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Ana Vargas en su lucha contra el cáncer de seno: ‘Mi mayor prioridad es vivir’
La periodista de La W en Miami anunció a través de sus redes sociales que tiene cáncer de mama.
Ana Vargas tiene 31 años y es corresponsal en Miami. Foto: Instagram: @anacvargas
"Mi mayor motivación al contar mi historia es que las personas entiendan que el cáncer de seno también ocurre en menores de 40 años y que hay que tocarse; uno debe pararle bolas a su cuerpo".
Ana, de origen dominicano y con doble licenciatura, una en periodismo y otra en finanzas, se mantiene optimista y esperanzada frente a su diagnóstico. Confiesa que pocas personas lo sabían hasta antes de anunciarlo a través de un video en redes sociales, que decidió publicar "porque si hace un año yo hubiese visto un video así, me hubiese llamado la atención, impactado y le hubiera dado más importancia".
Ella se refiere a las señales de su cuerpo, como la bolita que sintió en uno de sus senos el último mes de su embarazo. "Si la gente supiera la diferencia en el tratamiento cuando se diagnostica temprano no tendría miedo y entendería lo importante de actuar tan pronto se sienta algo; hay que autoexaminarse", recalca desde su casa en Miami.
Más allá de contar su historia, usted enfatiza su interés en despertar conciencia en las jóvenes…
Sí, hay poca educación porque uno está acostumbrado a escuchar que este cáncer les da a las de 50, 60 años, pero la realidad es que esta enfermedad también existe para las menores de 40 o de 35, que es mi caso, yo tengo 31 años. Y también afecta a las que están en los 20, 22, 24. Si hay falta de educación en el tema, en este grupo poblacional aún más.
¿Por qué pasó más de un año hasta hacerse los chequeos médicos?
En el último mes de mi embarazo me sentí una bola, pensé que era un ducto y no le di importancia. Tuve a mi hija, hoy de 15 meses, y fui a la visita médica a las seis semanas del posparto, el doctor no me tocó los senos porque yo estaba lactando y no le di importancia, me olvidé de eso y no me seguí tocando. Y hace dos meses, estaba en el baño, y me la vuelvo a sentir. Yo dije ‘esto debe ser un ducto que está lleno, cogí la máquina extractora de leche, me la puse y empieza chupa, chupa, y veo que la bola no se va. Ahí dije ‘¡Ay, Dios! Qué raro'.
¿Ahí es cuando decide consultar al médico?
Sí, cuando voy el doctor no estaba y la enfermera me dice que había el 95 por ciento de probabilidades de que no tuviera nada. Pero le pedí el referido para una mamografía, me lo da para un ultrasonido para que esté más tranquila. Me dieron cita para el mismo día, eso nunca pasa en esta ciudad, en este país en general.
Para llegar a esa instancia, usted confiesa que se dejó guiar por su instinto…
Todo pasó rapidísimo. Si yo me hubiese quedado en que tengo 31 años, en que sé que no tengo historial de cáncer en la familia, no hubiese ido al médico. Y si me quedo con lo que me dijo la enfermera ni siquiera me hago el ultrasonido, pero por suerte seguí el instinto. Tarde que lo seguí, un año tarde (después de sentirse el bulto), pero ¡lo seguí!
¿Solía hacerse el autoexamen?
Uno está acostumbrado a escuchar que este cáncer les da a las de 50, 60 años, pero la realidad es que esta enfermedad también existe para las menores de 40 o de 35, que es mi caso, yo tengo 31 años
Es tan impresionante, hace dos meses cuando me hicieron el ultrasonido y se confirma que es cáncer de seno, descubren que también está debajo de las axilas y yo nunca me las había tocado.
Después de que los médicos me dijeron eso, llegué a mi casa, me toqué y estaba ahí, pero era inexistente para mí. Ese es el problema, una cosa es bañarse y otra es chequearte el seno y, si hay algo, hacerle caso, porque a veces uno les tiene miedo a los doctores y no quiere ir, prefiere vivir en la ignorancia.
¿En algún momento tuvo sospechas?
A mí me hacen el ultrasonido y me revisan el lado derecho y todo bien y cuando empiezan en el lado izquierdo, la técnico se queda ahí pegada; yo ya sabía que había algo porque cuando un técnico se demora mucho y luego sale del salón y busca al doctor, algo está pasando. Esa angustia y que después te llamen por teléfono del Instituto del Cáncer es muy duro, por eso creo que está ese miedo (a consultar).
Ana es de origen dominicano. Estudió periodismo y finanzas. Foto:Archivo Particular
¿Cómo fue el momento en que le dieron el diagnóstico?
Quienes me hicieron la prueba ya estaban prácticamente seguros de que era cáncer. Sí, ahí sí tuve suerte porque fui a que me hicieran el ultrasonido en un centro muy bueno, el Instituto del Seno de Miami, y tan pronto lo vieron me agendaron biopsia para el día siguiente, mamografía y resonancia magnética para la semana próxima. Cuando me hicieron la biopsia, la doctora me dijo 'mira este ganglio y este tumor se ven muy anormales'. Ya tenía bastante certeza de que era cáncer. Desde que me hice ese ultrasonido tenía la certeza.
¿Qué sintió cuando se lo confirmaron?
Mi preocupación era que se hubiese esparcido para otra parte del cuerpo. Aquí todo es un poquito demorado, entonces esa ansiedad de saber si se había esparcido me afanaba, pero no. Hasta el sol de hoy es lo que más me preocupa y a la vez es mi mayor lección porque yo pienso que voy a superar el cáncer, pero siempre voy a tener el riesgo de que vuelva, y con eso me toca aprender a vivir.
Como me lo explicó mi doctora, el cáncer de seno tiene muchos apellidos, entonces la mayoría de los cánceres de seno crece con las hormonas que tiene la mujer, por ejemplo, con el estrógeno, con la progesterona, y tienen otro aditamento, una cosa que se llama HER2 positivo.
Mi cáncer se llama triple positivo y crece con todo. Es un cáncer agresivo porque además de estar en etapa tres, es grado tres. Hace 30 años era el peor dentro de los tipos de cáncer de seno, pero hoy en día hay una inmunoterapia que funciona maravillas; gracias a esta, las expectativas y los pronósticos son muy buenos.
¿Qué significa etapa tres?
Que el cáncer empezó el proceso de esparcimiento, que además de estar en el seno, que es el izquierdo, hay metástasis en los nódulos axilares. El estadio es un poco debatible porque no dan un estadio fijo hasta que no te operan; hasta el momento sí hay bastante certeza de que es etapa tres por el tamaño del tumor y por la cantidad de ganglios axilares involucrados.
¿Por qué su tipo de cáncer es atípico?
Mi cáncer se llama triple positivo y crece con todo. Es un cáncer agresivo porque además de estar en etapa tres, es grado tres
No tengo pariente que lo haya padecido y no tengo el gen del cáncer; usualmente cuando a una mujer joven le da este cáncer es porque tiene la mutación genética, y yo no tengo. También dicen que quienes toman pastillas anticonceptivas tienen alto riesgo, yo nunca tomé; no soy obesa tampoco, sino que me tocó este cáncer. Por eso es importante difundir el mensaje. Uno cree que no está dentro de la población que le puede tocar, pero simplemente todavía hay cosas que los médicos no saben.
Tras el diagnóstico recurrió de inmediato a un tratamiento de fertilidad…
Sí, porque yo quiero tener más hijos, por lo menos uno o una más. Uno de los problemas con el cáncer es que luego no podría tener más hijos. Me preocupaba eso, entonces me hice un tratamiento de preservación de fertilidad en Colombia con el doctor Ricardo Rueda, y me fue muy bien. Es mi primera lucha ganada en contra del cáncer de mama. Eso lo hice una semana después de que me diagnosticaron, porque hay que hacerlo antes de empezar la quimioterapia, y yo la comencé el pasado 5 de agosto.
Miranda, hija de Ana, tiene 15 meses. Foto:Archivo Particular
¿Qué sigue en su tratamiento?
Primero, me van a dar seis rondas de quimioterapia, ya he tenido dos y las termino en noviembre. En diciembre me operan y luego habrá radiación. Y empecé inmunoterapia al mismo tiempo con la quimioterapia. Termino la quimio, pero igual me sigo haciendo infusiones cada tres semanas de esta inmunoterapia hasta que se cumpla un año. Y después me toca hacer terapia de hormonas, probablemente por diez años. Pero ya es algo mucho más benigno que la quimioterapia. Digamos que la parte fuerte del tratamiento debería ser esta primera etapa, quimioterapia, operación, radiación.
¿Cómo ha cambiado su vida estos últimos dos meses?
El cambio más importante es que me ha tocado pedir más ayuda para cuidar a mi bebé y, claro, cuando te hacen quimioterapia, hay unos días que no cuentas con la fuerza que usualmente tienes. Miranda tiene 15 meses y no sabe lo que es el cáncer, ella simplemente quiere jugar, que la lleven al parque y pasear y, a veces, yo no tengo la energía para eso.
Y a nivel laboral…
La gente pensará que yo estoy al aire en La W porque me obligan o porque no tengo otra opción; pero eso no es así. Estoy porque quiero y puedo, la orden que tengo desde el presidente de Caracol, Felipe Cabrales, y Julio Sánchez Cristo, mi jefe, es que haga lo que pueda. Si no puedo trabajar, no trabajo, y eso no va a afectar en lo absoluto ni mí puesto ni todo lo que eso significa.
Además, mis doctores me han dicho que lo mejor es seguir con mi vida lo más normal posible. Es lo mejor para el tratamiento, y yo lo hago. Por esa parte, ha sido una gran ayuda porque uno se enferma y la primera preocupación es qué va a pasar con mi trabajo, no voy a trabajar igual, me van a botar. No ha sido mi caso.
¿Cómo su familia ha asumido su enfermedad?
Mi familia es muy chiquita, tengo a Mariana, mi mamá, y a María Rosa, mi hermana melliza, una de mis grandes adoraciones y que ya también se hizo los exámenes y está muy bien. Yo creo que la única persona para quien esto puede ser más duro, después de mí, es mi mamá. Ha sido duro para ella y está poniendo su máximo empeño por apoyarme en absolutamente todo.
En compañía de su esposo, Daniel Corcega, y de su hija Miranda. Foto:cortesía Ana Vargas
Con Daniel, alias Papito, ha sido maravilloso. Él es lo mejor, me ha apoyado de la A a la Z. Cuando se tiene cáncer y te quitan el pelo uno se preocupa de si va a ser atractiva para su pareja, siento que para mi esposo sigo siendo exactamente igual, me ha dicho que mi pelo no tiene mayor importancia, incluso me ayudó a raparme antes de hacer el video. He sentido mucho su apoyo emocional y también cómo me ayuda con la niña y a hacer las cosas que yo no puedo.
¿Cuál es su mayor motivación?
Ver a mi hija reír. Honestamente a mí no me queda mucho tiempo para sentirme mal, me distraigo mucho en mi trabajo y cuando lo termino llevo a mi hija al parque y, entre risas y correteos, se me va la tarde. Esa es mi mayor terapia.
Una lección de esta enfermedad…
Mis doctores me han dicho que lo mejor es seguir con mi vida lo más normal posible. Es lo mejor para el tratamiento, y yo lo hago
Hay algo que uno tiene que entender del cáncer y es que la vida sigue. A mí me han dicho muchos doctores, que a nivel de sociedad uno está acostumbrado a ver el cáncer como una enfermedad letal, y en la medicina el cáncer es una enfermedad crónica. Qué quiero decir con eso, que la vida sigue.
Obviamente, me encantaría no tener cáncer y no estar teniendo esta conversación en este momento, pero me tocó y no me queda de otra que seguir viviendo. O sea, no es opcional hacer tratamiento o no, por lo menos, no en esta etapa en que estoy. El tratamiento hay que hacerlo y punto. Igual tengo que seguir viviendo; no es opcional.
Algo que hemos aprendido al escucharla en La W es su manera desparpajada para hablar de sexo, incluso de sus propias experiencias. En esta etapa, ¿le preocupa su vida sexual?
¡Eh, jajaja! Sí me preocupaba, la verdad. El cuerpo cambia, hay cosas que uno no sabe que necesita hasta que se da cuenta de que las necesita. Yo tenía miedo que durante la quimioterapia no pudiera tener intimidad con mi esposo, entonces compramos un lubricante y ha funcionado fenomenal. O sea, hemos podido tener intimidad normal y digo lubricante porque es normal que durante la quimioterapia haya más resequedad, etc. Yo tenía miedo y decía ‘bueno, ahora mi cuerpo es diferente, ¿será que voy a ser atractiva para él?’. Y no ha habido problema. No es que uno sea como los conejos (de la famosa pila), pero pese al tratamiento hemos podido continuar con nuestra vida sexual.
¿Qué les dice a los que están diagnosticados con cáncer?
Aceptar que se tienen que sentir mal, que el diagnóstico choca y es duro. Cada quien tiene su forma de procesarlo y darse el tiempo de vivir su luto, pero hay seguir viviendo, confiar en la medicina y en Dios y en que, pese a las estadísticas, es una enfermedad única para cada persona. Traten de hacer las cosas que les dan felicidad, luchen por eso y por su vida, porque la actitud tiene un efecto impresionante en su tratamiento y recuperación.
Cáncer de mama en mujeres jóvenes
"Cada vez tenemos gente más joven con cáncer de mama en Colombia", dice José Joaquín Caicedo Mallarino, médico cirujano mastólogo y presidente honorario de la Asociación Ámese. El 32 por ciento de los casos es en menores de 50 años y el 12 por ciento, en menores de 40, según el estudio ACM 1 de la Asociación Colombiana de Mastología del 2012.
"Tengo pacientes de 20, 22 y 26 años con esta enfermedad, lo cierto es que estamos viendo mujeres a cualquier edad, incluso de 90 años debutando con este cáncer -precisa Caicedo Mallarino-. Es que cualquier mujer podría tenerlo; a más edad es más probable, por eso es aterrador en el caso de las más jóvenes", agrega el especialista.