A partir del próximo 31 de octubre y durante los siguientes 13 días, más de 190 países del mundo realizarán en Escocia la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) para discutir sobre una preocupación común: la crisis ambiental que, ahora más que nunca, amenaza nuestra supervivencia en la Tierra.
La cumbre climática más importante del año llega en un momento crítico para la humanidad sobreviviente de una pandemia (que se llevó la vida de más de cuatro millones de personas) y testigo, cada vez con más frecuencia, de múltiples episodios de sequías extremas, inundaciones y pérdida de biodiversidad sin precedentes en las últimas décadas.
Bajo el lema 'Uniendo al mundo para hacer frente al cambio climático', la COP26 será el escenario propicio para que los líderes del mundo presenten las acciones concretas que han implementado para mitigar la contaminación ambiental, reafirmen sus compromisos con tratados internacionales como el Acuerdo de París, aumenten la inversión en materia de conservación ambiental y asuman metas realistas que les permitan disminuir las emisiones de carbono y eviten el aumento de la temperatura global.
En la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales (IRI Colombia) tenemos la certeza de que el tiempo de actuar para restaurar la Casa Común es ahora. Por ello urgimos a unir esfuerzos para cuidar la naturaleza con la convicción espiritual de que estamos llamados a ser sus mayordomos fieles. Pero también escuchamos las advertencias de los científicos que cada vez son más vívidas. Hoy, según la evidencia publicada por el último informe del Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), es claro que hay un principal responsable en toda esta emergencia ambiental: el ser humano.
De acuerdo con el informe del IPCC, el mundo ya se ha calentado alrededor de 1,2 ° C, en promedio, desde la era preindustrial y con el aumento de temperatura se incrementarán cada vez más las lluvias y las inundaciones por desbordamientos de ríos; las sequías extremas afectarán el sistema agrícola mundial y, debido al derretimiento de los grandes glaciares, el mar subirá su nivel amenazando la existencia de cientos de ciudades costeras.
Según investigaciones científicas, la última vez que hizo más calor que en el tiempo actual fue hace al menos 125.000 años. Desde 1970, la temperatura de la Tierra ha aumentado más rápido que en cualquier período comparable.
De manera que el llamado a los líderes mundiales es más urgente que nunca y espacios como la COP26 deben ser priorizados en la agenda pública. Los del Consejo Asesor y de los 36 capítulos locales instalados de IRI Colombia, iniciativa que nació en la oficina del Premio Nobel de Paz y tiene el respaldo del gobierno de Noruega y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA, insiste en la urgente necesidad de unir fuerzas para disminuir los efectos, ya irreversibles, del cambio climático.
Y aunque es cierto que Colombia es solo responsable del 0.6 % de las emisiones de carbono globales, su ubicación geográfica y gran biodiversidad forman un ecosistema único que cumple un papel fundamental en la mitigación de la emergencia climática del mundo entero.
Sin embargo, el aumento desmedido de la deforestación resultado de la ganadería extensiva y otras formas de explotación de la tierra, indican que el esfuerzo que se está haciendo no es para nada suficiente. Colombia, como país integrante del Acuerdo de París, está comprometido a combatir la deforestación, a trabajar por una transición energético, a reducir para el año 2030 sus emisiones de gases de efecto invernadero y a obtener la neutralidad de carbono en 2050.
Obligaciones, para algunas ambiciosas, que sientan un precedente en las acciones climáticas del país. Pero, ¿estamos realmente haciendo lo suficiente para alcanzar esas metas? ¿Colombia está verdaderamente comprometida con la conservación de la Amazonía, un ecosistema clave para el resto del planeta? A las puertas de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático planteo estas preguntas porque creo firmemente, hoy más que nunca, que la crisis ambiental dejó de ser un problema lejano, un problema del futuro, y se convirtió en nuestra realidad.
Las acciones pastorales de naturaleza ambiental que realizamos en la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales (IRI Colombia) buscan lograr que la justicia ambiental sea una realidad.
Como declararon recientemente el papa Francisco, el patriarca ecuménico Bartolomé y el arzobispo anglicano Welby, las personas que soportan las consecuencias más catastróficas de los abusos que cometemos con la naturaleza son las más pobres del planeta y las que menos responsabilidad han tenido en su provocación.
También se inspiran en el llamado de alerta del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres: “Estamos en un camino catastrófico. Podemos salvar nuestro mundo o condenar a la humanidad a un futuro infernal". El tiempo de actuar es ahora.
* Rvdmo. Francisco Duque-Gómez Obispo de la Iglesia Episcopal Anglicana de Colombia, presidente del Consejo Interreligioso de Colombia e integrante del consejo asesor de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales IRI-Colombia.
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