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Desastres por derrumbes: ¿Qué le falta a Colombia para lograr prevenirlos mejor?
Expertos aseguran que Colombia ha investigado mucho más que otros países en temas de deslizamientos.
Más del 80 por ciento de la población de Colombia corre un riesgo alto o muy alto de ser afectada por derrumbes. Eso, según datos del Mapa Nacional de Amenaza Relativa por Movimientos en Masa, que en 2015 analizó el territorio nacional y categorizó, en escala de 1:100.000 y en escala de 1:500.000, los riesgos que pueden correr las personas al habitar en zonas altamente proclives a verse afectadas por deslizamientos de suelo, roca o madera.
Cuando esos datos fueron cruzados con las zonas donde más habitan los colombianos se encontró que en general, casi todos viven en áreas proclives a los movimientos de tierra. Según explica Gloria Ruiz, coordinadora de Evaluación de Amenaza por Movimientos en Masa del Servicio Geológico Colombiano (SGC), y quien fue pieza clave en el desarrollo del mapa, la población colombiana en general está ubicada en las cordilleras, una zona que además geológicamente no se ha terminado de formar por lo cual tiende a moverse con frecuencia a través de sismos o a verse afectada por las fuertes lluvias.
“Si yo quiero evitar los desastres por movimientos de masa, ¿a dónde debo ir a vivir? Pues a los Llanos Orientales, donde no se generan ese tipo de eventos. Pero entonces allá tenemos otras características físicas y de suelos. Allá tenemos una temporada de inundaciones entonces tendríamos que acondicionarnos a otras formas de vivir. Sin embargo el desarrollo de nuestro país se ha dado principalmente en las cordilleras, desde las mismas culturas ancestrales que estaban ubicados en los altiplanos: el cundiboyacense, en los del Cauca, en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el Perijá. Es decir, preferían las laderas para vivir y el desarrollo del país se da en ese mismo entorno”, explica la experta.
Según ella, es el crecimiento económico, social, y la dinámica de producción la que nos han puesto el reto de mejorar la forma en cómo se ordena el territorio y las áreas donde se puede y no se puede construir en el país, para lograr así disminuir y en general prevenir los desastres generados por los movimientos de masa. Tan solo este año, según datos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y a corte del 4 de agosto, se han presentado 813 desastres relacionados a movimientos de masa.
Lo que sabemos de los derrumbes en Colombia
En el ámbito científico y de investigación, Colombia tiene claro desde hace ya varios años la importancia de conocer más sobre las condiciones geológicas y topográficas del país.
En ese reto el SGC ha sido clave, pues ya ha desarrollado dos mapas con información de amenaza de movimientos en masa en el territorio. Uno a escala de 1:500.000, que es como ver una foto pixelada, que fue el primero que se hizo, y otro entregado en 2015 a escala 1:100.000, que es una imagen con mucha mejor resolución. Ese último mapa le mostró a Colombia, por ejemplo, que entre los departamentos más expuestos con riesgo muy alto están Chocó, Risaralda, Boyacá, Cundinamarca y Antioquia.
Amenaza porcentual muy alta de deslizamientos por departamentos de Colombia. Foto:Servicio Geológico de Colombia
Además, cuando se comparó con datos del Censo Nacional de Población y Vivienda del año 2018, se evidenció que 39’850.096 personas vivían bajo un riesgo alto de deslizamiento, mientras que 494.831 vivían con riesgo muy alto.
Amenaza porcentual alta de deslizamientos por departamentos de Colombia. Foto:Servicio Geológico Colombiano
Y es que en los últimos años, el crecimiento poblacional sumado a una inadecuada planeación territorial junto con fenómenos naturales, como el Fenómeno de La Niña, han exacerbado la presentación de movimientos en masa. Según datos de la UNGRD, entre 1920 y 2020 se registraron más de 11.800 eventos asociados a movimientos en masa. Pero en 2022, un año que ha sido atípico en cantidad de lluvias que han caído sobre el territorio nacional, con corte al 4 de agosto Colombia ha vivido 813 movimientos en masa. Lo que quiere decir que en menos de un año se ha presentado un 6,8 por ciento de lo visto en un centenio.
Eso, claro, se entiende cuando se ven factores como los grandes núcleos poblacionales asentados en faldas de montañas, el acelerado crecimiento de la población que pasó de 5'855.077 en 1918 a 51’049.000 en 2021. Además la problemática aumenta cuando se observa que el ordenamiento de la tierra en el país no ha tenido en cuenta a la gestión de los desastres como un factor importante para decidir dónde y cómo crecer y construir.
“Históricamente el país desarrolló su territorio sin incluir de manera determinante la gestión del riesgo de desastres. Desde ese escenario, muchos municipios se encuentran en zonas que pueden ser consideradas convenientes desde el punto de vista económico o estratégico, sin embargo, desde la gestión del riesgo de desastres pueden ser zonas inadecuadas y/o de alto riesgo”, asegura la UNGRD.
La entidad, destaca que buscando agua como recurso vital, muchos territorios se han asentado muy cerca a rondas de ríos o quebradas, al igual que se han creado “municipios en laderas o zonas con topografías o proyectos de orden nacional que favorecen la generación de movimientos en masa”, enfatizan
En la madrugada del 1 de abril del 2017 el desbordamiento de los ríos que transitan por la capital del Putumayo produjo una avalancha que cobró la vida de 300 personas. Foto:Archivo EL TIEMPO
“Lo primero que tenemos que decir que le falta al país es conocer nuestro territorio. Las personas de Mocoa que estaban viviendo en la zona de la quebrada Taruca, la quebrada Taruquita, y el río Sangoyaco, no eran habitantes nativos de ese territorio. Eran personas desplazadas que empezaron a ocupar ese territorio. Si hubiesen sido personas que ancestralmente hubiesen vivido allí sabrían que en 1960 había ocurrido un evento similar muy parecido, pero como en esa zona no habían habitantes estaba totalmente desocupada. (...) Ese es el primer problema: ni las personas que hicieron allá sus viviendas, ni la istración municipal tomaron en cuenta el conocimiento del territorio al permitir que allí hubiesen viviendas. Cuando viene el evento, que es de origen natural, destruye todo lo que encuentra a su paso”, enfatiza la experta.
Allen Bateman Pinzón, experto en inundaciones, sequía y flujos de avalanchas.
Lo que nos falta en temas de derrumbes
Pero de todo ese conocimiento que tiene el país en cuanto a los movimientos de masa y las zonas de riesgo aún falta mucho por ser aplicado. Según explican Allen Bateman, experto en inundaciones, sequía y flujos de avalanchas; y Vicente de Medina Iglesias, experto en modelación numérica y en flujo de avalanchas e inundaciones.
Los investigadores españoles, que recientemente estuvieron visitando Colombia desarrollando charlas de actualización en temas de movimientos de masa en la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito, destacan que el país ha avanzado mucho más que otros en el mundo en el análisis de cómo se comportan y cuáles son las áreas de riesgo.
“Lo que pasa es que cuando un fenómeno gana mucha visibilidad como está pasando ahora nos da la sensación de que no se ha hecho nada, pero hay mucho avance y su legislación es de las que yo he visto más evolucionadas. Se atreven a cosas que en otros países no. Ustedes hablan de torrencialidad, y en otros países eso es un tema tabú porque no sabemos lo que es. Pero aquí tienen una legislación y unas guías metodológicas valientes en ese sentido. Entonces no se lleven la sensación de que no se hace nada. ¿Se puede hacer más? Por supuesto. Pero es un problema del cual los expertos son conscientes y trabajan en ello ”, asegura Medina, quien es doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
Pero para ambos expertos, lo que ahora viene es la parte más compleja: hacer que las construcciones y desarrollo de núcleos poblacionales empiecen a adaptarse a esos conocimientos. Para ellos, que ya han trabajado en la capacitación de más de 100 ingenieros de distintas universidades de Colombia, si bien la ejecución de estos planes de ordenamiento tiende a ser lenta, es necesario que Colombia acelere en su capacidad de mejorar el ordenamiento, teniendo en cuenta que ante un escenario de cambio climático con mayores precipitaciones y un aumento de la población, lo que se verán son más movimiento en masa.
“Lo que creo que va a pasar es que habrán avalanchas con más frecuencia. Lo que hay que hacer es trabajar más rápido en todos estos temas. Han empezado a crecer bastante las metodologías de los fenómenos. Y creo que hay que empezar a aplicarlo, pero depende del territorio y el territorio es de la gente. Entonces hay que hacer leyes e implementar muchas metodologías para poder trabajar en ello. Y yo creo que ya pueden empezar porque ya tienen suficientes mecanismos para generar planes de riesgo”, destaca Bateman quien también es doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
Al respecto, según destaca la UNGRD allí lo relevante es que los distintos entes territoriales empiecen a aplicar los conocimientos que se tienen para corregir y prevenir la generación de nuevos desastres asociados a movimientos en masa.
“Es importante que los municipios del país desarrollen de manera adecuada los instrumentos de planificación que contempla la Política Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, entre los que se destacan: Planes Municipales de Gestión del Riesgo de Desastres; Estrategias Municipales para la Respuesta a Emergencias; Planes de Desarrollo y Los Planes de Ordenamiento Territorial”, señala la entidad.
Por su parte, agrega Gloria Ruiz del SGC, Colombia no puede parar de investigar y de desarrollar conocimiento científico que le permita medir aún más adecuadamente el riesgo de los movimientos en masa. Actualmente en conjunto con otras entidades, organizaciones y universidades el Servicio Geológico desarrolla un trabajo de actualización del mapa de riesgo con el cual pretenden llevarlo a una escala de 1:25.000, un producto científico, que permitiría de manera aún más exacta a la actual, entender cómo y dónde pueden afectarnos los derrumbes.
“Pero volvemos a lo mismo: no es solamente tener el conocimiento, aquí lo que se necesita es una alta concientización, desde los mismos niños en las escuelas. La importancia que tiene conocer el territorio para poder no solamente utilizarlo sino habitarlo de manera adecuada. Por ejemplo, el tener vacas en las laderas no es bueno para las laderas porque eso genera deslizamientos, pero también es la forma de sustento de muchas familias. Hay que además de tener el conocimiento hacer unas grandes campañas de educación para poder definir nuevas formas de utilizar el territorio pero de la manera que tenga un menor impacto sobre la inestabilidad. Conociendo esas zonas donde se presentan esos niveles de amenaza alta, en esa zona se deberían evitar determinadas prácticas”, finaliza la experta.