Laura Quevedo fue recientemente elegida como la nueva representante estudiantil ante el Consejo Superior (CSU) de la Universidad Nacional, esto luego de que el asiento quedara vacante tras la renuncia de Sara Jiménez.
En diálogo con EL TIEMPO, Quevedo, que empezará funciones a partir del mes de junio, aseguró que votará por un nuevo rector encargado en remplazo de José Ismael Peña, con lo que, al menos en el CSU, se destrabaría la discusión.
Pero también respondió ante la baja participación de estudiantes en el proceso de votación del que resultó elegida (6.000 votos totales a pesar de que la población estudiantil de la Unal es de más de 56.000 personas), ante lo cual aseguró que estará en el CSU solo de manera temporal, mientras se supera la crisis actual.
¿Qué papel espera desempeñar como representante ante el CSU?
Como representante, nuestro deber, junto con mi fórmula, es llevar los intereses de la comunidad a este sentido. En ese sentido, se sabe que la persona que fue ampliamente apoyada por los distintos estamentos en la consulta no fue Ismael Peña. Aparte, se han conocido varias irregularidades en el proceso, que no fue por mayoría simple, y otras que ya están en investigación, que no solo le restan legitimidad, sino que presumen una posible ilegalidad del proceso, por lo que mi postura será rechazar esa posesión, para que se den las investigaciones también porque la comunidad universitaria lo exige.
¿Votará por nombrar a un rector encargado?
Esto es necesario, sobre todo por la ampliación que requerimos del calendario académico, por motivos de la movilización. Esa sería la posición, tener un rector encargado, en el sentido de que la persona que se nombró el 21 de marzo se reconoce ilegítima, y por tanto necesitamos una actualización istrativa mientras se hacen las investigaciones necesarias del proceso.
Usted fue la única candidata y hubo baja participación de los estudiantes en la votación. Se registraron algo más de 6.000 votos, pero el universo de estudiantes de la Unal supera los 56.000. ¿Por qué la baja participación?
Es natural que haya baja participación frente a una plancha única, porque no se pudo generar debate al no haber distintas opciones. La plancha única se dio en el marco de la movilización. Lo que se plantea en la votación también es un poco un rechazo al CSU por los efectos que ha dado anteriormente en la designación de rectoría.
Usted ha dicho que estará como representante de forma transitoria. ¿Por qué?
Porque ahora lo que más nos urge es superar la crisis, destrabar la discusión en el CSU. Tras eso, nos retiraremos del cargo para que haya un proceso más democrático, con una participación masiva de la comunidad estudiantil.
¿Va a continuar insistiendo en las exigencias para levantar el paro como por ejemplo la renuncia de José Ismael Peña?
No solo se limita a la rectoría, sino también tiene que ver con la apertura de un proceso constituyente que nos permita hacer los cambios necesarios a los procesos de democracia universitaria que hoy rechazamos. Se pide la renuncia de Ismael Peña, esa es una bandera nuestra, pero también está el hecho de que la designación rectoral históricamente no ha recogido nuestros aportes. Se busca una constituyente para que podamos participar de forma más activa, no solo desde el estamento estudiantil, sino desde diferentes estamentos, y construir de una forma más participativa la universidad.
¿Qué pasaría si el Consejo de Estado define que la designación de Peña fue legal y cumplió con los estatutos?
Eso es algo que no ha pasado, y si llegase a pasar lo evaluaremos en las distintas asambleas y discusiones para saber cómo actuar. Lo importante es que acá no estamos hablando solamente del proceso presuntamente ilegal, sino que lo reconocemos ilegítimo porque la comunidad universitaria de verdad se manifestó muy ampliamente. Hubo incluso un aumento del 40 por ciento en la participación histórica en la consulta.
Específicamente cuando habla de que fue ilegítimo, ¿a qué se refieres?
A que no respetó la consulta y además el proceso no se hizo de manera transparente. Por ejemplo, hay cosas que generan el velo de duda como la reunión previa del CSU con algunos aspirantes. La ilegitimidad del proceso está muy cuestionada. No solamente por no haber respetado la consulta, que es la razón principal, sino porque también hubo en el proceso varias irregularidades.
Con respecto a las consultas, los estatutos dicen que los resultados de estas votaciones no son vinculantes. ¿No sería totalmente legítimo que resultase elegida a una persona diferente a la que ganó la consulta?
Lo que ahora se está abanderando desde las asambleas es que el hecho de que el proceso históricamente haya decidido no recoger las opiniones o las percepciones de la comunidad universitaria, no lo hace justo. Y precisamente eso hace parte de nuestros reparos. Que el proceso de designación no sea vinculante muestra que necesitamos más participación. La universidad no es el CSU, sino que es todas las personas que la componemos.
El profesor Leopoldo Múnera, que fue quien ganó en la consulta, tuvo el 36 por ciento de la votación, hay un 64 por ciento que no votó por él. ¿Por qué exigir que él sea rector si la mayoría votó por otros aspirantes?
Es interesante la tendencia del análisis que se hace frente al tema electoral. Porque, empezamos cuestionando el hecho de la baja participación para la representación estudiantil, pero para la consulta no vale que haya sido la de mayor participación. Nosotros no solamente estamos hablando de las mayorías electorales, sino que la organización estudiantil y los distintos estamentos decidieron que se respetara la voluntad de la consulta.
MATEO CHACÓN ORDUZ | Redacción Educación