Andrés Federico Bello tiene 23 años, una afectación en su visión y el oído derecho, secuelas por una fractura en el fémur izquierdo y fisuras en la pelvis. Además, perdió varias facultades cognitivas tras un siniestro vial en la autopista Sur.
Él iba en una bicicleta y lo atropelló una moto en el año 2020. Duró un mes inconsciente en una Unidad de Cuidados Intensivos y el segundo mes estuvo consciente; pero sufría de delirio.
“A mi me inducen a coma porque el dolor era tan fuerte que no dejaba de quejarme y moverme y cuando desperté estaba en el hospital y no sabía qué pasaba”, cuenta Andrés Federico.
Su caso en la Fiscalía General terminó porque decidió conciliar con el motociclista. Sin embargo, hoy, cuatro años después, considera que no estaba en las facultades mentales para haber tomado esa decisión, ya que el siniestro había sido muy reciente.
Andrés Federico quedó con secuelas físicas y cognitivas tras el siniestro. Foto:Red PaPaz
Sin aún saber la ‘factura’ que le pasaría tal evento de tránsito, concilió por una suma de dos millones y medio, la que, según dice, no le alcanzó ni siquiera para ir a la terapias y a las citas médicas a las que tuvo que asistir por un año.
“Uno se pregunta por qué me pasó a mí, la vida te cambia y ni siquiera sabes de quién fue el error. Ahora cada vez que doy una respuesta, me demoro pensándola. Perdí algunas de mis capacidades sociales. Demoré un año en procedimientos médicos; pero decidí pausarlos. Tenía que continuar con mi vida”, asevera.
Aunque, a menudo, los victimarios se afanan en lograr conciliaciones, para las víctimas no siempre estos arreglos terminan siendo una compensación real ante las secuelas que dejan los siniestros viales.
Aunque fue su decisión, hoy Andrés la lamenta y considera que el protocolo para resolver esos casos debería considerar el estado físico y mental en el que se encuentran los lesionados.
*Este artículo se realizó en colaboración con la coalición civil por la seguridad vial. Todas las muertes en las vías son prevenibles. Es inaceptable que en Colombia mueran más de 8.000 personas al año. #NadieNaceParaMorirEnLaVía
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