Todo productor de envases y empaques de papel, cartón, plástico, vidrio y metal que tenga sus productos en el mercado nacional deberá gestionar el 30 por ciento de los residuos para el año 2030, de acuerdo con la última resolución del Ministerio de Ambiente.
Con esta, la 1407 de 2018, se deja en evidencia la responsabilidad extendida del productor de reincorporar los envases y empaques convertidos en residuos al ciclo productivo.
“La resolución reglamenta el uso posconsumo de envases y empaques y da una responsabilidad a los productores para que hagan la gestión de esos residuos y tengan puntos limpios de recolección para hacer el aprovechamiento. Esto generará que cerca de 800 empresas estén vinculadas al programa. Va a tener un enorme impacto en el aumento de los niveles de reciclaje en el país”, explicó Luis Murillo, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Para finales del 2020, todos los productores deberán presentar ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) un plan de gestión ambiental de residuos, envases y empaques, que debe incluir estrategias técnicas, logísticas, económicas, de innovación y ecodiseño, educación y sensibilización a la comunidad.
Los productores tendrán que decir cuántas toneladas de residuos de envases y empaques van a reincorporar en el ciclo productivo
“Los productores tendrán que decir cuántas toneladas de residuos de envases y empaques van a reincorporar en el ciclo productivo. En la norma se establecieron estas metas”, explicó Carlos Jairo Ramírez Rodríguez, del grupo de sostenibilidad de los sectores productivos del Minambiente.
Una vez hayan presentado el plan, los productores deberán reincorporar el 10 por ciento de la cantidad de residuos de envases y empaques que hayan puesto en el mercado durante el primer año. Es decir, si pusieron 100 toneladas de residuos, deberán recuperar 10.
Esto irá aumentando en un 2 por ciento anual hasta el 2028. Al año siguiente, la recuperación de residuos tendrá que ser del 3 por ciento. De esta manera paulatina se procederá hasta completar el 30 por ciento en el 2030.
La idea fundamental es que se presenten planes colectivos. Según Ramírez, “hay posibilidad de que se presenten individuales, pero lo mejor es que sean colectivos, que muchas empresas y dueños de marca se unan y formen un solo colectivo. Esto genera mayor eficiencia y muchas economías de escala para disminuir los costos iniciales”, agregó Ramírez.
La norma excluye envases y empaques de residuos peligrosos, residuos de envases y empaques de madera y fibras textiles o naturales, distintas a papel y cartón, y empaques y envases de fármacos y medicamentos.
De acuerdo con Ramírez, con la aplicación de esta normativa habrá tanto beneficios ambientales como de naturaleza económica.
En primer lugar, se disminuye la presión sobre los residuos naturales vírgenes, al reincorporar material producido al ciclo. Así mismo, se llevan menos residuos a los rellenos sanitarios. Por otra parte, la mayoría de los procesos productivos realizados con material reciclado son más económicos. Con esta reglamentación habrá más eficiencia en el uso de los recursos y disminuirá la producción indiscriminada de bienes y servicios.
“A nivel empresarial, esto tiene una implicación: genero menos residuos cuando soy eficiente en el uso de los residuos. Un residuo es un indicador de la ineficiencia de un proceso productivo. Cuando soy más eficiente, gasto menos y tengo mayor productividad”, concluyó.
Esta reglamentación se sigue de la norma relacionada con las bolsas de colores, según la cual los distribuidores deben entregar bolsas verde, azul y gris que tengan leyendas para reciclar.
“Como motivamos la separación en la fuente, las bolsas van a seguir para eso”, concluye Ramírez.
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