Ecoturismo y paz: receta para cuidar tesoros de la Macarena

Que el proceso de paz permitió entrar a territorios desconocidos para la mayoría del país no es un secreto. Firmados los acuerdos con la extinta guerrilla de las Farc, los colombianos pudieron por fin entrar a zonas que el conflicto armado había mantenido escondidas. Ahora, el reto es que se puedan aprovechar esos espacios, muchos de ellos con importantes recursos naturales, sin afectarlos.

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Pero hay apuestas que van más allá de ese reto. En el sur del departamento del Meta, con el municipio de Mesetas como epicentro, la Corporación Natupaz quiere enfrentar la deforestación y proteger los distintos ecosistemas ubicados en cercanías al Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, al tiempo que ofrece alternativas de empleo comunitario. Esencialmente quiere que lo que la paz dejó al descubierto pueda ser apreciado por los colombianos a través de un turismo de conservación, responsable y sostenible en el tiempo, pero sobre todo organizado y comunitario.

De Natupaz hacen parte nueve empresas, todas se apoyan entre sí ofreciendo distintos productos y servicios relacionados con el turismo de naturaleza y han organizado la Ruta Sierra de la Macarena, un circuito de distintos atractivos turísticos como rafting, senderismo, deportes extremos y aviturismo, entre otras actividades.

Todas están basadas en que los tesoros que hay en el sur del Meta deben ser conocidos, pero también protegidos y disfrutados con responsabilidad. Por eso, con apoyo de Visión Amazonía, iniciativa del Gobierno que busca reducir las emisiones por la deforestación en la Amazonia colombiana, a través de un modelo de desarrollo sostenible, habitantes de los distintos municipios que hacen parte de la Ruta Sierra de la Macarena se han capacitado para ofrecer sus servicios de manera segura, pero también revisando, por ejemplo, cuál es la capacidad de carga de los escenarios turísticos, que van desde impresionantes y cristalinos ríos hasta cascadas de más de 100 metros o bosques tupidos repletos de avifauna.

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De hecho, el pasado 5 de junio Natupaz recibió de Visión Amazonía y el Ministerio de Ambiente varios apoyos para desarrollar ese turismo entre 30 guías turísticos que fueron certificados en distintas actividades, y se les entregaron los equipos para actividades como rafting, kayak y avistamiento de aves: botes, remos, chalecos salvavidas, binoculares y cámaras fotográficas y de video.

La ecuación es simple, según explicó el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa: si las comunidades ven en el bosque protegido una oportunidad para el desarrollo y una economía estable, no desarrollarán actividades de deforestación o afectación a los bosques, pues es conservar los recursos naturales lo que hará competitiva a la región.

Pero nada de eso sería posible sin la paz, dice Jesús Martínez, dueño de las empresas que hacen parte de Natupaz. Él, que tuvo que enviar a sus hijos fuera del departamento cuando la guerra no permitía a nadie entrar, recuerda haber vivido también todas las grandes bonanzas destructivas que han afectado al departamento.

“En los setenta fueron las pieles, en los ochenta llegaron por las maderas finas, en los noventa fue la marihuana, y luego, la coca y el conflicto armado”, asegura. Hoy ve la paz y el turismo como una oportunidad para que los más jóvenes tengan y vivan un futuro distinto, algo que no pudieron tener sus dos hijos mayores, pero que él sueña sí puedan tener sus hijos menores, de entre 5 y 14 años.

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El mayor atractivo de la zona sin duda es el rafting a través del cañón de Güejar. Con aguas tranquilas de color verde esmeralda, la aventura empieza en Puente Limón, en el municipio de Mesetas, y termina 17 kilómetros después, en la finca La Resevera, uno de los negocios que hacen parte de Natupaz.

En el camino se pueden apreciar 16 diferentes cascadas mientras se pasea en un recorrido de 3 a 4 horas en promedio, y atraviesa formaciones rocosas típicas de un escudo guyanés. Es como atravesar en medio de apretados edificios de rocas y árboles. El rafting a través del río penetra un ecosistema tan perfectamente conservado que fácilmente uno se pregunta si lo que está viendo es real o si es, por el contrario, una película de Hollywood.

Pero también hay otras opciones para los que les gusta caminar y la tranquilidad. Escondidas en un bosque donde en algún momento guerrilleros de las Farc no permitían a nadie entrar, cuatro impresionantes cascadas forman cristalinos lagos donde las personas pueden bañarse.

Todo esto, en la punta norte del PNN Serranía de la Macarena, que ahora se abre al mundo como un activo para proteger, conocer y disfrutar.

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Si usted decide ir, la mejor época para apreciar el cañón es en diciembre, enero y febrero, época de temporada seca, cuando es más fácil su navegación, pero si lo suyo es la adrenalina, las épocas de invierno en el Llano son más fuertes entre agosto y septiembre, cuando encontrará ríos con más fuerza y caudal, lo que hará la visita más exigente y emocionante.

Para llegar desde Bogotá es necesario conducir por 6 horas hasta el municipio de Mesetas, o bien, llegar a la ciudad de Villaviencio y de allí salir hacia Mesetas. En redes sociales e Internet puede encontrar a Natupaz y sus distintas empresas, además de conocer la oferta turística que tienen, con la cual esperan mostrar y al tiempo proteger de manera responsable las joyas naturales que hoy posee del departamento del Meta.

EDWIN CAICEDO 

REDACTOR MEDIOAMBIENTE

@CaicedoUcros

@ElTiempoVerde