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Chinácota: el pueblo que busca plasmar la paz a través de murales
El municipio de Norte de Santander sueña con ser la galería a cielo abierto de arte del país.
Más de 100 murales al interior del municipio de Chinácota hablan sobre cultura, paz y tradiciones. Foto: César Melgarejo/ CEET
Si alguno de los municipios de Colombia puede considerarse el precursor de la paz en el país, desde tiempos de la Guerra de los Mil días (1899 -1902), es Chinácota, en Norte de Santander. Allí se dio la firma de un tratado entre el general conservador Ramón González Valencia y los jefes liberales Ricardo Jaramillo y Ricardo Tirado Macías y que sería uno de los primeros pasos para el restablecimiento y la consolidación de la paz entre partidos.
Chinácota, llamada la ‘Capital nacional de paz’, desde hace varios años le apuesta a convertirse en la galería a cielo abierto más grande de Colombia, bajo el desarrollo de proyectos culturales que tienen como eje central a la paz.
El proyecto inició en 2015 con la creación de los primeros murales bajo el lema ‘Por la paz de nuestros pueblos’, en donde más de 50 artistas de países de Latinoamérica, Centroamérica y Europa, realizaron 40 intervenciones. Desde entonces, a Chinácota han llegado más de 200 artistas para plasmar, junto con la comunidad, mensajes de paz en más de 120 murales del municipio.
“El fin del encuentro de muralismo es que la comunidad divulgue un mensaje de paz entre los pueblos, en donde se hace un proceso a priori del conocimiento del barrio, con la misma comunidad, se parte de talleres donde se construye memoria y sale a flote el imaginario del artista”, cuenta Diego Barajas, gestor cultural del municipio, al señalar que es la propia comunidad la que le aporta las ideas al artista para que este lo plasme en formas y colores.
El proyecto ha invitado a varios artistas de distintas partes del mundo plasman las ideas de la comunidad Foto:César Melgarejo/ CEET
Pese a que el arte urbano, en ocasiones, es estigmatizado, Chinácota es ejemplo de romper con este paradigma, ya que es la misma comunidad la que ha logrado hacer del muralismo el eje transversal para el empoderamiento comunitario que les permita exponer, de una manera creativa, su historia, cultura y la defensa por la conservación del medioambiente.
El proyecto se ha convertido en una bandera de todos los chitareros, ya que son ellos quienes se encargan, no solo de recibir a los artistas que llegan desde distintas partes del mundo, sino que atienden su alimentación, estadía, entre otros detalles. Asimismo, acompañan el proceso de creación de los murales para que el resultado final dé cuenta de las ideas de la comunidad.
De esta manera, en los primeros dos días, el artista se da a conocer a la comunidad y allí es donde inicia el proceso de intercambio de ideas y de socialización a través de talleres. Posteriormente, se comienza con el trabajo creativo sobre el mural.
los murales son piezas de arte en gran formato. el proceso dura en total 8 días en donde el artistas inicia con talleres y finaliza con la obra. Foto:César Melgarejo/ CEET
Así, además de sus atractivos naturales, Chinácota le ofrece a sus visitantes una ruta por cien murales que se realiza en bicicleta y que está dirigida por un guía que brinda detalles de las obras, los artistas y, por supuesto, la historia del municipio.
“El turismo de Chinácota ha aumentado en parte por la galería a cielo abierto. Las personas llegan a tomarse fotos, disfrutan del color y las formas. Antes éramos un pueblo gris que aparentaba soledad, pero ahora hay un sentido del color y la forma que le permiten a los turistas conocer nuestra memoria”, agrega Diego.
El festival se hace anualmente y espera este año, si la pandemia por el covid lo permite, llegar a su sexta edición. Son ocho días en los que, además de murales pintados en vivo, hay espacios de exposición, ponencias y semilleros de investigación que buscan contribuir con la consolidación de espacios pedagógicos en pro de la construcción de memoria colectiva.
El sueño de los Chitareros, es que el municipio cuente con más de 1000 murales que conformen la galería a cielo abierto más grande de Colombia, Foto:César Melgarejo/ CEET
“Chinácota está creciendo culturalmente a partir de su misma comunidad y de un proceso social que busca plasmar paz a través de murales. El sueño es llegar a mil murales y construir la casa del muralista o una academia de arte campesino, entre otros proyectos con los que la comunidad ya sueña para poder hacer de Chinácota la capital nacional del arte y de la paz con turismo sostenible, consciente y cultural ”, termina por concluir Barajas.