En su homilía durante la misa del Miércoles de Ceniza, el papa Francisco instó a la reflexión sobre un mundo sumido en lo "social", donde "todo debe ser expuesto y ostentado".
En este inicio oficial de la Cuaresma, el pontífice destacó la importancia de este periodo de purificación que ayuda a despojarse de las máscaras y el maquillaje que usamos para aparentar ser lo que no somos.
"Significa mirarnos por dentro y tomar conciencia de quiénes somos realmente quitándonos las máscaras que a menudo usamos, disminuyendo el ritmo de nuestro frenesí, abrazando la verdad de nosotros mismos. La vida no es una actuación", expresó el Papa.
En la basílica de Santa Sabina en Roma, el líder religioso encabezó la ceremonia de imposición de la ceniza. Sin embargo, debido a sus conocidos problemas de movilidad, el pontífice optó por no participar en la procesión previa, como pasó en años anteriores.
El papa Francisco, además, resaltó que la Cuaresma es una invitación a adentrarse en lo profundo de uno mismo, dejando de lado la superficialidad que empuja constantemente a buscar reconocimiento y iración.
Francisco lleva 10 años siendo Papa. Foto:iStock
"Sin darnos cuenta, nos encontramos sin contar más con un lugar secreto donde detenernos y custodiarnos a nosotros mismos, inmersos en un mundo en el que todo, incluso nuestras emociones y sentimientos más íntimos, debe volverse 'social'", lamentó el pontífice.
Y agregó: "Pero, ¿cómo puede ser social lo que no brota del corazón? Hasta las experiencias más trágicas y dolorosas corren el riesgo de no tener un lugar secreto que las custodie: todo debe ser expuesto, ostentado, entregado al parloteo del momento".
Francisco llamó a los fieles a practicar la oración silenciosa y no temer en despojarse de los aspectos mundanos para volver al corazón y lo esencial de la vida.
Esta celebración del Miércoles de Ceniza, marcada por la procesión en la colina romana del Aventino, contó con la presencia de cardenales, obispos, clérigos, monjes benedictinos y dominicanos, así como algunos fieles.
Al concluir su mensaje, el Papa bendijo la ceniza y luego el cardenal Mauro Piacenza, Penitenciero Mayor, la impuso sobre su cabeza, antes de proceder a hacerlo con el resto de los asistentes de la misa.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de EFE, y contó con la revisión de un periodista y un editor.
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