El tiempo que dedicas a tus hijos contribuye al buen desarrollo de su personalidad, sin embargo, las ocupaciones diarias pueden resultar agotadoras y muchas veces no sabes en qué momento decir: es suficiente. Pero tranquilos, los expertos recomiendan que cada día, debes jugar con tu pequeño, por lo menos, media hora.
“Cuando hablamos de media hora de juego nos referimos a media hora de tiempo de calidad con el objetivo de mitigar un poco todo lo que consume la vida cotidiana. Media hora es poco tiempo, pero sirve si garantizamos treinta minutos de exclusividad”, apunta la licenciada Marisa Russomando, especialista en crianza y maternidad.
Para la especialista, es importante que durante este tiempo toda la familia se desconecte de los dispositivos digitales y que el momento sea mucho más práctico, dejando de lado todos los temas de trabajo y, por supuesto, de las redes sociales.
No te límites y realiza actividades diferentes, los juegos no pueden estar guiados a lo tradicional, hay muchas posibilidades y, lo más importante, un mundo de imaginación en la cabeza de tu hijo.
Integrarlos en lo cotidiano
En la media hora, puedes sacarle partido a las tareas cotidianas para convertirlas en momentos que compartes con tus hijos. “Todo puede ser tiempo de calidad: desde bañarlos hasta invitarlos a cocinar con nosotros, ir al supermercado o pasear al perro”, asegura Russomando.
Sin embargo, agrega que este tiempo no es para aliviar la culpa de los padres por no pasar tiempo con los niños, sino también, una oportunidad para conocerlos y entrar en su mundo.
La educación y el juego
Algunas veces, los padres ven al juego como una excusa para enseñar datos: los colores, los números, las formas, las letras, sin embargo, la licenciada Gabriela Nelli explica lo siguiente:
“Lo lúdico es un aprendizaje en sí. A través del juego los niños incorporan el mundo entero, así que no hace falta agregarles más. Después irán a la escuela. El juego didáctico puede estimular, pero eso no significa que luego aprenderán más o mejor “, aclarando que todos los procesos deben darse a su debido tiempo, y que el juego por si mismo es un medio de enseñanza que forma en ellos capacidades de decisión y habilidades de desarrollo.