surge es un afán por encontrar puntos en común. La conversación es un arte que puede degenerarse rápidamente si se le exige ligereza, rapidez y respuestas afanadas; y si, además, no hay capacidad de escuchar, sino afán de hablar. Eso es lo que suele suceder en la redes sociales y en los espacios que quieren exacerbar las diferencias antes de buscar los puntos de encuentro.