Sofitel Barú Calablanca Beach Resort, la nueva apuesta para atraer turistas

A 25 minutos por mar desde Cartagena, en la zona central de Barú, se ve desde lo lejos la punta del iceberg del gran proyecto inmobiliario y hotelero Sofitel Barú Calablanca Beach Resort, que acaba de abrir sus puertas a los viajeros de todo el mundo.

Operado por la cadena sa de lujo del grupo Accor, tiene 10 torres con 187 modernas y confortables habitaciones (22 suites y suite presidencial); tres restaurantes, que prometen un viaje por la gastronomía internacional; siete bares; spa con cabinas, sauna, hammam y salón de yoga, y más de 932 metros cuadrados para reuniones con tecnología de punta.

El proyecto aspira a convertirse en una de las mejores propuestas de playas colombianas y turismo de lujo hacia mercados internacionales. Y es que esta zona del Caribe goza de arenas blancas y aguas cristalinas, que son su más valiosa carta de presentación, junto con la reconocida hospitalidad que caracteriza a Sofitel, cadena que llegó al país en 1995 con la apertura del Sofitel Legend Santa Clara.

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Este complejo hotelero que tiene un área de 19.750 metros cuadrados construidos busca equilibrar el diseño arquitectónico y la naturaleza, apostando a la sostenibilidad ambiental. “Es el primer y único hotel en Barú y en el Caribe colombiano en tener la certificación LEED, la más reconocida a nivel mundial para construcciones sostenibles”, dice Philippe Trapp, COO luxe & lifestyle brands de Accor en Suramérica.

David Mulin, gerente general del Sofitel Barú Calablanca, asegura que “es un hotel consciente del medioambiente que contribuirá a posicionar y potenciar el destino Barú en el segmento mundial de turismo de lujo. Este paraíso tropical lo tiene todo: biodiversidad, paisajes naturales y una identidad cultural que lo hace único en el Caribe”.

Sin duda, esta es una gran fortaleza pues Barú tiene más de 8.000 metros cuadrados de playa y una valiosa biodiversidad con 60 especies de corales, 153 de crustáceos, 244 de moluscos y 513 de peces, además de aves migratorias, el 40 por ciento de la biodiversidad del Caribe colombiano.

Para Thomas Dubaere, CEO Accor Suramérica, “esta apertura es relevante para la región, ya que está alineada con la estrategia de desarrollo en los países hispánicos y con el segmento de lujo y ocio, con una infraestructura sin igual”.

Sofitel se caracteriza, además, por la alta calidad de su oferta gastronómica.

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Por eso, de la mano del chef francés Patrice Guaus, el restaurante y bar Calablanca ofrece sabores de la cocina colombiana y mediterránea con técnicas ancestrales e ingredientes de la granja a la mesa.

La cultura es otra de las banderas con las que trabaja este nuevo resort, con la idea de dar a conocer la música, las artesanías, la gastronomía y las costumbres de los habitantes de la zona.

El hotel, cuya inversión fue 100 millones de dólares, es solo la punta del iceberg, pues este enorme proyecto, que pertenece al Grupo Argos, propietario de la tierra y socio del desarrollo; Arquitectura y Concreto, gestor y constructor, y Pei, el vehículo de inversión inmobiliaria, promete ser uno de los resorts vacacionales más grandes de Colombia y de esta región con el Condominio de Playa Calablanca.

Contará con villas y condominios con vista al mar, senderos ecológicos, restaurante, spa, canchas polideportivas, piscina, gimnasio y club de playa, y podrán disponer de los servicios del hotel.

Sus constructores dicen que han trabajado en la protección del entorno natural y el cuidado del ecosistema minimizando el consumo de agua potable y energía, con el uso de es solares. Afirman que han estado en o con la comunidad para trabajar proyectos sociales y económicos y fortalecer el desarrollo de la isla, como la construcción del parque para niños en el corregimiento de Ararca, y proyectos para promover productos y artesanías de la región.

Artículo escrito por invitación del Sofitel Barú Calablanca Beach Resort.