
Rosa Elvira Cely: este árbol rinde homenaje a su memoria

Rosa Elvira quería ser psicóloga. Tenía una rutina en su día a día establecida: trabajaba de 8 de la mañana a 5 de la tarde en un puesto de comercio informal, vendiendo minutos de celular, donde le pagaban 25.000 pesos por día. Cuando salía del trabajo, se iba a una escuela pública en la que planeaba terminar su bachillerato, donde también estudiaba su agresor. Por la noche retornaba a su hogar, con su hija Juliana.
En el amanecer del jueves 24 de mayo del 2012, Rosa Elvira Cely fue encontrada con hipotermia, semidesnuda y con golpes en su cuerpo, cerca del cauce del Río Arzobispo, que atraviesa el Parque Nacional de Bogotá.
Ella tenía 35 años. Murió el lunes 28 de mayo, tras cuatro días de luchar por su vida en la unidad de cuidados intensivos del hospital Santa Clara. La barbarie que Javier Velasco Valenzuela cometió con ella marcó a su familia y al país.
Este hombre tenía antecedentes de feminicidio y carnal violento y aun así estaba en libertad. Sin compasión torturó, violó, intentó estrangular y empaló a Rosa Elvira.
Los registros, que hoy reposan en el expediente del proceso judicial, señalan que ella no se podía mover, pero logró llamar a la línea de urgencias 123, a las 4:47 de la mañana. En esa primera comunicación con la Policía, repitió más de tres veces que había sido violada mientras pedía que la ayudaran. La encontraron 90 minutos después.
Las instituciones culpadas por negligencia
Sus familiares demandaron al Distrito (Bogotá) por las actuaciones negligentes que tuvo en la atención, y por la falta de garantías ante la urgencia que Rosa Elvira reportó. Las autoridades respondieron culpándola de su violación y de su muerte, argumentando el factor de culpa exclusiva de la víctima.
La Secretaría de Gobierno de Bogotá argumentó, en un comunicado que, si la víctima “no hubiera salido con los dos compañeros de estudio después de terminar sus clases en las horas de la noche, hoy no estuviéramos lamentando su muerte”.
Las argumentaciones del Distrito, de culpar a Rosa Elvira Cely de su feminicidio, llevó a que un juez de Bogotá condenara a la Fiscalía, la Secretaría de salud y la Secretaría de Gobierno, por su responsabilidad en la falta de atención y revictimización.
La responsabilidad de la Fiscalía en el caso de Rosa Elvira Cely
Javier Velasco Valenzuela, quien atentó contra la integridad de Rosa Elvira tenía dos órdenes de captura por haber violado a sus hijastras y a una trabajadora sexual. Este también tenía una condena por haber asesinado a Dismila Ochoa Ibáñez, en el año 2002; por este hecho cumplió 19 meses en prisión ya que Medicina Legal dictaminó que debía recibir un tratamiento psiquiátrico intramural y controlar completamente el consumo de sustancias psicoactivas incluyendo el alcohol.
La hija de Dismila dijo que fue absuelto porque expusieron que él “estaba loco”.
La Fiscalía sabía que este sujeto era peligroso para cualquier mujer y niña. Debían corroborar que el hombre no ingiriera ninguna sustancia, pero hubo un actuar negligente de las instituciones que le permitió movilizarse con libertad en Bogotá y cometer el delito contra Rosa Elvira.
La responsabilidad de la Secretaría de Salud en el caso de Rosa Elvira Cely
La Secretaría de Salud nunca llegó al lugar de los hechos. La ambulancia que la transportó fue parada en mitad de la calle por un policía. Tampoco fue llevada al hospital más cercano porque no tenía seguridad social. En el centro médico donde fue atendida, no recibió una atención ni un tratamiento diferenciado ni especializado por haber sido víctima de violencia sexual.
Las heridas externas e internas en su cuerpo
Cuando fue atendida, encontraron que sus intestinos, su pelvis y su útero fueron destrozados por un palo que Velasco introdujo en su cavidad rectal. En el interior de su cuerpo encontraron residuos de origen vegetal.
Estuvo cuatro días en la Unidad de Cuidados Intensivos, donde sufrió un paro cardiaco, perdió la consciencia y fue ingresada a cirugía. Todos los daños que provocó el feminicida y violador en su cuerpo provocaron una peritonitis al interior de su cavidad abdominal que, al final, le produjo la muerte.
La lucha de su familia
Adriana Cely, hermana de Rosa Elvira, no sabía nada de temas de género, feminismo ni derechos humanos de la mujer. Tuvo la obligación de aprender para defender a su hermana y lograr justicia. En ese proceso, se unió a un grupo de mujeres que buscaban transformar al Estado Colombiano para que se reconociera que existía el feminicidio.
Las abogadas que impulsaron el caso y un grupo de mujeres sobrevivientes de tentativa de feminicidio promovieron un proyecto de ley.
Así, se aprobó en el Congreso de la República la Ley 1791 de 2015, también conocida como la Ley Rosa Elvira Cely, mediante la cual se tipificó el feminicidio: “causar la muerte de una mujer por su condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género”. Esta Ley protege a todas las mujeres. Establece que las penas deben estar en un rango de 250 meses (20 años) a 600 meses (50 años). También fijó obligaciones judiciales para este tipo de casos y otros deberes de las instituciones pedagógicas para identificar y prevenir la violencia de género.
Por su parte, Javier Velasco Valenzuela fue condenado a 60 años de prisión por el feminicidio de Rosa Elvira. Sin embargo, por aceptar los cargos, recibió una rebaja de penas y su condena definitiva quedó en 48 años físicos de prisión, sin derecho a rebajas. En este parque, en la ruta que lleva a la Avenida Circunvalar, está la placa de homenaje que recuerda el lugar donde Rosa Elvira Cely sufrió la agresión y donde las mujeres hacen diferentes acciones en su nombre.