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Poner el foco en lo positivo: una receta para sanar el dolor del alma
Andrea Ortega, pionera en el país de la psicología positiva, habla de los enfoques de esa corriente.
Con el paso de el tiempo, en Colombia se ha ido entendiendo la importancia que tiene, para la vida de las personas, la salud mental. Gracias a eso, buscar el consejo y el apoyo de especialistas en esta materia ha dejado de ser tabú.
La colombiana Andrea Ortega, fundadora y directora del Instituto de Ciencias de la Felicidad Florecer y presidenta de la Asociación Colombiana de Psicología Positiva, resalta la importancia y necesidad de esta corriente en la vida de las personas de Colombia y el mundo.
“La historia de la psicología tiene más o menos 150 años y el 99,9 por ciento de las investigaciones han estado centradas en la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y la bipolaridad, entre otros trastornos; es decir, muy enfocada en los aspectos negativos, en lo malo que está con el ser humano", explica Ortega.
De acuerdo con la especialista, en algún punto hubo una disrupción en esta materia, y una corriente de investigadores se plantearon estudiar, con la misma seriedad y rigurosidad, lo contrario: lo que está bien con las personas.
"En 1999 el psicólogo Martin Seligman definió este enfoque de la psicología que, como una sombrilla, abarca campos de estudio que se interesan en los aspectos positivos de la experiencia humana. Concretamente la resiliencia, el perdón, la esperanza, la espiritualidad, la compasión, la empatía y el crecimiento postraumático”, asegura Ortega.
Andrea Ortega Bechara, directora en Colombia
del proyecto ‘Construyendo comunidades que perdonan’. Foto:Cortesía de Andrea Ortega
Andrea cuenta que a partir de su experiencia personal con la depresión, una enfermedad que la afectó por un largo periodo de tiempo, descubrió en la psicología positiva el camino que transformaría su vida. En ese orden de ideas tomó la decisión de dedicarse, después de terminar su carrera de pregrado en derecho, al estudio de esta disciplina que también le daría propósito y dirección a su vida.
Cuando una persona se encuentra mal, el enfoque tradicional de la salud mental logra traerla al neutro, a la normalidad. Mientras que desde la psicología positiva se potencia, por ejemplo, la emoción: “En otras palabras, es la diferencia entre un joven que se puede levantar por las mañanas en un estado normal y otro que se levanta con los ojos brillantes y con ganas de hacer algo porque tiene un propósito, metas, ánimo, entusiasmo y una verdadera felicidad”, puntualiza la experta.
La directora de Florecer encuentra en este enfoque de la psicología una oportunidad para ayudar a aquellas personas que han pasado por crisis que involucran situaciones negativas de violencia, desplazamiento, catástrofes naturales e incluso las causadas por la pandemia, que disparan los niveles de ansiedad, depresión y estrés.
Sin embargo, aclara que la aplicación de las herramientas para su manejo no es igual para todas las sociedades, y de hecho varía de acuerdo con las experiencias que han tenido que afrontar. “Es como un traje a la medida”, enfatiza Andrea Ortega.
“Hemos encontrado que las personas ven en la espiritualidad y, sobre todo, en la religiosidad un factor protector y un gran alivio -dice-, en esos ámbitos la esperanza juega un papel fundamental en el bienestar de las personas (...) La esperanza se caracteriza principalmente porque la persona que tiene este rasgo desarrolla unas estrategias muy concretas para cumplir unos objetivos también concretos”, puntualiza.
Herramientas desde la psicología positiva
Andrea Ortega propone desde la psicología positiva algunas herramientas esenciales para las personas.
La primera de ellas es el perdón, que tiene dos componentes esenciales: el mental y el emocional.
El componente mente entraña la decisión de perdonar; conscientemente la persona decide que, pese a las injusticias de las que ha sido víctima por parte del Estado, instituciones u otras personas, no va a reaccionar con venganza o violencia. Eso no significa -aclara Andrea Ortega- dejar pasar...
El segundo componente, el emocional, implica soltar la ira, la amargura, el dolor y todos los sentimientos negativos y armarse, en su lugar, de estrategias más concretas para reparar los daños.
La segunda herramienta es la resiliencia, esa “capacidad de rebotar”, de caer y poder levantarse. Vale anotar que eso no significa obtener una cura de inmediato; de hecho, se vale quedarse estancado en el dolor por un tiempo, pero así mismo tener la valentía y la fuerza de seguir adelante con la vida.
La tercera abarca prácticas de mindfulness (consciencia plena de la realidad) a través de las cuales se aprende a distanciarse de esa voz interior que muchas veces causa frustraciones o irritaciones. Es decir, apartar aquellos pensamientos que buscan sabotear y llevar a la negatividad los eventos cotidianos.
Con estas herramientas se busca identificar esa voz externa, que ayuda a reaccionar de una forma más tranquila y, como se dice popularmente, evitar “darnos tanto palo”. En otras palabras, de este modo las personas pueden empezar a identificar aquellos “detonantes” que cada cual tiene y tomarlos con más calma.
Una investigación mundial sobre el perdón
Desde su experiencia y trabajo, Andrea Ortega se propuso apoyar a entidades, instituciones educativas, empresas y comunidades en el desarrollo de competencias personales ligadas al bienestar de las personas, echando mano de herramientas como el perdón y la resiliencia, dos componentes que, asegura la experta, deben ser transversales a la realidad del país.
Al frente de Florecer, primer Instituto de Psicología Positiva en Colombia -inaugurado con la primera visita al país de Martin Seligman, quien lo incluyó en la red mundial de consultoría en el tema- Ortega busca poner al alcance de todos la ciencia de la psicología positiva, la inteligencia emocional y la neurociencia para crear sociedades en las que todos puedan identificar y potenciar las habilidades que permiten tener éxito, pero también bienestar. Desde este instituto creen en el potencial humano y en la capacidad para maximizarlo a nivel individual y colectivo.
Cabe resaltar que Andrea Ortega dirige en Colombia la investigación mundial sobre el perdón con la propuesta Construyendo Comunidades que Perdonan, a través del método Reach Forgiveness que incluye a cinco países: Indonesia, China, Sudáfrica, Ucrania y Colombia.
Se trata de una iniciativa financiada por las universidades de Harvard y Hong Kong y la Fundación John Templeton, cuyos resultados se conocerán al finalizar este año.
Para Ortega, este tipo de intervenciones son indispensables en sociedades como la colombiana, que ha sido marcada por la inequidad, la falta de oportunidades y la violencia. Y de hecho resalta que el problema no es individual sino colectivo.
Su objetivo es invitar al gobierno a analizar los hallazgos de este estudio y sumarse a la implementación de metodologías de psicología positiva en los procesos de perdón de las comunidades azotadas por el conflicto; también, considerar la salud mental de las víctimas como un tema de salud pública, lo cual favorece no solo el proceso de sanación de las comunidades sino también el impacto en el sector salud, reduciendo las incapacidades y tratamientos relacionados con la depresión, la ansiedad y el miedo.