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Los tours ‘a la gorra’ llegaron para quedarse
Pese a las críticas iniciales, los denominados free tours están en constante crecimiento.
A quienes ofrecen este servicio se los identifica rápidamente por los paraguas de colores, que saltan a la vista en zonas turísticas. Foto: iStock
Las propuestas para abaratar viajes y salidas impulsadas por plataformas digitales siguen en pleno crecimiento.
Así como se impusieron diferentes modalidades de alojamiento informal lideradas por Airbnb y de traslados, con el crecimiento de Uber y Cabify, entre muchas otras, ahora están en plena expansión los llamados free tours.
Estos ‘free tours’ hoy son ofrecidos por cerca de cincuenta empresas en Europa. Foto:Adriana Garzón
Estos recorridos turísticos guiados, que generalmente se hacen a pie, no tienen un costo fijo, sino que se entrega una propina al guía cuando finaliza la actividad.
La modalidad de pago “a la gorra”, que está creciendo en todo el mundo, también acerca a los ciudadanos locales la posibilidad de hacer paseos por sus propias ciudades, sin costo fijo, donde cada participante decide el precio según su criterio en cuanto a calidad y servicio brindados, especialmente en estos tiempos de pandemia y restricciones a los viajes.
Los free tours tienen un camino recorrido: comenzaron en Berlín en los primeros años de este siglo y se expandieron rápidamente, primero por las principales capitales europeas y luego alcanzaron prácticamente a todas las ciudades del Viejo Continente y cruzaron otras latitudes.
De ser solo en inglés, se fueron sumando recorridos en diferentes idiomas. Actualmente hay más de 50 empresas que ofrecen este servicio a los turistas en Europa.
Se los identifica rápidamente por los paraguas de diferentes colores, según la empresa, que pueblan las zonas céntricas de las principales ciudades. El modelo de negocio es que los guías deben pagarles una comisión a las plataformas web por cada participante que reciben.
Un comienzo difícil
Como sucede con muchas nuevas propuestas, los free tours también despertaron polémica al principio: encontraron resistencia, en primer lugar, por parte de guías y agencias tradicionales, que los consideraba competencia desleal y los acusaba de poner en riesgo de precarización a la profesión, dado que no se exige que los guías sean oficiales.
Alberto Gutiérrez, fundador y CEO de Civitatis, una de las tantas plataformas que ofrecen estas salidas en diferentes ciudades del mundo, reconoce que hubo sitios problemáticos y hay otros que siguen siéndolo. “No puedes ponerle puertas al campo, es una evolución natural que sigue creciendo desde que empezó y no hay requisito legal que lo prohíba. Además, los propios guías que criticaron este modelo están haciendo free tours”, explica desde España.
En la web de Civitatis se ofrecen 57.200 actividades en más de 2.500 destinos repartidos en más de 100 países del mundo, incluido Argentina, donde cuentan con 70 tours gratuitos que se incorporaron de forma masiva el último año.
Del boicot al elogio
Los free tours se caracterizan por ser recorridos a pie y en la calle. No se suele ingresar en museos y otros atractivos turísticos que requieran guías autorizados.
Gutiérrez aclara que, aunque personas que no son guías podrían ofrecer estas salidas, en su plataforma solo trabajan con empresas registradas de cada país, que son las que designan a sus guías.
“Los guías son profesionales y muchos son de los que hasta hacía un tiempo realizaban visitas de pago. Nos pasó en muchos destinos con guías que estaban boicoteando esto y de repente deciden hacerlo y se quedan con este modelo porque están ganando más dinero que antes. Es natural que recibe muchas críticas, pero una vez que lo prueban se dan cuenta de que ganan más, que tienen más clientes”.
¿Por qué ganan más? La explicación de Gutiérrez es que reciben mucha más gente que antes y hacen hasta el triple de salidas. “Los free tours sustituyeron a la visita guiada a pie convencional; gracias a estos recorridos hay un renacimiento de los paseos culturales, que son la que más gente están moviendo ahora mismo. El resto de los servicios siguen siendo pagos, como los traslados y las excursiones en autobús, barco, y las que incluyen visitas y comidas”, agrega.
La duda que genera en todos los participantes es cuánto debe ser una propina justa.
Generalmente los propios guías, cuando empieza el circuito, se encargan de contar cuánto costaría un tour convencional para orientar a los presentes. En el exterior, se suele dejar entre 10 y 15 dólares, pero, claro, la decisión está en cada uno.
En Argentina, por ejemplo, las opciones de free tours se multiplican. Aunque muchas están destinados a turistas extranjeros, que dejan su propina en dólares, también reciben asistentes argentinos con pesos en sus bolsillos. En la oferta porteña, por medio de diferentes plataformas y redes, se puede encontrar tours barriales, como los circuitos que recorren La Boca, Recoleta, Palermo, Puerto Madero y San Telmo; también temáticos, por ejemplo, por locaciones de películas famosas. En el interior hay propuestas en Bariloche, Mendoza, Puerto Iguazú, Salta y La Plata, entre otros destinos.