¿Qué dicen las distintas religiones sobre los animales de compañía?

Los animales de compañía se caracterizan por ser compañeros leales, fieles y amorosos. Estas características particulares los han convertido en parte esencial de todas las familias colombianas en los últimos años, y cada vez son más tenidos en cuenta en ocasiones especiales.

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Dentro de esta religión, todo lo que existe sobre la tierra forma parte de la creación de Dios. Los animales, en particular, se consideran criaturas de Dios y se hace hincapié en que es el ser humano quien debe cuidarlos y responsabilizarse por ofrecerles bienestar.

En la Biblia, en especial en el libro del Génesis, se atribuye al ser humano la responsabilidad de cuidar de todos los seres vivos que habitan la tierra. 

Además, en el Catecismo de la Iglesia Católica, en el párrafo 2416, se menciona que “Dios confía la custodia de los animales a aquellos que ha creado a su imagen... Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir o morir innecesariamente a los animales”.

Tan cercano ha sido el relacionamiento de los animales con la religión católica que, en la actualidad, se cuenta con 6 diferentes santos encargados de velar por los animales como San Francisco de Asís, cuya celebración se lleva a cabo todos los 4 de octubre, San José de Cupertino, a quien se le atribuía el don de poderse comunicar con los animales, San Juan Bosco, San Pío de Pietrelcina, San Antonio María Claret y San Francisco Javier.

La estrecha relación entre los animales y la religión católica ha llevado a muchos católicos a considerar a los animales domésticos como compañeros y regalos de Dios.

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Esta religión tiene opiniones variables respecto a los animales de compañía, especialmente hacia los perros. Según algunos relatos, los perros se consideran impuros y, por este motivo, no pueden vivir dentro de casa, aunque pueden utilizarse como animales de trabajo o para protección.

El caso de los gatos es sensiblemente distinto, ya que gracias al aprecio que el profeta Mahoma sentía por ellos y, en especial, por su gata llamada Muezza, son animales limpios y dignos de compartir el hogar con los humanos.

Para esta religión monoteísta de la India, todas las creaciones gozan de igualdad y deben ser tratadas con reverencia. Para esta religión, todos los seres vivos tienen una chispa divina en su interior y, por tanto, deben mantenerse en buen estado y ser tratados con amor y respeto.

Es importante señalar que los conceptos hacia los animales de compañía no solo varían entre religiones, sino que también están sujetos a opiniones personales y conceptos culturales. Sin embargo, independientemente de la religión profesada o de la creencia mantenida, todos los animales necesitan y deben ser tratados con afecto y respeto, y se les deben proporcionar las condiciones necesarias para vivir sanos y con bienestar.

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Dentro de la Torá, el texto sagrado del judaísmo, se incluyen numerosas normas dedicadas a proteger el bienestar de los animales e instan a tratarlos de forma respetuosa y compasiva. En numerosas secciones de este libro sagrado, se “prohíbe infligir sufrimientos innecesarios a los animales”, y se pide a los judíos que atiendan las necesidades de todos los animales.

Las posturas respecto a las mascotas en esta religión son variables. Para algunos, los animales merecen ser tratados con amor y respeto, y es aceptable tenerlos como mascotas. Sin embargo, para otros practicantes, tener una mascota implica una relación de propiedad sobre ella y se ve como algo negativo.

Una parte llamativa del hinduismo es su creencia en la reencarnación y el ciclo de la vida, lo que hace que algunas personas se preocupen incluso por el destino de sus mascotas cuando mueren.

Independientemente del concepto que se tenga de los animales, el hinduismo promueve un trato amable, respetuoso y compasivo hacia ellos, debido al principio de “ahimsa”, que significa “no violencia” y se aplica también a todos los animales.

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Esta religión promueve el amor, la compasión y el respeto por todas las formas de vida, e incluye la instrucción de "no matar ni dañar a ningún ser vivo". 

Aunque no es muy común que los budistas tengan un animal de compañía en casa, se fomenta el amor y el cuidado hacia ellos. En algunos templos o monasterios budistas, sus practicantes han adoptado perros, gatos y otros animales, y cuidan de ellos como parte de su práctica compasiva.