Nuestra casa, el planeta Tierra, es mucho más frágil de lo que muchos creen y necesita de la atención y cuidado de todos.
.La Unión Europea y sus 28 Estados están contribuyendo de forma decisiva a las políticas medioambientales, climáticas y económicas que permiten cuidarlo eficazmente.
Este demanda un cambio profundo de mentalidades, un esfuerzo educativo y, sobre todo, perseverancia y determinación en la implementación de políticas públicas innovadoras capaces de producir una verdadera transformación social y económica a nivel local, nacional e internacional.
El Acuerdo de París sobre el cambio climático, a pesar del anuncio de la salida de Estados Unidos, es un instrumento fundamental para el futuro de nuestro planeta, nuestras sociedades y nuestras economías.
El avance en cuanto a las ratificaciones ha sido extraordinario: entró en vigor el 4 de noviembre del pasado año, y ya lo han ratificado 149 países representando más del 82 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Colombia lo acaba de hacer dando un ejemplo al mundo al unirse al grupo de países conscientes de que el acuerdo no es un fin en sí mismo, sino un medio para construir un futuro común basado en la convivencia y en el respeto del medioambiente.
La UE lleva más de dos décadas de experiencia aplicando ambiciosas políticas climáticas. Hemos demostrado que es posible reducir emisiones y mantener el crecimiento económico, que los mercados de carbono pueden funcionar bien, que las tecnologías de bajo carbono y de eficiencia energética pueden renovar y hacer crecer el sector industrial y generar más empleo, que se pueden tener marcos regulatorios eficaces y que la incorporación de políticas climáticas en sectores como la energía o el transporte puede ser un importante motor de desarrollo.
Y estamos preparados para compartir estas experiencias con nuestros socios internacionales.
Sabemos que cada país debería incorporar los aspectos climáticos en sus planes, presupuestos y políticas. Sin embargo, los países con más recursos tienen una responsabilidad añadida en apoyar a los Estados más vulnerables o con menos capacidades.
Se trata de un esfuerzo colectivo para compartir la carga financiera de la transición hacia economías bajas en carbono y resilientes al cambio climático.
Trabajaremos juntos para afrontar uno de los retos más desafiantes de nuestro tiempo.
La UE ha comprometido cerca de 20 por ciento de sus fondos de cooperación en proyectos climáticos para el periodo 2014-2020 y asignó el 40 por ciento del presupuesto del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas para programas climáticos. Solo en 2015, esta ayuda ascendió a más que 17.000 millones de euros a nivel mundial.
Colombia también se beneficia de esta cooperación a través de proyectos como el de la agricultura climáticamente inteligente (5 millones de euros) o la conservación de los páramos (6,25 millones de euros).
De hecho, Colombia ha sido uno de nuestros socios más importantes tanto en el camino hacia el Acuerdo de París como actualmente en escenarios internacionales donde es necesario defender la lucha contra el cambio climático, proteger los ecosistemas y buscar mecanismos de conservación del agua. No en vano es el país que tiene casi el 50 por ciento de los páramos del mundo.
La economía circular
La lucha contra el cambio climático ofrece oportunidades de encontrar nuevas y mejores formas de producir y consumir, de invertir y comerciar, de generar empleo.
Así nace el concepto innovador de ‘economía circular’, basado en la vieja máxima de que en la naturaleza nada se desperdicia, todo se transforma.
Adoptando esta idea en términos económicos y sociales, significa que estamos construyendo un futuro donde la palabra ‘basura’ es reemplazada por el término ‘materia prima secundaria’.
Estamos construyendo un futuro donde la palabra ‘basura’ es reemplazada por el término ‘materia prima secundaria’.
La idea esencial de la economía circular es cambiar el paradigma clásico de la economía lineal, donde se produce, se usa y se botan los residuos. A cambio, se quiere reciclar, repensar y reutilizar nuestros recursos de manera inteligente.
Este concepto permite ahorrar energía, reducir costos para productores y consumidores, aliviar la presión humana frente a la naturaleza, fomentar la innovación, creatividad y competitividad y crear nuevos ejemplos y sectores en la economía.
Desde el 2015 desarrollamos una estrategia común y animamos a nuestras economías nacionales a que incorporen esta visión.
Se establecen incentivos para empresas que produzcan artículos más verdes y reciclen sus residuos.
Tenemos como objetivo reciclar 65 y 75 por ciento de los residuos municipales y de envases hasta 2030.
El concepto de economía circular se está extendiendo poco a poco a nivel internacional y la Unión Europea y sus Estados organizan misiones especiales de cooperación destinadas a buscar socios internacionales, compartir mejores prácticas e identificar oportunidades para empresas.
Colombia es también protagonista en este tema. Por eso, una delegación, incluyendo representantes de las instituciones europeas y más de 50 empresarios de distintas naciones visitarán el país entre el 17 y 19 de octubre próximo.
La agenda incluye actividades en Bogotá y la participación en el Foro de Economía Circular de las Américas (Feca) en Medellín.
Este encuentro es importante para subrayar que el crecimiento verde y sostenible no es una idea ingenua e irreal, sino un modelo y una realidad viable y fundamental para el futuro de la economía.
Los océanos
No se puede hablar sobre acciones climáticas sin mencionar el rol que tienen los océanos.
Juegan un papel fundamental en la regulación del equilibrio climático global de la Tierra: absorben el calor y lo redistribuyen en el mundo a través de las corrientes marinas y las interacciones con la atmósfera.
El aumento de las concentraciones de gas de efecto invernadero en la atmósfera comporta una elevación de la temperatura media de los océanos y determina un aumento de la acidez del agua, poniendo en riesgo muchas especies y ecosistemas, así como a las comunidades humanas que viven en zonas costeras.
A pesar de que ellos cubren más del 70 por ciento de nuestro planeta, su fragilidad parece subestimada.
Para contrarrestar esta situación, el 2017 ha sido declarado el Año de los Océanos, y a principios de este mes Suecia y Fiyi coorganizaron la ‘Conferencia de las Naciones Unidas sobre cómo conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible’.
En apoyo a esta iniciativa, la UE acogerá en octubre la conferencia internacional ‘Nuestro océano 2017, un océano para la vida’ en Malta, donde una nueva generación de líderes mundiales, científicos, empresarios y representantes de la sociedad civil buscarán soluciones para proteger la vida marina, fomentar la pesca sostenible y reducir la polución.
Los participantes tendrán la oportunidad de asumir compromisos voluntarios, similares a lo que Colombia presentó en el 2016, en los que el país se comprometió a cuadruplicar el área protegida del Santuario de Fauna y Flora de Malpelo.
Finalmente, no olvidemos que el hito siguiente en la lucha contra el cambio climático es la COP 23, que se reunirá este noviembre en Bonn (Alemania), dónde la comunidad internacional se congregará para continuar con la tarea de implementar de forma eficaz el acuerdo político de París, produciendo verdaderos cambios que permitan defender nuestro frágil planeta.
La protección de nuestra casa común para las generaciones futuras es un trabajo de todos, y nos complace seguir al lado de Colombia en esta tarea, que es también construcción de paz.
Por los embajadores de los Estados de la UE en Colombia*
* Embajadores de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Finlandia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumania, Suecia y la Unión Europea