La oración más reconocida entre las dedicadas a la Divina Misericordia es la llamada Coronilla, que es definida por varios portales web especializados en la religión católica como excepcional.
Se lleva a cabo para pedir por la salud de un enfermo, incluso por su partida a los cielos durante su agonía, y también para orar para que cese una emergencia o una crisis.
De acuerdo con el medio de comunicación católico 'Vatican News', se recita utilizando un rosario normal y se sigue la siguiente secuencia de rezos: la Señal de la cruz, el padre Nuestro, el Ave María y el Credo.
Credo
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén
Luego debe decir el siguiente rezo; recuerde que es en el grano mayor del Rosario, cuando normalmente se dice el Padre nuestro.
Padre Eterno,
Te ofrezco
el Cuerpo, la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación
de nuestros pecados
y los del mundo entero.
Así mismo, en cada grano menor del Rosario, cuando normalmente se dice el Ave María, debe rezar de la siguiente manera.
Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Finalmente, debe repetir la invocación tres veces seguidas y concluir con una oración.
Invocación
Santo Dios,
Santo Fuerte,
Santo Inmortal,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Oración
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros tu mirada bondadosa y aumenta, tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos.
Amén.
Más noticias en EL TIEMPO
Redacción ELTIEMPO.COM