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Colombia y la Antártica: hermanas de distinto color
Son mellizas con características fundamentales para el desarrollo y sostenibilidad de la biósfera.
Desde 1979, los científicos han observado una disminución en la extensión del hielo marino ártico todos los meses del año. Foto: iStock
Es el principal reservorio de agua dulce. Uno de los sistemas más importantes para el albedo de la Tierra y la mitigación del cambio climático. La biblioteca natural de los océanos que guarda en las corrientes, mares circundantes y en sus entrañas de hielo la historia del planeta. Un hotspot de biodiversidad, donde vive una elevada riqueza de invertebrados y vertebrados marinos. Fuente potencial de compuestos bioquímicos con amplio valor socioeconómico.
Ese es parte del perfil biocupacional de un continente único y muy valioso: la Antártica. A pesar de los cerca de 11.000 km de distancia que los separa, y del contraste blanco polar austral con el verde-azul tropical de la Colombia continental y marina, ambas regiones son hermanas fieles que, si bien se han alejado por cuenta de la dinámica de la tectónica de placas, siempre buscan la forma de seguir conectadas por cordones umbilicales de corrientes marinas profundas o por comunidades de ballenas que migran cíclicamente desde el continente blanco a la calidez tropical del Pacífico colombiano.
Son hermanas mellizas con varias características comunes fundamentales para el desarrollo y la sostenibilidad de la biósfera, como la riqueza hídrica, la megadiversidad o la fuente de especies químicas para bioprospectar. Y como familia planetaria que son, lo que pasa con una de ellas afecta a la otra.
El acelerado desprendimiento de casquetes polares que se derriten en las aguas del océano sur lleva a que siga el incremento del nivel del mar y con ello la afectación socioeconómica a las poblaciones costeras del territorio nacional.
Su temperatura puede llegar a menos de -80°C Foto:iStock
La contaminación química y biológica que se da en el Caribe y Pacífico colombianos llegará a las aguas antárticas a través del sistema de circulación global de los océanos que une a todo el azul de la Tierra, dentro de una gran autopista de agua.
Hacer investigación antártica tiene la misma validez e importancia que aquella que el país hace en su 50 % mar. Así, el esfuerzo de muchos años de la Armada Nacional de Colombia, la Comisión Colombiana del Océano, la Dirección General Marítima, los institutos de investigación, las Universidades y ONG del país para contribuir al conocimiento y conservación de esta reserva natural para la paz y la ciencia de la humanidad, y así fortalecer el Tratado Antártico Internacional y el Programa Antártico Colombiano, es más que justificado y digno de reconocer.
Hoy los colombianos deben sentirse orgullosos por los aportes científicos que los expedicionarios polares colombianos han dado a la humanidad y acompañar con la calidez y fortaleza que nos caracteriza la X Expedición de Colombia a la Antártica, próxima a zarpar en su nuevo buque de investigación oceanográfica con capacidad polar, el “ARC Simón Bolívar”.
Hoy, las enfermedades ambientales no están circunscritas a las fronteras geopolíticas y son complejas y globales, por lo que requieren que las mentes cálidas de la zona ecuatorial sigan abordando los océanos fríos en busca de soluciones interdisciplinares para un planeta en declive en la era del Antropoceno.