Una expedición en una cueva, ubicada en la localidad sa de Ariège, apenas a unos kilómetros de la frontera con España, llamó la atención de muchas personas alrededor del mundo.
El experimento ‘Deep TIme Adaptation’, liderado por el explorador franco-suizo Christian Clot, buscaba medir los efectos que un confinamiento extremo tendría en el cerebro humano.
La idea, según Clot, partió de las cuarentenas vividas en el mundo a raíz de la pandemia por covid-19.
(Si nos visita desde la app de EL TIEMPO puede ver la foto aquí) Él decidió explorar los efectos en una persona que se interna en un aislamiento más extremo durante un periodo de cuarenta días.
¿El ‘refugio’? La cueva Lombrives.
El experimento contó con siete hombres y ocho mujeres, de 29 a 50 años, todos en buenas condiciones de salud, de diferentes campos laborales y muchos sin experiencia en la ciencia de la espeleología (encargada de estudiar morfología y formaciones geológicas de las cuevas).
Los detalles del experimento fueron compartidos por Clot en distintas entrevistas. Aseguró que desde el 14 de marzo de este año, cuando inició el confinamiento, la aventura consistió en convivir dentro de la cueva sin luz natural, a una temperatura de unos 10 grados centígrados y con altos niveles de humedad.
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La electricidad la obtenían de una bicicleta, pues pedaleaban para crear energía. Además, disponían solo del agua potable proveniente de un pozo a unos 45 metros bajo tierra.
Los partícipes de este escalofriante confinamiento fueron monitoreados todo el tiempo por dos laboratorios, uno en Francia y otro en Suiza. Estos centros estudiaban las interacciones de los participantes con el paso de los días, sus reacciones y hasta los patrones de sueño.
El pasado sábado 24 de abril finalizó el experimento.
Los participantes usaban gafas oscuras para proteger sus ojos y sombreros para cubrir sus rostros, pues pasaron bastante tiempo en la oscuridad de la cueva.
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“Todos estamos bien de salud y eso es lo más importante”, declaró el líder del experimento a los reporteros ses que llegaron al lugar.
Según Clot, el experimento fue completado con éxito, no se presentaron altercados e, incluso, algunos estaban ‘tristes’ por la salida del encierro.
“En nuestra cabeza, eran unos 30 días los que habían pasado, así que nos llevamos una enorme sorpresa cuando vimos a los dos responsables para anunciarnos que la misión había acabado”, aseguró el líder.
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El análisis busca comprender cómo los cerebros y los cuerpos se sincronizan a un entorno particular en el cual pueden cambiar las nociones del espacio, del tiempo y de las relaciones sociales.
Por el momento los resultados del experimento son evaluados desde las áreas de la cognición, psicología, psiquiatría y sociología.
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