¿Le regalaría a su hijo una muñeca? ¿Quién organiza el desorden después de una rumba en su casa? ¿Alguna vez ha descrito a alguna mujer como ‘poco femenina’? ¿Qué opina si ve a un hombre tejiendo en croché? Con preguntas como estas, que se responden virtualmente, la Unión Europea (UE) lanzó en Colombia la Escuela Nacional de Desaprendizaje de Machismo (Endema).
Esta apuesta, que, por lo pronto, opera digitalmente a través de las redes sociales, se da en el marco de la campaña #IgualdadEs, para promover la equidad de género y lograr espacios de reflexión, cuestionamiento y transformación alrededor del tema y de la discriminación que sufren hombres y mujeres por las prácticas machistas que continúan arraigadas en la sociedad.
“En esta fase de la campaña queremos llegar a los jóvenes, por eso hemos escogido la academia para este encuentro, pues es con la conciencia de ellas y ellos que podremos desaprender conductas machistas y promover la igualdad de género”, dice Patricia Llombart, embajadora de la Unión Europea en Colombia, en la presentación de la iniciativa.
Su objetivo es transformar la cultura y los imaginarios colectivos para eliminar conductas machistas y otras formas de discriminación que afectan a mujeres y hombres. Brigitte Baptiste, rectora de la EAN, se declara partidaria de ejercicios como el Endema, “porque permiten utilizar las capacidades de comunicación y de debates públicos que existen a través de las redes sociales, de los medios de comunicación y de las instituciones comprometidas para cuestionar una situación que es muy difícil atacar de otra manera”, explica.
En esto coincide Llombart, quien insiste en que las causas del machismo, en el mundo, son complejas y “se deben a los roles y estereotipos tradicionales de género y a una cultura de predominio masculina que se ve en lo empresarial y en lo político”.
Situación que se observa, por ejemplo, en el número de países que participan en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Según datos de la ONU, de los 193 países registrados, solo 10 son gobernados por mujeres. Sin embargo, en la actual legislatura del Parlamento Europeo (2019-2024) hay un aumento de la participación femenina que pasó del 36,4 por ciento al 40,4 por ciento.
En Colombia, la brecha es más grande si se compara con Europa, donde las mujeres ocupan el 33 por ciento de los cargos en las asambleas regionales, de acuerdo con la Unión Interparlamentaria y ONU Mujeres. Aquí, la cifra es del 15 por ciento en instancias de elección popular como las alcaldías, los concejos municipales, las asambleas departamentales y las gobernaciones. Y en el Congreso alcanzan una representación del 19,7 por ciento, según el Dane. De esta forma, Colombia se aleja del promedio de mujeres parlamentarias en la región de las Américas, que registra el 30 por ciento, y del promedio mundial, que es del 24 por ciento.
Machismo, al tablero
“Y como el tema de igualdad de género nos incumbe a todos y pasa por transformar masculinidades, se han generado piezas audiovisuales que buscan cambiar creencias como que los hombres no podemos llorar, vestir de rosado o bailar ballet y otros estereotipos que nos marcan”, dice Tito Contreras, oficial de cooperación de la delegación de la UE.
Baptiste avala este tipo de estrategias porque “nunca habrá un mecanismo formal que nos ayude a superar el tema del machismo, ya que las escuelas de pensamiento de género son de investigación, muy encumbradas en el tema, pero no en la práctica de un cambio cultural, un cambio que sí necesitamos”.
En ese sentido, Endema “propone cosas importantes como la medición voluntaria de prácticas cotidianas y espacios en los que nos sorprendemos machistas y que deberían ser cuestionados por todos y donde tenemos la alternativa de cambiar. Eso puede subirse a muchas modalidades de comunicación”, dice Baptiste.
Por eso además de las encuestas, módulos de videos y clases simbólicas con las que se trabaja, invita “a la sociedad, ONG, universidades y comités de convivencia laboral a acopiar ese material y replicarlo o hacer algo específico en su medio para atacar el machismo”, agrega la rectora de la EAN.
Y más allá de esta herramienta digital, se busca que desde las aulas de clase se trabaje en la generación de nuevos imaginarios colectivos, porque “las conductas machistas son naturalizadas y compartidas por hombres y por mujeres, y es en espacios de debate académico donde se pueden cuestionar y generar propuestas de transformación desde las miradas de los jóvenes, que al final logran trascender las aulas y tener unos impactos en sus entornos familiares y sociales”, puntualiza Andrea Hernández León, docente de la clase de Género y Diversidad de la Universidad EAN (electiva sociohumanística disponible desde el 2017).
Endema seguirá con su trabajo reflexivo hasta noviembre. Hasta el momento, 26.383 personas han participado en la encuesta digital, y de estas, el 70 por ciento ha ocupado la categoría de medianamente machista.
FLOR NADYNE MILLÁN MUÑOZ
Para EL TIEMPO