Universidad Nacional: La fallida reunión del CSU que buscaba quitarle la rectoría a José Ismael Peña

Además, argumentó otras razones para su ausencia, como que no considera que la ministra de Educación, Aurora Vergara, cuente con motivos suficientes para no haber firmado la resolución 046 de 2024 que designa al profesor Peña como rector, y que el CSU debía sesionar solo hasta que la Procuraduría General de la Nación se pronunciara sobre el caso.

De esta forma, se espera que la ministra convoque a una nueva sesión del CSU en la que, de una vez por todas, se pueda resolver el momento de inestabilidad derivado de la designación de José Ismael Peña como rector de la universidad, así como su posterior posesión en el cargo en una notaría y sin la firma de la ministra Vergara, un hecho inédito en la historia del alma mater.

Y es que la designación de Peña, que causó malestar al no haber sido él el ganador de la consulta universitaria que dio como vencedor al profesor Leopoldo Múnera, en un principio pudo haber salido adelante. Esto dado que en los estatutos de la Universidad Nacional se establece que es competencia del CSU designar al rector, y para ello no está obligado a nombrar al ganador de la consulta. Es decir, legalmente, este órgano estaba en libertad de elegir a Peña sobre Múnera. De hecho, esto ha pasado desde que el modelo se aplica en el proceso, nunca el rector designado ha sido vencedor en la consulta.

Pero el panorama ha cambiado. Primero, por la negativa de la ministra a firmar el acta y el decreto de designación del rector hasta que se liberasen los audios y las intervenciones, con nombre propio, de la sesión del 21 de marzo donde Peña quedó elegido.

Y segundo, y más importante, por la maniobra en la que Peña, ante una notaría, se posesionó como rector, sin la firma de la ministra, y argumentando motivos legales que lo obligarían a posesionarse. Claramente, esto no sentó bien en el Gobierno y, aún si se libera la información solicitada por la ministra, el camino del rector para mantenerse en el cargo es cuesta arriba.

Así las cosas, EL TIEMPO consultó con del CSU que prefirieron mantenerse anónimos sobre los posibles escenarios que pueden darse cuando este órgano logre sesionar.

“Lo más probable es que haya una fuerte puja por destituir o buscar las maneras para sacar a José Ismael Peña del cargo, argumentando que este pasó por encima de los estatutos de la universidad. Esto sería posible ahora que el Gobierno tiene mayorías en el CSU”, dijo la fuente.

Y es que el CSU cuenta en total con nueve asientos, uno de ellos sin voto, que es el de rector. De los ocho puestos restantes que sí tienen voto, el Gobierno cuenta ahora con cuatro votos: la ministra, dos delegados del presidente de la república, y Víctor Moncayo, exrector de la Unal que llega como nuevo delegado del Consejo Nacional de Educación Superior (CESU), en reemplazo de Humberto Rosania (que había sido delegado por el gobierno Duque y fue miembro del CSU en la sesión que nombró a Peña como rector). Moncayo ha manifestado públicamente en el pasado su respaldo a Leopoldo Múnera.

De los cuatro asientos restantes, tres mantendrían su posición por la designación de Ismael Peña: el representante de los exrectores, Ignacio Mantilla, el representante de los profesores, Diego Torres, y la representante del Consejo Académico, Verónica Botero. Por último, Sara Jiménez, representante de los estudiantes, presentó su renuncia en abril, lo que dejaría ese asiento vacante, dejando al Gobierno con cuatro de siete votos.

Eso sí, para que el Gobierno pueda hacer esto, necesita mantener un quorum mínimo de cinco consejeros para hacer una votación, es decir, debe convencer a al menos uno de los consejeros restantes de no levantarse en la sesión.

Pero este no es el único escenario posible, según le dijo a este diario otro de los consejeros: “La negativa de firmar el acta y la posterior resolución por parte de la ministra era porque no se sentía conforme con este documento y quería que se mostraran de manera clara sus intervenciones. Ya los del CSU autorizaron liberar esta información, y por lo anterior se buscará que sí se dé a conocer a la opinión pública y que la ministra cumpla con firmar el acta del 21 de marzo”.

Esta es la opción a la que se aferrarían los consejeros que insisten en la designación de Peña, con la esperanza de que la ministra Vergara no logre argumentar otras razones que impidan plasmar su firma. Pero analistas le dicen a este diario que esta opción ahora es la menos viable.

Así lo explicó el analista Ricardo Rodríguez: “Hace una semana tal vez hubiera sido posible que la ministra aceptara firmar. Pero lo que hizo Peña al posesionarse en una notaría anuló esta posibilidad, porque ahora sí tiene de enemigos a los consejeros del Gobierno”.

Y queda un tercer escenario, explica el experto: “Podemos llegar a ver a un CSU que vota la destitución de Peña, y a un Peña que se niegue a dejar el cargo argumentando que tiene un derecho adquirido al mismo y que no hay motivos legales para su destitución. Esto prolongaría la crisis institucional y llevaría a la Universidad Nacional a una larga disputa de demandas y tutelas, poniendo en tela de juicio la legitimidad tanto de este como del nuevo rector que eventualmente llegase a nombrar el CSU”.

MATEO CHACÓN ORDUZ | Redacción Educación