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Los Cabos, un viaje al ‘fin de la tierra’: lo que debe saber para visitar este destino
Situado en México, es conocido por su gastronomía y hotelería de lujo. Crónica.
Las famosas rocas puntudas donde está el arco de Los Cabos. Foto: Istock
El fin de la tierra no es desolado, oscuro y mucho menos frío, como se podría llegar a pensar. Es todo lo contrario. Los Cabos (México), el paradisiaco destino que fue bautizado así por ser el último pedazo de tierra firme que tiene ese país y, de paso, el norte del continente al lado del océano Pacífico, abraza a los turistas con temperaturas que en 350 días, de los 365 del año, alcanzan los 30 grados centígrados.
Son el complemento perfecto para que el mar y el desierto se encuentren aquí.
El intenso calor se siente desde el instante en el que se pone un pie en este municipio mexicano ubicado en la península sur de Baja California, rodeado por el océano Pacífico y el mar Cortés. Llegar allá, desde Colombia, toma siete horas y media si se sale desde Bogotá.
"Parece un club gigante", dice un compañero mientras empezamos a recorrer San José de Los Cabos. En esta pequeña ciudad –una de las dos que tiene el municipio y que habitan apenas 136.000 personas– las calles no tienen vallas publicitarias ni están rodeadas de altos edificios.
En vez de esto, hay tierra árida que contrasta con las montañas verdes que se ven al fondo, extensos campos de golf, altas palmeras que marcan los caminos por donde transitamos y que comparten su espacio con cactus de dos, tres y hasta cuatro brazos.
Vista general de Golf & Spa Resort, un hotel donde no se iten menores y el descanso, la relajación y buen comer son la prioridad. Foto:Cortesía
Las calles del interior de San José de los Cabos conducen a los resorts cinco estrellas que abundan en la costa. Más de la mitad de los 95 hoteles que hay a lo largo de Los Cabos están pensados para toda la familia, pero hay otros que tienen una oferta pensada exclusivamente para parejas o amigos, como el Secrets Puerto Los Cabos Golf & Spa Resort, un hotel donde no se iten menores y el descanso, la relajación y buen comer son la prioridad.
A diferencia de otros destinos en México, aquí el español poco se oye, pues gran parte de los visitantes provienen de Estados Unidos, gracias a la cercanía que hay con el estado de California. La magia de Los Cabos lo ha convertido en el destino favorito de los estadounidenses y también de algunos millonarios. Y es que parte del desarrollo turístico del ‘fin de la tierra’ se debe a la fusión de las culturas estadounidense y mexicana que se mezclan a diario aquí, aunque la cultura azteca –y especialmente sus sabores– son lo que prevalecen.
Diana Gutiérrez, una choyera –como se les dice a los que nacieron en Los Cabos–, cuenta que en la década de los 60 el hijo del general Abelardo Rodríguez, presidente de México (1932 y 1934), se casó con una actriz estadounidense. Ambos construyeron el hotel Palmilla, el primero de lujo de Los Cabos. “Así empezó el turismo de lujo acá”, cuenta Diana, quien además relata que a medida que pasó el tiempo se construyeron otros resorts de este estilo que han sido la atracción de varios famosos.
“En uno de los hoteles que queda hacia el Pacífico se casó Keith Richards, uno de los Rolling Stones. Por estos hoteles empezaron a venir artistas y personalidades, entonces gracias a eso, desde que empezamos, el nivel acá fue muy alto y elevado. Eso nos da ventaja”, dice orgullosa esta choyera.
Pero los grandes hoteles no son sus únicas virtudes. Hay un aspecto que cada vez está atrayendo a más turistas, especialmente latinos: la gastronomía. La naturaleza es el mejor aliado para hacer realidad el placer de probar comida mexicana como tacos, tortas, sopas y moles, pero llevados a la orilla de la frescura y el lujo de la mano de reputados chefs.
San José del Cabo es una ciudad turística del extremo sur de la península de Baja California, en México. Foto:Istock
Si a usted es de los que les gusta comer sus alimentos completamente frescos, la recomendado es que vaya a Acre Resort, un oasis en medio del desierto, donde podrá tener una clase personalizada de tres horas para hacer platos de alta cocina con las frutas o vegetales que ellos mismos cosechan y animales marítimos que pescan ese mismo día.
Ahora, si de exclusividad se trata, en San José del Cabo hay restaurantes de cocina de autor donde la creatividad de los chefs es lo que marca la diferencia. Uno de los imperdibles es el restaurante Don Sánchez, del premiado chef Edgar Román. Su gastronomía mexicana está centrada en los mariscos, por eso entre sus platos destacados está su taco de langosta con costra de quinua, hecho con tortilla de harina frita en salsa macha que le da un tono rojizo.
El horno de leña que tienen le agrega un sabor especial a otros platos icónicos de Román, como el codillo de cerdo asado que con solo pasarle el tenedor suavemente se desprende su carne. O la coliflor asada con puré de faba con un toque de chipotle ahumado.
Quien viaja a México no se puede ir sin probar sus famosos tequilas y uno de los más exclusivos lo encuentra acá. Apenas uno ingresa al restaurante Clase Azul, en San José del Cabo, lo primero que ve no son mesas ni comida, son vitrinas llenas de las icónicas botellas de cerámica con forma de molinillo de pimienta que son pintadas a mano con las tradicionales figuras aztecas.
En estos envases hay tequilas reposados hechos con agaves pocos comunes, como el de cenizo o papalote. La mayoría han sido reposados por ocho meses en barricas de whisky americano. En el restaurante, por supuesto, se pueden acompañar las comidas con esta famosa bebida que calienta la garganta sorbo a sorbo.
Su exclusividad es tal que hay botellas que cuestan alrededor de los 55.500 pesos mexicanos, es decir, 13 millones de pesos colombianos, y vienen con su propia maleta. La gastronomía, sin duda, es la columna vertebral del turismo en Los Cabos. Por eso son el complemento perfecto para otro tipo de experiencias que son únicas del destino.
Por ejemplo, están las famosas rocas puntudas donde está el arco de Los Cabos, un capricho de la naturaleza donde se mezclan las aguas del mar Cortes y el Océano Pacífico.
Para llegar hasta allí zarpamos de la bahía de la ciudad Cabo San Lucas –otra que compone este municipio– a las 6 de la tarde en el barco restaurante de dos pisos Animalón by the Sea, del chef Javier Plascencia, un reputado cocinero que lleva los tradicionales sabores mexicanos de Baja California a la orilla del lujo.
En ese momento, el sol aún estaba arriba y el cielo sin una nube. En una perfecta sincronía, mientras el barco va dejando atrás el puerto y adentrándose en el mar en un recorrido de tres horas, el cielo se va pintando con líneas moradas, naranjas, rosadas y amarillas.
La vista se puede disfrutar mientras a la mesa van llegando los alimentos que conforman el menú de cinco tiempos. Desde el barco, además, es posible ver, si se tiene suerte, los leones marinos que habitan allí. A menudo salen a saludar en las rocas que pueden escalar o en ‘La Lobera’, una piedra plana de piedra caliza donde se acuestan.
Ahora, si usted busca algo más tradicional como mole, arroz, totopos, frijoles y quesadillas hechas a mano, también lo encontrará, pero con un detalle adicional: mientras su paladar se deleita con estos sabores, al fondo pasará de vez en cuando una fila de camellos que van caminando a la orilla de la playa del mar de Cortés.
La mayoría provienen de circos que fueron cerrados en California (Estados Unidos). Uno de los que vive en este recinto ubicado en el rancho Tierra Sagrada, a 45 minutos al norte de Cabo San Lucas, se llama Hércules, pesa una tonelada, tiene nueve años y es el más grande de México.
Aunque por su peso pareciera ser intimidante, es todo lo contrario. Su nobleza hace que sea fácil acercarse a él. Es tan cariñoso que lo pudimos acariciar y tomarnos fotos con él mientras lo alimentamos.
Para montar a estos tiernos mamíferos no es necesario viajar hasta el desierto del Sahara. En este rancho tienen un safari que permite tener esta experiencia por 20 minutos.
Un balanceo lento de lado a lado se empezó a sentir a medida que los camellos, que portan un poncho mexicano, avanzaban por un camino rodeado por cactus que nos dirigió a la playa desde donde apreciamos la vista del mar azul que se confunde con el cielo.
Al terminar el safari, nos esperaba una degustación muy ‘chingona’, como dirían los locales. “Subo la cima, bajo la cuesta, me tomo el tequila que nada me cuesta. ¡Salud!”, dijo Jesús, el guía que nos llevó por un viaje de sabores entre tequilas y mezcales típicos de la zona que se preparan a partir de la fermentación y destilación del agave.
Ahora bien, justo en la mitad entre Cabo San Lucas y San José del Cabo –ambos conforman el municipio de Los Cabos– está la playa Santa María rodeada por dos grandes rocas de granito que bloquean el fuerte oleaje y permiten que el atractivo principal también sean los animales, ya que se puede hacer snorkel para ver cientos de peces en el mar de Cortés, que se caracteriza por su color azul rey y sus temperaturas frías que son un alivio para el intenso calor que se siente en el día.
Su , al igual que todas las 25 playas paradisiacas que tienen certificación ‘blue flag’ en Los Cabos, es gratuito. Esto es una ventaja que ofrece el destino, pues en varios hoteles hay a las playas, pero no es posible nadar por el fuerte oleaje. Desde mediados de diciembre hasta abril, además, es posible presenciar el avistamiento de ballenas grises y jorobadas que migran hacia estas aguas para dar a luz a sus ballenatos y aparearse.
Su desierto, su mar, su famoso arco rocoso y su calurosa temperatura, en definitiva, son los aliados principales de Los Cabos para hacer que este destino sea ideal para desconectarse de la rutina, vivir experiencias de lujo únicas y probar platos mexicanos exquisitos de la mano de chefs de renombre. Como dice Diana, “los Cabos es un estilo de vida, no es nada más un destino. Te puedes quedar en un hotel, descansas, tienes lujos, un hermoso spa, pero luego puedes salir a encontrarte con el mundo”.
Con invitación del Fideicomiso de Turismo de Los Cabos