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Esto es lo que el mundo pierde con el devastador incendio en Australia

1.250 millones de animales han muerto calcinados y 8,4 millones de hectáreas han sido devastadas.

Foto: EFE

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Al recordar los canguros incinerados por el voraz incendio que se registra en los últimos siete meses en Australia, Rae Harvey, directora de la fundación Wild2Free, no para de llorar. 
En víspera de Año Nuevo, el lugar que funcionaba como hogar de paso para canguros quedó carbonizado. Aunque ella logró refugiarse de las llamas, algunos de estos animales no sobrevivieron. “Había mucho fuego y humo, no pensé que algo o alguien sobreviviera. Ellos son mi familia, fue cómo perder a mi familia”, le dijo a la agencia de noticias AP.
Lo más desgarrador de su relato es el momento en el que algunos canguros sobrevivientes, con heridas leves, regresan a sus brazos buscando un poco de agua.
Harvey ha dicho en su página de Facebook que sigue esperando el regreso de los que aún están desaparecidos. La alienta ver que otros canguros salvajes han llegado en busca de refugio a su predio. Por ahora, ha recibido ayuda estatal y donaciones para recuperar el hogar que construyó hace 16 años para proteger a estos animales.
Lamentablemente, su historia se repite en otros santuarios de Nueva Gales del Sur, la zona más afectada y en donde precisamente se estimó que hasta el pasado 8 de enero el número de animales muertos llegó a 800 millones, según el profesor Chris Dickman, de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Sídney.
Dickman se basó en un estudio poblacional de solo el área de Nueva Gales del Sur, e incluye mamíferos (no incluye murciélagos), aves y reptiles (no incluye ranas), insectos y otros invertebrados. El impacto nacional fue de más de 1.250 millones de animales muertos, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) de Australia.
Sin embargo, algunos expertos critican esta cifra. Para Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, experto en deforestación de bosques, el problema de esta cifra es la falta de contexto.
“Mil millones de animales muertos no nos dice nada si no sabemos cuál es la distribución total y la vulnerabilidad de los animales. Porque si perdemos un animal en peligro de extinción, es gravísimo, pero si perdemos especies que quedan en otros ecosistemas, es severo pero recuperable”, dice.
Esta desgarradora pérdida incluye “miles de valiosos koalas en la costa centro-norte de Nueva Gales del Sur, junto con otras especies como canguros, ualabíes, petauros, canguros rata, cacatúas y aves de la familia Meliphagidae. Muchos bosques tardarán décadas en recuperarse. Además, algunas especies pueden haber sido llevadas al borde de la extinción. Hasta que los incendios desaparezcan, el alcance total del daño será desconocido”, dijo Dermot O’Gorman, director de WWF en Australia.

Foto:EFE

Lucky, el canguro que resistió a los incendios

Cuando la voluntaria Sarah Price encontró un bebé canguro asustado, pero milagrosamente vivo en la bolsa de su madre moribunda, le pareció oportuno llamarlo Lucky (Suerte). Madre e hijo habían salido vivos de las llamas que devastaron Australia, pero, horas después, la madre murió por estrés agudo y se sumó a los mil millones de animales que han perecido en los incendios desde septiembre.
Suerte fue instalado en una bolsa en una habitación oscura y se recupera lentamente. Come y bebe con frecuencia. Su situación es alentadora, en medio del desastre que conmocionó incluso a los voluntarios acostumbrados a estos incendios estivales.
“El número de animales rescatados o que necesitan ser atendidos no es el que habíamos previsto”, manifestó a AFP Sarah Price –quien trabaja para el grupo de rescate de vida silvestre Wires–, dando a entender que “muchos perecieron en los incendios”.
Igual que los canguros, los koalas se han convertido en la imagen de este desastre ambiental. Para su caso, las estimaciones de los daños causados a la biodiversidad ponen por encima a este marsupial, pues a diferencia de los canguros o las aves, estos no tienen la misma facilidad para alejarse rápidamente de las llamas. Se podría decir que son más vulnerables. Incluso, hacen parte de la lista de especies vulnerables a la extinción, solo un paso por encima de los que están en peligro de extinción.
Jóvenes ecologistas de Fridays for Future muestran un cartel con el mensaje "Australia arde, el planeta arde", este viernes, durante la sentada que han convocado frente a la embajada australiana en solidaridad por los incendios que asolan el país.

Jóvenes ecologistas de Fridays for Future muestran un cartel con el mensaje "Australia arde, el planeta arde", este viernes, durante la sentada que han convocado frente a la embajada australiana en solidaridad por los incendios que asolan el país. Foto:EFE

Reflejo de la crisis climática

En términos de vegetación, se estima que 8,4 millones de hectáreas han sido devastadas por el fuego, según WWF Australia. Un área un poco más grande que el departamento del Amazonas (Colombia). Solo en Nueva Gales se quemaron 4,9 millones de hectáreas. En este estado, unos 2.700 bomberos aún trabajan para contener unos 122 incendios, la mitad de ellos fuera de control. De ahí que el Gobierno anunció 1.375 millones de dólares para reconstruir comunidades afectadas.
El vínculo entre el calentamiento global y los incendios forestales es muy claro para algunos científicos. Nerilie Abram, investigadora del clima en la Universidad Nacional de Australia, explicó a la organización de noticias ambientales Inside Climate News esta relación: “El aumento de la temperatura conduce a más días de fuego extremo. El cambio hacia los polos de los vientos del oeste del hemisferio sur aleja las lluvias de Australia, lo que provoca una tendencia de ambiente seco a largo plazo que hace que el paisaje sea más vulnerable a la quema”.
Otra de las cifras que ilustran la gravedad de lo ocurrido es el aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Los fuegos de Australia casi suman en tres meses sus emisiones anuales. En un comunicado del Ministerio de Minas y Reducción de Emisiones de Australia, en el 2018, el país oceánico emitió 532 millones de toneladas de CO2, pero con los incendios forestales, solo en siete meses se han liberado más de 350 millones de toneladas de CO2, según el reporte de la base de datos de Emisiones de Incendios Globales de la Nasa.
El aumento de la temperatura conduce a más días de fuego extremo. El cambio hacia los polos de los vientos del oeste del hemisferio sur aleja las lluvias de Australia
De acuerdo con Fernando Valladares, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, “Australia registra algunas de las zonas más contaminadas del mundo. Muchas regiones cercanas a los focos se asemejan a Londres durante la era preindustrial”, debido a las neblinas de humo, porque, a pesar del sol, “la atmósfera se encuentra muy contaminada. Una situación que repercute sobre la salud humana”, afirma.
Sin embargo, la pérdida de esta vegetación no solo es grave por la liberación de C02. De acuerdo con el profesor Dickman, los animales que sobreviven huyen de su hábitat y llegan a áreas que no tienen los recursos para mantenerlos. “Otros serán víctimas de depredadores introducidos, como gatos salvajes y zorros rojos. Incluso para aquellas aves o animales que pueden huir a áreas no afectadas, rara vez podrán competir con éxito con animales que ya viven allí”, explica un comunicado la Universidad de Sídney.

Foto:AFP

A diferencia de los bosques amazónicos, los australianos son ecosistemas muy acostumbrados al fuego, pues “hay especies de plantas, árboles y arbustos con una alta capacidad de volver a crecer. Sin embargo, según Valladares, en esta temporada se han registrado fuegos muy intensos, que alcanzan temperaturas devastadoras y abarcan extensiones tan grandes que anulan los corredores para la fauna. Por eso, se ven marsupiales muy afectados por una movilidad limitada.
Además de las condiciones de viento, altas temperaturas y poca humedad, Botero asegura que la fuerza del fuego en Australia, que él llama “el apocalipsis de la biodiversidad”, podría obedecer a otros factores: “Grandes cantidades de población forestal que no dejan un espacio para cortar el fuego cuando se propaga. También ocurre por los bosques de eucalipto y por los procesos de transformación de sabanas a sabanas arboladas. Y, por supuesto, hay indicios de que sí hay gente que provoca los incendios”.
Esta situación está lejos de terminar y tiene el potencial de ser el mayor desastre de incendios forestales del último siglo. De acuerdo con Valladares, el momento “culminante” de la temporada de incendios australiana corresponde a finales de enero y a principios de febrero, dado que durante esta fecha “se acumula el calor y la sequedad, además de que la vegetación en el campo está muy seca”.
El director de WWF en Australia anunció que, una vez las llamas se apaguen, ayudarán a restaurar los hogares de los koalas y otros animales salvajes a través del programa Towards Two Billion Trees, para salvar y cultivar dos mil millones de árboles para el 2030. “Esto comenzará con la plantación de 10.000 árboles que se necesitan con urgencia en el hábitat crítico de los koalas”, dijo O’Gorman.
MEDIOAMBIENTE
*Con información de AFP

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