En cumplimiento de una sentencia proferida por el Tribunal Superior de Bogotá, una familia cristiana conformada por tres hermanos, sus esposas e hijos, en el año 2004, presionada por la guerrilla de las Farc, tuvo que abandonar de manera forzada sus predios, acaban de retornar a sus tierras ubicadas en zona rural de La Macarena, Meta.
La diligencia de devolución de los predios Los Naranjos, de e118 hectáreas y 2 mil 285 metros cuadrados, y La Esmralda, de 95 hectáreas y 2 mil 342 metros cuadrados, estuvo a cargo de funcionarios de la Unidad de Restitución de Tierras (URT), del Juez Promiscuo Municipal de La Macarena y el acompañamiento de la Fuerza Pública.
Los hermanos y sus esposas, en el año 2004, adquirieron los predios, en donde residían, tenían cultivos de pan coger y establecieron sede de la Iglesia Universal de Jesucristo, en el área urbana de La Macarena.
La desdicha para ellos comenzó meses después, cuando guerrilleros del frente Yarí de la extinta guerrilla de las Farc agudizaron las presiones, les prohibieron reunirse y predicar, aduciendo que los cristianos advertían a la población sobre el riesgo de la presencia guerrillera en la zona.
La restitución ocurre en cumplimiento de una sentencia proferida por el Tribunal Superior de Bogotá Foto:Cortesía Unidad de Restitución de Tierras.
A las constantes presiones y exigencias de extorsiones, se sumaron los asesinatos de un pastor y de tres de esa iglesia, a finales de 2004, por lo tanto, se vieron obligados a cerrar el templo y luego en 2015 a abandonar sus predios de forma definitiva para salvaguardar sus vidas.
Una de estas familias tuvo que desplazarse a Villavicencio, pero tuvieron muchas dificultades económicas y por eso regresaron a La Macarena en 2007 y en esa época dos de sus hijos se incorporaron al Ejército.
Así se ve la finca de la familia. Foto:Cortesía Unidad de Restitución de Tierras.
Después de prestar el servicio militar, uno de los jóvenes fue reclutado forzosamente por la guerrilla para que prestara sus servicios a la insurgencia y con el tiempo logró escapar con un fusil, unas grandas, municiones y proveedores que entregó al Ejército.
Por el fusil, la guerrilla les exigió el pago de 30 millones de pesos, de los cuales pagaron 21.000.000 que tuvieron que sacar prestados y el saldo se estaba pagando a pequeñas cuotas.
El director de la URT en Meta, César Santoyo Santos, indicó que “la restitución va más allá de devolver la tierra despojada, en razón a que el proceso permite el retorno en condiciones dignas y asegura la puesta en marcha de proyectos productivos y mejoramiento de vivienda, para las familias reconocidas como víctimas en los fallos”.
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