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Unas vacaciones sin el amigo 4G
¿Qué tal una desintoxicación tecnológica en este fin de año? ¿Acepta el reto de desenchufarse?
En los Camp Grounded de Digital Detox –para los que hay lista de espera–, la gente entrega su celular y todo dispositivo digital. Está prohibido hablar de trabajo y la idea es hacer actividades al aire libre, divertirse y conocer a otra gente sin prejuicio alguno. Foto: Camp Grounded
Bien sea por obligación o por devoción, o por una mezcla de las dos, desconectarse del celular, el computador e incluso del ‘router’ de casa se antoja una misión cada vez más difícil.
Pasamos gran parte del día conectados a internet por una razón u otra. El problema llega, sin percatarnos, cuando la necesidad o la costumbre se convierte en una necesidad, en una adicción. Es decir, cuando no podemos vivir sin saber qué pasa en el mundo virtual.
Esta adicción se caracteriza, según los psiquiatras, por una pérdida de control sobre el uso de internet y por el total desprecio a las consecuencias asociadas. Ante esta situación límite en la que las horas giran en torno a internet y el ‘teléfono inteligente’ manda, o no se puede gestionar de manera sana su uso, cada vez son más los que se interesan por el modelo de vacaciones sin 4G, o un ‘retiro’ para la desconexión.
Esto, a la par, hay que decirlo, de que cada día crece más el número de centros de rehabilitación para los adictos a las tecnologías.
Campamentos analógicos
Este campo ofrece más de 50 actividades distintas. "Aquí la amistad, los recuerdos y el aire libre" son lo más importante, dicen sus creadores. Foto:Camp Grounded
Los individuos de la ‘Generación Y’ y los millennials más tempraneros recordarán los campamentos en los que lo único que se enchufaba era una radio que nos proporcionaba música y que, con suerte, nos avisaba del clima para las próximas horas. El resto del día transcurría en la naturaleza, entre gritos, actividades al aire libre y risas.
Ahora, el número de los que anhelan estas experiencias va creciendo y la demanda de experiencias ‘desconectadas’ va en total aumento.
Digital Detox es una empresa dedicada a organizar este tipo de escapadas. Y hacen, desde eventos nocturnos, campamentos y retiros hasta workshops. Todo con el mismo hilo conector: los teléfonos celulares están prohibidos. Un ‘usted está aquí y ahora, y concéntrese en la situación y la gente de carne y hueso que lo rodea’.
Y parece que tienen éxito, ya que los campamentos Camp Grounded, por ejemplo, tienen lista de espera. Este es un espacio donde “los adultos se desconectan, se escapan y vuelven a ser niños”, se lee sobre el programa en la web de la empresa.
La idea es sencilla: tres días en los que se realizan más de cincuenta juegos y actividades como yoga, guerras de colores, meditación, escalada, senderismo, karaokes, fotografía analógica y hasta un concurso de talento. Cosas de humanos, dirían por ahí.
“Es un sitio seguro en el que puedes ser tú mismo y simplemente pasártelo bien”, dice un cliente en el videorresumen del campamento.
“Fue divertido ser libre y conocer a un montón de gente”, confiesa otra excampista.
Todos pasaron por el mismo rito: dejar todos sus aparatos electrónicos y no revelar sus identidades para que no importe de dónde viene cada uno, en qué trabaja, su cargo o cuánto dinero ganan o gastan al mes.
Un estudio de la organización Common Sense de 2018 indica que la adicción al teléfono móvil afecta hoy al 50 por ciento de los estadounidenses adolescentes y que más del 75 por ciento siente la imperiosa necesidad de mirar sus mensajes a cada momento. A lo que se suma que adolescentes y niños, y cada vez en mayor número, se pasan el día enganchados a YouTube, a las distintas redes sociales o a los juegos en línea, entre otras entretenciones digitales.
El Lindned Center of Hope (https://lindnercenterofhope.org) es un centro de salud mental en el que tratan diferentes desórdenes como el alimenticio, la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo y las adicciones a la tecnología. En este lugar tratan, desde algunos años, a niños y adolescentes que sufren algún tipo de dependencia relacionada con internet. Desde las apuestas online, el sobreuso de las redes sociales, adicción a la pornografía, al sexting o el juego en línea.
Una droga más
En los últimos años, el uso de la red ha ocupado el lugar de otras sustancias como el alcohol o las drogas. Al cerebro no le importa lo que sea, o si me lo meto por la nariz o por los ojos
El director clínico de los tratamientos para las adicciones, Chris Tuell, decidió comenzar con el programa ‘tecno’ después de ver varios casos en los que los adolescentes y jóvenes utilizaban internet como método de automedicación, según comentaba a los medios.
“En los últimos años el uso de la red ha ocupado el lugar de otras sustancias como el alcohol o las drogas. Al cerebro no le importa lo que sea, si me lo meto por la garganta o me lo meto en la nariz o lo veo con los ojos o lo hago con las manos”, dijo Tuell al periódico The Straits Times.
“Están produciéndose –agregó al mismo medio– similares procesos neuroquímicos en el cerebro que con otras adicciones”.
Pero hay que tener en cuenta que recuperarse de una dependencia a internet es diferente a hacerlo a otras sustancias, según los expertos.
Lo grave de internet y la tecnología es que es una parte esencial e inevitable del modo de vida actual, es decir, que está presente en los trabajos, en la educación y hasta en las relaciones sociales y personales. Y a diferencia de las drogas, no solo es socialmente aceptado, sino que se considera algo imprescindible.